Análisis genéticos demuestran que los primeros habitantes de
América están relacionados con las comunidades indígenas del sur de Alaska y el
nororiente de la Colombia Británica, en Canadá.
Las comunidades indígenas que hoy viven al sur de Alaska y
en el nororiente de la Colombia Británica han transmitido generación tras
generación la historia según la cual son descendientes de los primeros humanos
que llegaron a América, hace más de 10 mil años. Nuevos estudios de ADN apuntan
a que tienen razón.
El punto de partida de la investigación, publicada en
Proceedings of the National Academy of Sciences, fue la información genética
encontrada en los restos de Suka Káa, un hombre que vivió hace cerca de 10.300
años y cuyo nombre significa, en lengua de una de las comunidades que hoy
habitan las costas del Pacífico norte, “el hombre antes de nosotros”.
Las muestras de ADN de Suka Káa fueron comparadas con los
restos de otros tres individuos cuyos restos tienen entre 6.075 y 1.750 años.
El análisis inició con el ADN mitocondrial, que se encuentra al exterior del
núcleo de las células y contiene información sobre las líneas de parentesco
maternas.
Sin embargo, para alcanzar una imagen más completa de la
historia genética de la región se tuvo que acudir al análisis del genoma
nuclear. Al hacerlo, se pudo establecer que existe una continuidad genética de
varios linajes que no sólo relacionan a las personas cuyos restos fueron
analizados en el estudio sino también a los habitantes modernos de la zona en
que fueron encontrados.
Descendientes modernos de las personas cuyos restos se
analizaron hacen parte del grupo de investigadores detrás del estudio. Entre
ellos está la antropóloga Rosita Worl, directora de del Instituto de Patrimonio
de Sealaska en Juneau. Para ella, la ciencia terminó corroborando sus creencias
ancestrales y demuestran que no sólo que Suka Káa está relacionado con ellos
sino que hay una continuidad genética que ha perdurado durante más de 10.300
años y los relaciona con los primeros seres humanos que llegaron al continente.
Fuente: El Espectador.com
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