Mis
queridos amigos...
He
decidido que tengo que dejar de confundir el simple acto de hacer una
observación, con negatividad.
Algunas
personas, en un esfuerzo por "no poner ninguna energía negativa en el
espacio", se niegan a decir nada sobre nadie ni nada que pudiera
interpretarse como negativo de ninguna manera. Y si alguien más dice algo
acerca de alguna persona, lugar o cosa que no es del todo positivo, mucha gente
va a criticar al que habla por "propagar energía negativa".
Pronto,
un cierto dogmatismo surge en torno a todo esto, y de repente se vuelve
inaceptable en algunos círculos "nueva era" hacer otra cosa más que
sonreír 16 horas al día y no decir nada más que cosas positivas acerca de todo.
En estos círculos, cuando alguien ofrece el más mínimo comentario, predicción,
o descripción que sea poco menos que totalmente positiva, alguien más sin duda
va a decir: "¿Estás queriendo crear eso?", o "¿Por qué estás
creando eso?"
(Ejemplo:
"Ay Dios, sí que me duele la cabeza esta mañana." "Bueno, ¿por
qué estás creando eso?")
Después
de un tiempo, la gente se siente tan amarrada, como en una camisa de fuerza,
que tienen miedo de decir nada acerca de cualquier cosa, a menos que puedan
resplandecer con positividad de la cabeza a los pies.
Yo
llamo a esto un Bypass de la Nueva Era. Es cirugía psíquica, en la psique
misma. También puede convertirse en un juego de "hacerte-loco", donde
la gente ni siquiera puede describir objetivamente algo que está viendo justo
delante de su cara, sin correr el riesgo de ser etiquetado como alguien
"deprimente" o que "piensa negativamente".
("El
mercado bursátil tuvo sin duda un mal día." "Bueno, tú sí que eres
deprimente...")
Sin
embargo, una Observación no es un Juicio, y una Descripción no es una Condena.
Nos beneficiaría mucho notar la diferencia.
Es
perfectamente correcto decir "Va a llover", cuando de hecho, lo
puedes oler en el aire. Recuerdo un día hace unos años cuando yo estaba en un
enorme picnic, al que habían asistido cerca de 40 ó 50 personas, cuando uno de
los invitados dijo casualmente, "Parece que va a llover". A su mujer
casi le da un ataque de histeria. "¡No DIGAS eso!" dijo bruscamente.
"¿Estás tratando de HACER llover?"
Ahora,
yo comprendo perfectamente bien que nosotros creamos nuestra propia realidad, y
he leído todos los mensajes de Conversaciones con Dios y prácticamente todos
los otros textos de Nueva Espiritualidad que hay por ahí que dicen que nosotros
hacemos eso con las herramientas triples de pensamiento, palabra y obra. Yo sé
todo acerca de la escuela de pensamiento Como-Lo-Dices, Así-Será, sobre este
tema. Yo pertenezco a esa escuela. Pero ¿significa eso que no podemos ni
siquiera ofrecer una simple observación, carente de cualquier juicio o anuncio
de preferencia, acerca de lo que estamos experimentando en nuestras vidas?
Por
supuesto que no. Decir "oh-oh, parece que va a llover" no significa
que tú seas la causa -y por lo tanto, tengas la culpa- cuando lleguen las
lluvias. Simplemente significa que estás observando lo que sucede a tu
alrededor. Significa que eres consciente. Y la conciencia es uno de los mayores
atributos que cualquier persona podría desarrollar.
El
mensaje aquí es: no sustituyas pasividad por discernimiento; no insertes -en
nombre de la "positividad"- la ceguera total, donde antes había
observación aguda. Taparte los oídos no hace que disminuya el aullido del
viento, y meter la cabeza en la arena no hace que desaparezca el peligro.
La
capacidad de observar el entorno que nos rodea, la capacidad de discernir una
cosa de otra, es lo que resulta de evolucionar a un nivel superior de
conciencia. La observación es el acto de ver algo; es el simple acto de
presenciar sin evaluar. El discernimiento es el acto de diferenciación; es el
simple hecho de diferenciar una cosa de otra.
La
observación es una declaración que dice "es así". El juicio es una
declaración que dice "¿y qué?". Como seres sensoriales, los humanos
tienen el deseo de notar lo que está pasando a su alrededor. De hecho, tienen
la responsabilidad de hacerlo.
Cuando
consciente y deliberadamente dejas de notar algo porque "no quieres poner
energía negativa en el espacio", renuncias a tu don más preciado como ser
creativo: el don de decidir. No puedes decidir lo que quieres, no puedes elegir
conscientemente tu propio futuro, si te niegas a ver lo que hasta ahora es
verdad.
Yo
voy a seguir trabajando para eliminar el juicio y la condena de mi experiencia,
pero nunca voy a eliminar la observación y el discernimiento. La enseñanza es:
"No juzgues, ni tampoco condenes", no es, "No observes, ni
tampoco disciernas".
Cariños
y abrazos,
Neale
Autor:
Neal Donald Walsch
Fuente:
Nueva Gaia
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