Busque y encontré.
Pedí y recibí.
Sin embargo:
Nunca ame y fui amado.
Nunca dí y me pidieron.
Nunca hice nada por los demás y los demás por mi si hicieron.
Acaparé y acaparé.
Y sin embargo no fui feliz.
Se me dio todo y en abundancia.
No obstante fui el más pobre de la tierra.
Con odio y envidia observe a los menos desfavorecidos ser felices en su carencia, estar unidos en su dolor, reír pese a la precariedad económica y sobre todo me producía aversión verlos apiñados, fuertes e incluso felices en sus penurias.
Algo perdí y no aprendí, pues mi riqueza y poder no pudieron aportarme nada de esto.
En mi venganza intente destrozar algo más sus vidas; les quite el trabajo, introduje guerras en sus ciudades, me las ingenie para que sus alimentos escasearan y sobre ellos escupí pestes y enfermedades.
Apenas repantigado en mi todo poderoso sillón alcance a reír y disfrutar de todo ese suplicio; cuando de nuevo se dieron la mano, compartieron su comida, curaron sus heridas y entre todos levantaron de nuevo sus casas.
El odio y rencor come mis carnes antes lozanas, la ira apesta por mi boca, siquiera los gusanos osan a comerme ya muerto, pues mi alma abandono mi cuerpo mucho años antes de siquiera haber vivido.
Sin embargo hoy bailo con la muerte, hoy me reencuentro con mi alma perdida, hoy lloro como hace años había olvidado, hoy recuerdo el amor.
En este baile macabro me reencuentro con el amor perdido, la risa olvidada y sobre todo alejo la separación que un día creí experimentar como real.
Mi odio, rencor y codicia se dan la mano por última vez y danzan con mi alma eliminando toda separación, vislumbrando como todo mi miedo se aleja, dejando mi alma limpia de nuevo, dispuesta a reconocer lo que siempre fue y no supe aprender:
¡Amor!
AUTORA: Rosa Francés Cardona (Izha)
Pedí y recibí.
Sin embargo:
Nunca ame y fui amado.
Nunca dí y me pidieron.
Nunca hice nada por los demás y los demás por mi si hicieron.
Acaparé y acaparé.
Y sin embargo no fui feliz.
Se me dio todo y en abundancia.
No obstante fui el más pobre de la tierra.
Con odio y envidia observe a los menos desfavorecidos ser felices en su carencia, estar unidos en su dolor, reír pese a la precariedad económica y sobre todo me producía aversión verlos apiñados, fuertes e incluso felices en sus penurias.
Algo perdí y no aprendí, pues mi riqueza y poder no pudieron aportarme nada de esto.
En mi venganza intente destrozar algo más sus vidas; les quite el trabajo, introduje guerras en sus ciudades, me las ingenie para que sus alimentos escasearan y sobre ellos escupí pestes y enfermedades.
Apenas repantigado en mi todo poderoso sillón alcance a reír y disfrutar de todo ese suplicio; cuando de nuevo se dieron la mano, compartieron su comida, curaron sus heridas y entre todos levantaron de nuevo sus casas.
El odio y rencor come mis carnes antes lozanas, la ira apesta por mi boca, siquiera los gusanos osan a comerme ya muerto, pues mi alma abandono mi cuerpo mucho años antes de siquiera haber vivido.
Sin embargo hoy bailo con la muerte, hoy me reencuentro con mi alma perdida, hoy lloro como hace años había olvidado, hoy recuerdo el amor.
En este baile macabro me reencuentro con el amor perdido, la risa olvidada y sobre todo alejo la separación que un día creí experimentar como real.
Mi odio, rencor y codicia se dan la mano por última vez y danzan con mi alma eliminando toda separación, vislumbrando como todo mi miedo se aleja, dejando mi alma limpia de nuevo, dispuesta a reconocer lo que siempre fue y no supe aprender:
¡Amor!
AUTORA: Rosa Francés Cardona (Izha)
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