La adversidad es parte inevitable
de la vida. Acéptala, abrázala y superala…
Para muchas personas, la vida
resulta ser un trago amargo, las penas llegan y se presentan de manera
inesperada, las adversidades están y forman parte de la vida de todos,
inevitablemente, por lo que debemos elegir la manera en la cual le haremos
frente.
Todos quisiéramos que nuestra
vida estuviera llena de hermosos momentos, de paz, alegría y dicha, sin
embargo, las adversidades se pintan en distintos lienzos y en todos los
espacios y solemos sufrir cada quien en aquello que más le sensibiliza.
Muchas veces nos derrumbamos sin
remedio, nos abatimos por circunstancias que en su mayoría no comprendemos, y
es que el dolor jamás encuentra justificación, solo pensamos en injusticia, y
en que no somos merecedores de lo que nos ocurre en algunos momentos.
Las adversidades forman parte de
la vida, no estamos exentos de ellas, no somos ajenos al sufrimiento, pues es
un canal de aprendizaje, incluso más directo que la misma felicidad, por lo que
aceptar, abrazar y superar lo que nos sucede en las adversidades, es vital para
trascender la experiencia.
Aceptar, quizás las parte más
difícil frente a una adversidad, entender que negar una cosa no va a hacerla
desaparecer, que únicamente aceptando podremos hacer algo al respecto.
Abrazar la realidad, vivirla,
asimilarla, sufrirla e interiorizarla, no basta con oír, hay que saber
escuchar, no basta con ver, hay que saber mirar, entender que siempre hay un
más allá y que este puede ser nuestro mayor consuelo en las adversidades.
Superarla, para lo cual
necesariamente debemos habernos permitido vivir las dos fases anteriores, pues
no se puede superar aquello que no se acepta y menos aún se asimila, la mejor
manera de superar el dolor es hacerle frente al sufrimiento.
Aunque resulte doloroso muchas
veces, aunque pensemos que el mundo se nos viene encima, debemos tener presente
que todo en la vida ocurre por una razón, y debemos ser capaces de asumir,
tener la fortaleza de tolerar y la entereza de superar y dejar atrás, alegrías
y adversidades, dos extremos de la vida…
Por: Marvi Martínez
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