Son amigos inseparables que pueden ser una bendición para
nosotros y para los demás. Cuando aprendamos a relacionarnos con ellos nos
mostrarán su rostro verdadero y descubriremos en su faz a dos aliados sagrados,
que siempre lo fueron.
Las decisiones y los sentimientos crean una química o una
magia, con la que pueden neutralizarse mutuamente, explotar destructivamente, o
revolucionar y nutrir nuestra vida de formas maravillosas.
Los sentimientos nos dicen cómo nos va la vida y las
decisiones nos permiten llevar
nuestra vida al destino deseado. Ambos se influyen
mutuamente. Y podemos dejar de utilizar como carceleros a estos dos estupendos
aliados.
Un capitán de barco necesita tener en mente el destino que
busca y también su barco, sus provisiones y su conocimiento de los hombres. Al
correr un maratón se tiene en cuenta la meta, la distancia a recorrer y los
recursos del cuerpo. Y en nuestra vida es importante reconocer hacia dónde nos
dirigimos y la forma en la que nos sentimos durante el trayecto, porque si bien
es importante el lugar en el que estaremos en el futuro, también lo es el
sentimiento del corazón en el presente eterno en que él se desenvuelve.
Los sentimientos nos dicen cómo nos va la vida y nos indican
los pasos necesarios para estar más satisfechos y ser más felices. Las
decisiones nos llevan a donde queremos estar y nos convierten en lo que
anhelamos ser.
Nuestros sentimientos nos acompañan todo el tiempo, tanto si
dormimos como si estamos despiertos, si seguimos nuestro corazón como si lo
rehusamos…y lo más importante a tener en cuenta: tanto si queremos sentirlos
como si no. Podemos negarlos e ignorarlos pero no se irán si no los aliviamos
con atención y acción. La atención para saber que están ahí, para reconocerlos,
para aceptarlos como partes de nosotros o como fieles amigos. Y la acción para
aliviarlos, para hacerlos sentir mejor, para procurar su bienestar constante y
a largo plazo. Ya que cuando no cuidamos de sentirnos bien, tratando a nuestros
sentimientos como amigos, estos se convierten en tiranos a los que nos
resistimos queriendo ahogarlos con vicios con los que pretendemos olvidar lo
miserables que somos, o que destruyen todo posible gozo derivado de alcanzar
nuestras metas. Más vale ser amigo y vivir en paz con quienes estamos
destinados a vivir toda nuestra vida: los sentimientos, en este caso. Para
conectar con ellos podemos responder a una pregunta que nos hacen a menudo:
¿Cómo estás? O ¿Cómo te sientes? Y saber ahora que es una pregunta que nos pone
en contacto (si permitimos la suficiente introspección) con nosotros mismos y
que nos puede dar respuestas muy valiosa y significativas para vivir la vida
que queremos y vivir en Paz, porque el corazón nos habla directamente desde el
Espíritu. Para traer conciencia al momento presente.
Como personas con valor intrínseco, todos somos iguales. Son
las acciones que manifestamos las que marcan una diferencia en los resultados
que obtenemos y el destino que alcanzamos. Y son nuestras decisiones, y muchas
veces la firmeza con la que las mantengamos, quienes nos permitirán manifestar
con claridad y consistencia la persona que somos internamente y que queremos
revelar en el mundo. Y será esto que le demos a la vida lo que ella tomará para
retribuirnos los regalos que nos tiene reservados.
A veces, nuestros sentimientos parecen estar en lucha con
las decisiones que queremos tomar. Mi opinión es la siguiente: ELIGE SIEMPRE LA
PERSONA EN QUIEN TE QUIERES CONVERTIR, esto conectará a los dos (los
sentimientos y el libre albedrío),hacia un punto en común que enaltezca nuestra
vida en esta difícil prueba. Nos permitirá mostrar lo mejor de nosotros mismos
y también obtener la mejor respuesta de la vida, que toma en cuenta lo que
somos, y no lo que queremos, para darnos lo que nos da. Cuando el dolor interno
o un fuerte deseo que queremos ver consumado parezcan impulsarnos a manifestar
una persona que no queremos ser, podemos elegir, sencillamente, dirigirnos
hacia lo que hemos elegido. Y cuando nuestras decisiones parezcan estarnos
congelando en la cabeza, pongamos atención en la calidez del corazón y
recordemos que alcanzar algo sólo será satisfactorio cuando sacie los anhelos
que siente profundamente nuestra persona auténtica…y los de nuestro corazón,
que vive y ama.
Tú mejor creación eres tú mismo. Observa siempre en quién te
estás convirtiendo y elige siempre en quién te quieres convertir. Elegirás
bien.
El Universo fuera de nosotros, y el Creador dentro, nos
acompañan en este viaje de descubrimiento y realización.
Vivimos con los dos, nuestros sentimientos y nuestras
decisiones. Podemos tener momentos difíciles con ellos, como con todo aquello y
todos aquellos con quienes convivimos estrechamente. Podemos convertirlos en
nuestros enemigos negándolos y actuando sin tomarlos en cuenta. Pero también
podemos convertirlos en nuestros amigos escuchándolos y honrándolos, a la vez
que nos honramos a nosotros mismos. Y serán aliados muy valiosos, por su
cercanía y su poder, que nos ayudarán a convertirnos en quienes queremos ser y
nos llevarán adonde debemos llegar. Tal vez lleguemos a reconocerlos como
ángeles leales con los que el Ser Supremos nos hizo acompañar para encontrar el
camino y recorrerlo con bien. Ángeles que nos recuerdan quiénes somos y nos
acompañan adonde vamos. Una forma que el Creador encontró de acompañarnos
constantemente con Magnificencia y Pureza en nuestra constante vida diaria, no
siempre majestuosa. Ángeles que también nosotros podemos Amar, como un gesto de
que nos reconocemos como parte del Gran Espíritu, que nos Ama profunda y
diligentemente.
Fuente: Tu Silencio Interior
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