“El reino del iluminado
no pertenece al mundo de los atributos manifiestos externos. La budeidad es el
reino de la sabiduría sagrada que mora en nuestro interior.
Para alcanzarla no se
precisa instrumento, práctica ni comprensión alguna, sino que basta con
liberarnos de la influencia del sufrimiento psicológico que hemos ido
acumulando en nuestra mente desde el comienzo de los tiempos en nuestra
relación con el mundo externo.”
Dahui – Maestro Zen
A lo largo de miles de
años de historia el Ser humano vive condicionado por una potentísima máquina:
la mente.
La mente nos condiciona
hasta tal punto que nos impide realizarnos, sentirnos libres o en paz con
nosotros mismos y hacia los demás.
Existe una dimensión en
ti que es mucho más profunda que aquello con lo que normalmente te identificas
a ti mismo como tú mismo. Algo más profundo que el YO, que nuestra historia
personal con la que la mayoría de las personas nos identificamos como aquello
que somos.
Al reconocimiento de
esta dimensión se llega cuando las personas le abren las puertas interiormente
al momento presente, porque esa dimensión únicamente puede provenir de una
alineación interna con el AHORA, lo cual es la vida misma.
La cuerda del
pensamiento siempre tiene que ver con el pasado y el futuro. Así que para la
mayoría de las personas que se identifican con el pensar en todo momento, cada
pensamiento queda investido con un sentido del ser que los absorbe completamente.
Esto es lo que significa identificarse. Cada pensamiento que se me presenta se
convierte en mí, en algo en lo que me involucro tanto que me convierto en ello.
Un pensamiento tras otro y todos seguimos atrapados en esta cuerda infinita
hacedora de lo bueno, pero también de lo malo.
En el interior de esa
cuerda de pensamientos existe una fabricación mental del Yo, desarrollándose a
base de memorias pasadas, experiencias y cosas con las que nuestra mente se ha
identificado. Todo eso contribuye a mi identidad, son formas, pensamiento.
Posesiones, conocimientos, experiencias, lo que la gente te ha hecho o lo que
tú le has hecho a la gente... Cosas con las que nos hemos identificado, cosas
que permanecen en la mente y se convierten en el Yo.
Para la mayor parte de
las personas el momento presente casi no existe. Todos estamos obsesionados por
el siguiente momento o por el que ya pasó, y de esa manera, nunca alcanzaremos
la Paz.
Todos inconscientemente
consideramos al futuro mucho más importante que el propio momento presente,
pero el presente, ese continuo AHORA en el que vivimos, es lo único que existe
realmente. Tu vida consta completamente del momento presente; incluso cuando estás
recordando el pasado, solo lo puedes recordar en el ahora; igualmente cuando
piensas en el futuro, solo lo puedes pensar en el ahora. Pero la gente vive
como si el momento presente fuera un obstáculo que saltarse para llegar a
"un mejor momento" que nunca llega.
Tras milenios luchado
con nuestros Egos y dominados por los pensamientos, la humanidad ha llegado a
una etapa donde se evidencia la necesidad de trascender la mente para navegar
más allá de la compulsión del pensar.
Dar un nuevo
significado verdadero y completo al ser humano y a nuestra relación con el
mundo, con el resto de animales, con la naturaleza, las mareas, el aire o el
espacio. Debemos abrirnos al nuevo paradigma del SENTIR y dejar de ser esclavos
de la máquina de EGOS.
Tenemos que examinar a
fondo nuestro sistema mental, ese que nos condiciona hasta exprimirnos y
dejarnos casi sin fuerzas, y centrarnos en nuestro olvidado sistema espiritual,
el que simplemente reside en la paz continua. Para ello, debemos transformarnos
en espectadores conscientes de todo movimiento mental.
Ser observadores de
nuestra realidad es percatarse de lo verdadero, de lo falso y de todos los
procesos que se derivan debido a los pensamientos que rigen nuestra mente y en
consecuencia a nuestros actos. Observar, atentos y seguros, sin prejuicios, sin
valoraciones, solo dejándonos guiar por el momento presente.
Ya estamos inmersos en
ese proceso que involucra a toda la humanidad y que nos descubre el interior de
cada uno de nosotros, donde descansa nuestra esencia, la gran maestra que nos
ayudará a trascender y mirarnos desde otro punto de vista las cosas, para
llevar a cabo la transformación y evolución de nuestro Ser.
LA ESENCIA DEL ZEN
Para conseguir vivir en
el presente, debemos silenciar la mente. Los pensamientos pueden llegar a ser
nuestro mayor enemigo. La mente es básicamente egoísta; todo lo critica,
siempre se enoja, juzga en cuanto puede, vive apegada al miedo y nunca cesa en
su empeño por manifestarse. Cuando los pensamientos más terribles o agotadores
hagan su aparición, la mente invade nuestro espacio vital sin considerar si es
un buen momento para ello. No debemos dejar que esos procesos mentales
arraiguen y mucho menos que nos condicionen y dominen nuestra existencia.
El zen es una de las
escuelas del budismo más conocidas y apreciadas en Occidente. El objetivo del
Zen es el de purificar la mente hasta que pueda percibir su propia naturaleza
esencial. Esta percepción nos capacita para mantener el equilibrio y la
libertad en cualquier circunstancia y clarificar, de ese modo, nuestra
experiencia cotidiana. El anciano maestro Zen japonés Bunan dijo:
”La gente considera
difícil llegar a percibir su propia naturaleza esencial. En realidad no es ni
fácil ni difícil, ya que no hay nada que pueda añadírsele. Se trata de
responder a lo correcto y a lo erróneo sin aferrarnos a ello, de vivir en medio
de las pasiones sin identificarnos con ellas, de ver sin ver, de oír sin oír,
de actuar sin actuar y de buscar sin buscar”
No se trata de lograr
una especie de desapego negativo sino de alcanzar un equilibrio entre
independencia y apertura que no se consigue por medio del esfuerzo, sino
mediante la experiencia directa y el despliegue de la esencia de la mente.
La percepción y la
comprensión verdaderas
Quienes estudian el
Budismo deberían buscar la percepción y la comprensión verdaderas del momento
presente. Cuando consigas alcanzar la percepción y comprensión puras, el
nacimiento y la muerte dejarán de inquietarte, serás libre de partir o de
quedarte y no necesitarás buscar milagros porque éstos vendrán solos.
La confianza en uno
mismo
No permitas que los
demás te confundan y, cuando debas actuar, hazlo sin el menor titubeo ni duda.
Hoy en día la gente es
incapaz de comportarse de ese modo por falta de confianza en sí misma.
Si careces de confianza
en ti mismo te aferrarás a las cosas externas, quedarás a merced de los objetos
y perderás tu libertad.
Sin preocupaciones
Para que los falsos
maestros no te confundan y puedas alcanzar la libertad en el mundo, es
indispensable que busques la percepción y la comprensión verdaderas.
Sé sencillo. Deja a un
lado toda preocupación y artificialidad.
Siempre estamos
buscándonos obsesivamente en los demás. Éste es un grave error.
Ser libre
Para alcanzar la libertad
debes conocer tu realidad auténtica, una realidad que carece de forma,
apariencia, raíz, fundamento o morada, pero qué, a su vez , está rebosante de
vida, responde con total espontaneidad y carece de límites. Por eso, cuando
busques la libertad te alejarás de ella y cuanto más la persigas más distante
te hallarás.
El desapego
Deja en paz tus
pensamientos y no busques nada fuera de ti. Presta atención a las cosas tal
como aparezcan. Atiende sólo a lo que surja en el presente. Despreocúpate de
todo lo demás.
Las facultades
extraordinarias
Las seis facultades
extraordinarias de los iluminados son la capacidad de entrar en el reino de la
forma sin ser confundidos por la forma, de entrar en el reino del sonido sin
ser confundidos por el sonido, de entrar en el reino del aroma sin ser
confundidos por el aroma, de entrar en el reino del sabor sin ser confundidos
por el sabor, de entrar en el reino de la sensación sin ser confundidos por la
sensación y de entrar en el reino de los fenómenos sin ser confundidos por los
fenómenos.
La percepción y la
comprensión objetivas
Si quieres percibir y
comprender con objetividad, no permitas que los demás te confundan. No te
identifiques con lo que encuentres dentro o fuera de ti. Olvida la religión, la
tradición y la sociedad. Cuando dejes de aferrarte a los objetos obtendrás la libertad.
Tu sólo observas a
través de un velo de ideas puestas en ti por tu cultura.
Los problemas del mundo
no son más que extensiones de nuestros problemas personales.
Siempre sufres porque
quieres ser diferente de lo que eres.
El silencio real es
explosivo; no es el estado muerto de la mente que los buscadores espirituales
piensan que es. Este es volcánico en su naturaleza; está burbujeando todo el
tiempo –la energía, la vida- es su cualidad.
La conciencia es tan
pura que cualquier cosa que hagas para purificar esta conciencia le añade
impureza. J. Krishnamurti
Fuente: Tree Creativity
Muy bueno! Sigo por ese camino, del Zen, del budismo!! Me asombró la última frase: "La consciencia es tan pura que cualquier cosa que hagas para purificar está consciencia le añade impureza."
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