Si
un experto no tiene algún problema
que
lo preocupe, no es feliz!
¡Si
los enseñanzas de un filósofo nunca son
atacadas,
languidece!
¡Si los críticos no tienen en quién verter su
despecho,
se
sienten infelices!
Toda esta gente es prisionera del mundo de los
objetos.
El que busca seguidores persigue el poder
político.
El
que busca reputación tiene un cargo.
El
hombre fuerte busca pesos que levantar.
El
hombre valiente busca alguna emergencia
en
la que poder mostrar su bravura.
El
espadachín desea una batalla en la que
pueda
blandir su espada.
Los
hombres maduros prefieren un retiro digno
en
el cual puedan aparentar ser profundos.
Los hombres experimentados en las leyes buscan
casos
difíciles en los que extender la aplicación de
las leyes.
Los
litúrgicos y los músicos gustan de festivales
en los que exhiben sus ceremoniosos
talentosos.
Los benevolentes, los dedicados, siempreandan
a
la búsqueda de oportunidades para manifestar su virtud.
¿Donde
estaría el jardinero si ya no hubiera hierbajos?
¿Qué sería de los negocios si no hubiera un
mercado de tontos?
¿Dónde
estarían las multitudes si no hubiera pretexto
para apelotonarse y hacer ruido?
¿Qué sería del trabajo si no hubiera objetos
superfluos que hacer?
¡Producid! ¡Obtened resultados! ¡Ganad dinero!
¡Haced amigos!¡Haced cambios! ¡O moriréis de
desesperación!
Aquellos
que se ven atrapados por la maquinaria del poder no disfrutan más que la
actividad y el cambio, ¡el zumbido de la máquina! Siempre que se presenta una
ocasión de actuar, se ven compelidos a acerlo; no pueden remediarlo. Se ven
movidos inexorablemente, como la máquina de la que forman parte. ¡Prisioneros
en el mundo de los objetos, no tienen más elección que someterse a las
exigencias de la materia!
Se ven presionados y aplastados por fuerzas
externas, la moda, el mercado, los sucesos, la opinió pública. ¡Jamás, en el
transcurso de su vida, consiguen recuperar el sano juicio! ¡La vida activa!
¡Qué lástima!
No hay comentarios:
Publicar un comentario