Todo pasa y todo cambia, ese principio de vida debemos
mantenerlo presente en nuestra vida como recurso ante la poca aceptación que
podamos manejar en un momento dado de una situación con la cual no nos sentimos
agradados.
El cambio de página o en algunos casos de libro puede
costarnos mucho en algunas circunstancias, no importa si ya no tenemos espacio,
queremos seguir colocando notas allí donde ya nadie las leerá, intentamos echar
vuelta a atrás, para modificar fragmentos, pero como no es posible volvemos a
ese pedacito donde sentimos que podemos seguir escribiendo, así sea con una
letra tan mínima que ni nosotros mismos podamos entenderla.
Pero la realidad es que mientras más aferrados estemos a no
aceptar que no hay más lugar, más sufriremos y más perderemos nuestro valioso
tiempo invirtiéndolo en algo que nos urge aceptar, ha terminado.
Todo lo que nos ocurre en la vida cumple una función para
nosotros, vamos construyendo nuestra vida alimentándola con las experiencias
vitales que necesitamos para aprender, para crecer y acercarnos a donde debemos
estar. Todo tiene un ciclo, un inicio y un fin y mientras más pronto los
identifiquemos, más pronto iniciaremos uno nuevo.
No se trata de suplantar una experiencia con otra, ni una
persona con otra, no, se trata de entender que para poder iniciar la
construcción de algo nuevo, muchas veces será necesario, dar por terminada
alguna ejecución anterior.
Veamos las oportunidades cuando se nos acercan y no cuando van
de salida, no dejemos de abrazar una buena oportunidad por estar aferrados a
una experiencia que ya debería estar bien ubicada en nuestro pasado. No debemos
quedarnos anclados a nada que ya no nos corresponda y aprender a distinguir
entre aquello que fue y aquello que puede ser, resulta de gran utilidad.
Aceptar algo cuando no es lo que deseamos puede resultar muy
complicado, soltar algo que sentimos es nuestro, dejar atrás una relación,
mudarnos a un nuevo sitio, afrontar la soledad, dejar un trabajo, asimilar que
perdimos a la persona que amamos, no resulta sencillo, puede tomar tiempo, por
si concientizamos el proceso y dejamos de sentirnos víctimas, culpables o
defensores de causas imposibles, la experiencia será más fluida y nos
generaremos menos daños.
Aceptar que algo ha llegado a su fin. es como una carta que
nos dan en un juego de mesa para avanzar a la siguiente casilla sin la carga
del pasado, siendo este juego nuestra vida.
Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet
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