“No
mires atrás. Lo que se ha ido se ha ido, y se ha ido para siempre, para no
volver nunca más. Hagas lo que hagas, no puedes traerlo de vuelta.
El
niño no puede volver a entrar en el útero, por muy agradable que haya sido,
cómodo, conveniente, seguro. El niño puede tener una gran nostalgia del útero,
de esos hermosos y eternos nueve meses. Sí, digo eternos, porque el niño los
siente como una eternidad, no como nueve meses. No tiene ni idea de calcular el
tiempo, esos largos y largos nueve meses de tanto calor, de tanta protección,
de tanta despreocupación, de tanto descanso y relajación. La nostalgia se
cierne sobre él. Al niño le gustaría volver al útero, pero no es posible.
Volver
no es posible en absoluto; no está en la naturaleza de las cosas. Uno siempre
tiene que ir hacia adelante. Y cuando se mira hacia adelante todo es tan
desconocido que surge un gran temor.
Uno
nunca sabe dónde está. Uno pierde su identidad, pasa por una gran crisis de
identidad. Lo conocido ya no está ahí para aferrarse, y lo desconocido parece
inasible.
Pero
no mires atrás; lo que no puede suceder no puede suceder. ¡Mira hacia adelante!
Y no interpretes lo nuevo y lo desconocido como algo inseguro. Interprétalo en
términos de aventura, exploración. Interprétalo como una gran libertad. Buda
habla una y otra vez sobre la libertad.
Es
la libertad del pasado, la libertad de la madre, la libertad de los padres, la
libertad de la sociedad, la libertad de la iglesia, el estado.
Lo
que te estoy dando es libertad absoluta. Sí, el miedo puede surgir, pero el
miedo surge debido a tu interpretación. En el fondo, en algún lugar del
inconsciente, todavía te gustaría volver, para cerrar los ojos al nuevo
amanecer. Te gustaría volver aunque no hubiera nada muy valioso, nada
significativo, pero al menos uno estuviera a salvo.
El
territorio era familiar; uno vivía rodeado de muros. Lo llamamos prisión, pero
tú lo llamabas tu hogar; y te he sacado de tu hogar porque no era tu verdadero
hogar, era sólo una fantasía. Esta libertad, este éxtasis que está surgiendo,
es tu verdadero hogar.
Ahora,
si te aferras al pasado, lo cual ya no es posible, y no permites que el futuro
ocurra sin problemas, el dolor puede continuar, la agonía puede continuar,
durante meses, durante años. Y te dividirán: una parte de ti aferrándose al
no-más y una parte de ti anhelando el no-todavía.
Ahora
sé valiente. ¡Da el salto cuántico! Así como la serpiente se escapa de la vieja
piel...Ha cumplido su función, te ha llevado a lo nuevo. Despídete de ella con
gratitud y sumérjete en esta exploración que se está volviendo valiosa para ti.
Sumérgete
en esta inseguridad, en este peligro, porque la vida está donde está la
inseguridad; la vida está donde está el peligro. No hay manera de vivir
totalmente a menos que aprendas a vivir peligrosamente --más peligro, más vida;
menos peligro, menos vida.
Y
estoy poniendo a tu disposición picos y picos. Esta es una cadena interminable.
Alcanzarás un pico pensando que es el final y ahora puedes descansar, pero para
cuando hayas descansado un poco, serás consciente de que un pico más alto te
está desafiando, te está llamando. Un nuevo peregrinaje comienza. Y esto sigue
y sigue.
La
vida es un peregrinaje eterno. No hay una meta, es un viaje puro. De ahí su
alegría. Si hubiera una meta, eso significaría un punto final en tu vida.
Entonces, ¿qué vas a hacer? Después del punto final no hay nada, nada más. La
vida no sabe nada de puntos. La vida es un continuo, una canción que nunca
termina, una historia que sigue desarrollándose”.
Osho,
The Dhammapada: The Way of the Buddha, vol. 6
http://osho-maestro.blogspot.com
No
quiero que dependas de mí. El único regalo que puedo darte es la libertad
total, la independencia.
“Muchas
veces tengo que ser sólo un observador silencioso, porque odio interferir.
Aunque sé que estáis necesitados, respeto tanto vuestra libertad que, a menos
que me lo pidáis, me quedaré callado, no diré una palabra. Sentiré una gran
compasión por ti --soy perfectamente
consciente de tus lágrimas y de la angustia por la que estás pasando-- pero me
he mantenido distante deliberadamente, porque es la única manera de dar al
discípulo la oportunidad de crecer.
Si
sigo interfiriendo en cada etapa, ayudando, apoyando, empezarás a depender
demasiado de mí. Entonces nunca podrás caminar con tus propios pies; siempre
necesitarás muletas. Y no quiero darte muletas, no quiero que dependas de mí.
El único regalo que puedo darte es la libertad total, la independencia.
Por
eso he guardado silencio, esperando el día en que me hicieras la pregunta. Hoy
has hecho la pregunta. Ahora puedo hablar, puedo compartir mi comprensión
contigo, pero aún así la decisión siempre queda en tus manos. Puedes seguir
llorando y llorando sobre la leche derramada, o puedes reunirte y dar un salto
al nuevo mundo que he puesto a tu disposición”.
Osho
Gracias!!!!
ResponderEliminarGracias!!!
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