A lo
largo de la vida nos vamos cargando de cosas, tanto materiales como emocionales
y hasta espirituales, pasamos por todo, creemos y dejamos de creer en
indudablemente, sustentamos nuestra vida en una estructura material que nos
permita mantener cierta seguridad y una aparente satisfacción.
Ocurre
entonces que el día menos pensado, enfrentamos calamidades que en el peor de
los casos nos dejan sin nada, nos despojan de todo aquello que pensamos es
nuestra vida, nuestra estructura se resquebraja, pensamos que nos están
desprendiendo de todo aquello que nos pertenece y que tanto nos ha costado…¿qué
nos ha costado? ¿Acumular?..
Nos
llenamos de aquello que suponemos nos hace felices, nos llena de satisfacción y
nos recuerda diariamente que tenemos una buena vida, que somos más o menos
exitosos, que somos felices la mayoría de las veces.
Hasta que
aparece ese vacío nuevamente que nos recuerda que algo nos falta, más cosas
quizás, más viajes, más amor o un nuevo carro, constantemente necesitamos
renovar nuestros motivos para seguir adelante con una nueva energía.
Cuando
perdemos todo, cuando lo material nos abandona o sufrimos tal decepción que
sentimos que todo se viene abajo, pensamos entonces que ya nada vale la pena,
que todo está perdido y no nos damos cuenta de cuán importante es verse libre
de todas las ataduras superficiales, podemos estar al inicio del encuentro con
eso que hemos buscado toda la vida.
¿Por qué?
Simplemente porque al no tener nada que perder, vale la pena correr cualquier
riesgo, no tenemos temor a perder algo más, nos vemos obligados a desistir de
las ilusiones materiales que nos mantienen la mente nublada y tenemos que abrir
nuestra mente, agotada de lidiar con la pérdida, se hace más sensible a la vida
y sus oportunidades.
No
debemos temer a los obstáculos de la vida, a la pérdida, a las separaciones, a
lo que nos deja ni a lo que llega, todo es para nuestro estudio, para nuestra
comprensión y especialmente para apreciar, lo cual pocas veces nos permitimos
en la vida.
Perdiendo
también se gana dicen por allí, solo basta con estar atentos a lo que realmente
deseamos, buscamos y anhelamos y nuestro subconsciente ha dejado atrás y ha opacado
con logros, objetos, diversión y relaciones circunstanciales.
Para
poder encontrar aquello que buscamos, debemos disponernos q la pérdida total de
las ataduras en nuestra vida, de la falsa seguridad que otorga lo material,
tener la entereza de hacer frente a lo que buscamos, dentro de nuestro ser, no
en lo externo, pues si no identificamos lo que estamos buscando, no podremos
correr el velo que nubla nuestra vista.
Atrévete
a ver más allá de lo negativo, a esperar, a enfrentar y a desligarte con desinterés
de que lo crees te hace feliz, te asombrará lo que puedes encontrar.
Por:
Marvi Martínez – Rincón del Tibet
Excelente reflexión, Olga,es así.
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