QUÉ HAGO AHORA?...SUELTA EL CONTROL



Gracias a mi  amiga y compañera Thais Alonso me llegó este texto que comparto en el post. Llegó en un momento muy sincrónico en mi vida, poniendo palabras a mi experiencia de los últimos meses.  Hoy, estoy agradecida de este paso por mi infierno particular y de volver a sentirme elevada a las vigorosas cumbres soleadas. Era tan fácil como soltar el control, rendirse a la fuerza de la vida y fluir con ella. No sé hacia donde me llevará, pero tengo la certeza que hay algo superior que maneja los mandos y sabe hacia dónde vamos. Sólo me queda rendirme y confiar. Ah! Y lo más importante… disfrutar del viaje.

- ACEPTACIÓN RADICAL- Tara Brach

...cuando el hábito automático de controlar se hace cargo, cuando toda nuestra identidad está en  el personaje del Controlador, estamos alejados de las cualidades de presencia, frescura, y espontaneidad; perdemos la capacidad de responder desde un lugar más sabio y compasivo.

En la década de 1950, unos pocos pilotos altamente entrenados estaban intentando volar a altitudes mayores a las que jamás se habían logrado. Los primeros pilotos para enfrentar este desafío respondieron frenéticamente tratando de estabilizar sus aviones cuando perdían control. Podían aplicar corrección tras corrección; sin embargo, como estaban fuera de la atmósfera terrestre, las reglas de la termodinámica ya no se aplicaban, entonces los aviones simplemente se volvían locos. Cuanto más furiosamente manipulaban los controles, más salvajes eran los recorridos. Gritando impotentes a la torre de control, “¿Qué hago ahora?” los pilotos se sumergían en su muerte.

Este drama trágico ocurrió varias veces hasta que uno de los pilotos, Chuck Yeager, inadvertidamente se topó con una solución. Cuando el avión empezó a caer, Yeager fue lanzado violentamente dentro de la cabina y se desmayó. Inconscientemente, se precipitó a tierra. Siete millas después, el avión reingresó a la densa atmósfera del planeta donde las estrategias estándares de navegación se podían implementar. Estabilizó el avión y aterrizó. Al hacerlo, había descubierto la única respuesta posible para salvar vidas en esta situación desesperada: no hagas nada. Quita las manos de los controles.

Es exactamente lo mismo con nosotros. Como escribió Wolfe, “Es la única solución que tenía. Quitar las manos de los controles.”



Mientras lentamente comienzas a sacar las manos de los controles, es importante tener compasión a lo que sea que surja, ya que, detrás de la acción de controlar a menudo está la ansiedad, el miedo, y a veces hasta pánico. Puede incluso ayudar llevarte una mano al corazón, respirar con ella, y sentir que su contacto está ofreciendo un acto de bondad y amor a esa inseguridad.



La próxima vez que te encuentres de alguna manera tratando desesperadamente de aterrizar a salvo, tu compasión puede ser lo que finalmente te brinde el coraje necesario para soltar los controles. Al hacerlo, puedes descubrir que cada vez que  sueltas los controles, se vuelve más y más fácil volver a entrar en la atmósfera de tu propia vitalidad. Gradualmente llegarás a casa al flujo de tu propia presencia viviente, al calor y al espacio de tu corazón despierto.

Lourdes Morales Mesa




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