Cuando mantenemos nuestra identidad en el personaje efímero al
que le sucedió algo en el pasado que le produjo dolor o que se enfoca en un
futuro en el que ve la posibilidad de una amenaza, no estamos dejando de Ser
porque como decía en el post anterior, siempre Somos, pero sí estamos dando
energía a lo falso, con lo cual podemos quedarnos por un tiempo en ella.
No nos estamos equivocando en nada, simplemente estamos
eligiendo seguir jugando en la identidad de la esclavitud, el dolor y como
consecuencia el sufrimiento.
Llega un momento en el camino hacia el reencuentro con la
Verdad en que mantenernos en ese tipo de engaño resulta insoportable, pues
dentro nuestro sentimos que esto es falso y una fuerza mayor proveniente del
corazón nos impulsará a salir del juego por lo que el sufrimiento en sí mismo
para muchas personas, puede convertirse en la puerta que se abre para arrojar
la toalla de la falsedad y llegar a sentirse tan confus@ y vací@ de todo lo que
inventaron y que tuvieron por un tiempo como real, que comienza realmente en
ellas el verdadero despertar, el camino de la auto-indagación.
A pesar de ello, puede que el dolor no se vaya del todo
fácilmente, y que los pensamientos que los mantenía atrapados entren y se vayan
de vez en cuando , puedes descubrir que todo es mentira y que tu mente siga por
un tiempo con ese hábito de entrar y recrear la falsa realidad, sobre todo si estos
pensamientos están relacionados con impactos emocionales fuertes, pero si
comienzas a ser un mero observador de todo esto, si puedes reconocerlo como un
simple hábito de la mente pero no te identificas con ello ni con el sujeto
pensante, la identificación con ese yo egoico falso, cada vez será menor e irá
perdiendo fuerza.
Consiste en convertirse en un maestro de la observación del yo
no rea, entonces llegados a este momento puedes preguntarte, ¿ y quién es quien observa esto?l
Angélica Galeano
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