Todo lo que
he sido, todo lo que he manifestado, lo acepto como mi propia creación.
Si la
ciencia ya admite que hay mundos paralelos, debemos entender que hay “Tús”
paralelos. Nos resulta difícil entender el concepto de la multiplicidad y
acoger a nuestros diferentes “Yos”, ya que apenas podemos manejar el “Yo” que
creemos ser. Pero están ahí, por si decidimos escogerlos y activarlos
(entrelazarnos con ellos.)
Podemos
dudar de nosotros mismos, pero no de la ciencia, ¿verdad? La ciencia es lo que
nos permite acercarnos a aquello que siempre hemos estado buscando. Y la
ciencia ya nos habla de que existimos como un Yo con infinitas posibilidades a
la vez. Existe un Tú en el futuro que tiene éxito, que es un genio, que
experimenta la abundancia, que es física y biológicamente más joven, más feliz…
Hay un Tú en proceso de iluminación. Hay un Tú en todas las posibilidades. Ese
es un Yo potencial que está esperando.
¿Cuál es la
ciencia que nos permite hacer esto? Se llama “entrelazamiento”, y reside en la
teoría de que la más diminuta de las partículas puede ocupar distintas
posiciones simultáneamente. No viaja, sino que aparece y desaparece, se activa
al observarla. De ahí surge la teoría de los mundos paralelos. Como partículas
que somos, podemos vivir todas las posibilidades al mismo tiempo.
Debemos,
pues, empezar a vernos como partículas, como pensamientos intencionales que se
manifiestan en la realidad (posibilidad) que queremos, en esa posición deseada.
Cuando dos partículas comparten un espacio-tiempo y las sacamos de ese marco
espacio-temporal, continúan entrelazadas. Si a una le sucede algo, la otra
también se ve afectada. Así, nuestros Yos paralelos existen en posiciones
infinitas en espera de ser elegidos. El elegido es el que llevamos puesto ahora
mismo. Nos hemos entrelazado con él. Pero podemos elegir otro. Y todos ellos
están aquí mismo, los podemos activar en cualquier momento. La superposición
cambia cuando nos convertimos en uno de ellos. Y la posición anterior es el
pasado, el cual desaparece.
Pero eso no
ocurrirá hasta que lo aceptemos. Solo vivimos lo que estamos preparados a
aceptar. Hay resultados múltiples, pero es la elección que escogemos la que
determina la realidad que se manifiesta entre la multiplicidad. Si nos
conducimos en la vida al azar, pensando y sintiendo que todo ocurre al azar, no
estamos eligiendo, y por tanto estamos perdiéndonos la vida. Conducirse así es
vivir perdiendo, es elegir perder. Centrarse en una elección es el primer nivel
de entrenamiento. No es que tengamos distintas fichas para jugar y cada una
represente una elección y una manifestación, sino que somos las fichas mismas.
Nuestra voluntad es nuestra acción.
Por eso
todos los días debemos conectarnos con nuestro Yo del futuro con el que queramos
entrelazarnos y reforzarlo constantemente; reforzar los cambios del Yo que
queremos ser; reforzarlo todos los días. Sostener un pensamiento espiritual y
darlo a luz. Solo así podemos encarnarlo. Ese Yo está esperando a vivir esa
travesía que elegimos a través de la actitud que tomamos. Si no lo reforzamos a
diario, volvemos al Yo del pasado: el Yo carente, el Yo inseguro, el Yo
enfermo… o lo que quiera que hubiéramos elegido anteriormente. El futuro es
entonces el pasado. El pasado se ha convertido en el futuro. No debemos dejar
ni un momento del día sin crear conscientemente.
No es
fantasía, es ciencia. Es un entendimiento de cómo funciona el futuro. Estamos
entrelazados con el cambio. Cada nuevo marco de tiempo muestra una diapositiva
del Yo al que nos convertimos. Nunca hasta ahora entendimos nuestra capacidad
de hacer cosas, “de ser un humano más poderoso [y noble al mismo tiempo] que
está en acción divina, que está despertando divinamente y creando divinamente”
(Ramtha). El conocimiento, este conocimiento, sin embargo, nos acerca un poco
más hacia la verdad de lo que realmente somos y a hacer las cosas mejor.
Si dejamos
de creer que hay una divinidad dentro de nosotros, entregamos nuestro poder.
Eso es un ataque tremendo contra nosotros y el orden natural, contra el mundo
natural: “el mundo de las partículas de conciencia y energía con un verdadero
observador observando su arte” (Ramtha).
Fuente: Reconectando con Gema
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