Nos hicieron pensar que cualquier cosa donde se reunieran
mujeres era dañino: brujas, pecadoras…
Es más como sinónimo de bruja el diccionario admite: mala,
pérfida, víbora, bicho, arpía…
Cuando es todo lo contrario.
Las mujeres reunidas son capaces de todo y ese es el verdadero
temor que generan.
Ellos saben que somos creadoras, pensadoras, ejecutoras,
nutritivas, constructoras, perpetradoras… de vida, de ideas, de amor.
Nos inculcaron que éramos inferiores, tal es el miedo que nos
tenían; que Dios era hombre y que nosotras éramos imperfectas; que ellos eran
constructores, ejecutores y pensadores y nosotras solo dependientes de su
labor.
Nos hicieron olvidar cuál poderosas somos juntas, cual
generosas y sabias somos.
Creadoras, nutritivas y sobre todo generosas; tan generosas
que cedimos el poder a quienes nosotras creamos, solo por el profundo amor del
que somos poseedoras.
De nuevo juntas recuperamos la memoria de nuestros ancestros
femeninos, que nos dan la mano y nos guían en comunicación y meditación; de
nuevo abrimos nuestro corazón y abrazamos a nuestros abuelos, padres, hijos y
hermanos llenas de amor y con ganas de compartir juntos de la mano, como niños
pequeños que comenzamos a caminar y que nos necesitamos mutuamente.
AUTORA: Rosa Francés Cardona (Izha)
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