Mente y materia no están separadas Joe Dispenza
Tengo 46 años. Nací en Nueva York y vivo en Rainier
(Washington) . Estoy casado en segundas nupcias, y comparto cinco hijos.
¿Política? Creo en el derecho divino de todo ser humano a buscar su felicidad.
¿Dios? La esencia inmanente que da vida a todo. Cada segundo pierdes diez
millones de células: la vida actúa en ti, ¡acéptala!
Joe Dispenza, D.C. recibió su Doctorado en Quiropraxia en
Life University de Atlanta, Georgia, USA. Su formación universitaria fue en
Bioquímica y su educación de postgrado es en Neurología, Neurofisiología y
funcionamiento cerebral. Su trabajo sobre el cerebro y la relación entre la
conexión mente-cuerpo fue inspirada por un grave accidente que le causó
múltiples fracturas de vértebras.
Ha estudiado y enseñado diversos temas desde Física Cuántica
a funcionamiento cerebral, pensamiento intencional o la naturaleza de la
realidad. Uno de los científicos más populares presentados en "What the
Bleep do we (K)now? ¿¡Que rayos sabemos nosotros!? a y la segunda parte
"Bajando por el Hoyo del Conejo", el Dr Dispenza es recordado
sobretodo por sus comentarios sobre cómo una persona puede crear su día. Cuando
no está viajando o escribiendo, está ocupado viendo pacientes en su clínica
quiropráctica cerca de Olimpia, Washington.
Cambiar la mente
A los 23 años de edad, durante un triatlón, Joe fue
derribado de su bicicleta por un coche, causándole múltiples fracturas de
vértebras. Varios doctores dijeron que su única esperanza de volver a andar era
soldar algunas de las vértebras en una operación que le dejaría con dolor y
movilidad limitada de por vida.
Pero, como quiropráctico, Joe sabía suficiente sobre salud
espinal y su propio estado físico post-accidental para asumir un considerable
riesgo. Rechazó la operación y, en conjunción con un cuidadoso programa
terapéutico, Joe literalmente "pensó" su camino hacia la curación.
Tres meses más tarde, Joe era capaz de caminar y funcionar como antes del
accidente. Joe atribuye una gran parte de esa recuperación al poder de su
propia mente.
Esta increíble experiencia incitó a Joe a aprender sobre
esta importantísima herramienta que todos tenemos - EL CEREBRO -
El cerebro humano es un órgano de colosal plasticidad, y hoy
estamos aprendiendo a estimularlo, enriquecerlo, desplegarlo. Y no sólo en sus
capacidades intelectivas, sino también en las emocionales. Y en las bioquímicas:
podemos aprender a modularlo para producir duchas hormonales que te refuercen
el sistema inmunológico. ¿Consistirá la medicina del futuro en ese autocontrol
de los recursos de la mente sobre la materia, sobre el propio cuerpo, y a eso
le llamaremos salud?
Dispenza se dedica al desarrollo del cerebro y la
autoconciencia. La premisa del trabajo de Joe está basada en su total
convicción de que toda persona en este planeta tiene en su interior el
potencial latente de grandeza y habilidades ilimitadas.
"Mente y materia no están separadas"
Entrevista realizada a Joe Dispenza el 14 de agosto de 2007
por Víctor-M. Amela
-¿Qué es una remisión espontánea?
- La súbita reversión de una enfermedad: el
enfermo sana de una dolencia sin explicación
médica convincente.
- ¿Se dan a menudo curaciones de este
tipo?
- Sí se dan. Yo he presenciado casos
espectaculares. Y tengo una buena noticia: podrían darse más a menudo.
- ¿Por qué?
- He estudiado a muchas personas que
experimentaron asombrosas remisiones de graves enfermedades... y he constatado
en ellas ciertos aspectos comunes.
- ¿Cosas que podemos aplicarnos
todos, entonces?
- ¡O intentarlo, al menos! Porque
esas remisiones no fueron tan espontáneas...
- Le escucho: ¿qué había en común
entre esas personas?
- Todas aceptaron que sus modos de
pensar y sentir ( "he estado enfadado, odiando, envidiando..."), sus
actitudes vitales, en suma, les habían ocasionado desequilibrios y
disfunciones, les habían dañado la salud.
- Ah, eso no es nada fácil de aceptar...
- Pero se puede. Y uno puede buscar
tiempo para empezar a ejercitarse en crear pensamientos grandes y felices: ¡eso
está comprobado que estimula el sistema inmunológico, que estimula una
neuroquímica salutífera!
- ¿Qué más hicieron esas personas?
- Empezaron a formularse preguntas
importantes: ¿a qué persona o gran personaje admiro?, ¿a quién conozco que sea
feliz, para ser igual?, ¿qué debo cambiar en mí para vivir con alegría?
- ¿Basta con pensar en eso?
- Es que, además, se concentraron en
pensar en la nueva persona que querían ser. ¡Y eso genera ya redes neuronales
nuevas!
- ¿Estaban ya cambiando, mejorando?
- Sin duda. Pero había algo más:
todos aceptaron que la inteligencia de la vida, la inteligencia universal latía
en ellos, y que podían reconectarse a ella.
- Suena ya demasiado místico,
abstracto...
- ¡Es de una lógica radical! Mira:
cada segundo pierdes diez millones de células... ¡Ahora mismo! ¿Estabas
pensando en hacerlo?
- No.
- Hay un montón de células que
deciden nacer y morir a cada segundo del día y de la noche, que deciden
mantener tu corazón latiendo, todos tus órganos funcionando... ¿Controla todo
esto tu inteligencia racional?
- No.
- ¡Pues ésa es la activa inteligencia
de la vida a la que me refería! ¿Ves? La aceptas: puedes conectarte, encajarte
en ella.
- ¿Y cómo lograr encajarme en ella?
- Hoy sabemos que la meditación es
muy eficaz... Y hay algo que yo practico: cada mañana, al levantarme, pienso en
quién quiero ser, escojo qué quiero para ese día, para mi vida, qué ideales
persigo... ¡y todo eso lo siento dentro de mí como si ya fuese real!
- ¿Y qué sucede, señor Dispenza?
- ¡Que vivo días asombrosos! Y que
vivo todos los días como si lo fuesen.
- ¿Está sugiriéndome que puedo crear
mi realidad?
- Todas las personas que hicieron
algo grande fueron personas que vivieron en una visión, en una realidad en la
que creían. Y, de este modo, la crearon.
- Eso no es muy científico.
- En tal caso, las partículas
elementales tampoco son muy científicas...
- ¿Por qué lo dice?
- ¡Porque se comportan contrariando
las leyes de la física mecánica! Para empezar: donde todo parece sólido, ¿qué
hay?
- ¿Qué hay?
- ¡Abismos de vacío!
- Muy poético.
- No, no, es mera realidad: en el
átomo, entre los electrones y el núcleo, hay inmensidades de vacío; y entre los
protones y neutrones del núcleo del átomo, hay más inmensidades de vacío... O
sea, los ladrillos de la materia... están vacíos. ¡La materia es mero vacío!
- ¿Alguna otra enseñanza de física
cuántica que quiera transmitirme?
- Que mente y materia no están
separadas. Los humanos, pues, podemos usar la mente subjetiva para influir en
el mundo objetivo.
- No es poco trabajo...
- ¡De hecho, lo hemos hecho durante
siglos sin darnos cuenta!
- ¿Ah, sí? ¿Cómo?
- Al rezar.
- ¿Propone que recemos?
- Orar es esto: cerrar los ojos y
pensar. Y para eso no se necesita a Alá, Yahvé, Dios ni nada de eso: se basta
uno. Esto es lo que propongo: ¡experimenta! Haz de tu vida tu propio
experimento científico.
- Despidámonos con algún ejemplo de
experimento.
- Una vez tomé a dos personas: una
estiraba con un dedo un cordel durante una hora al día, durante cinco días a la
semana, durante cuatro semanas. Su dedo ganó un 30% más de fuerza. La segunda
persona hizo lo mismo... pero sólo mentalmente.
- ¿Y?
- ¡Su dedo ganó un 22% más de fuerza!
- ¿Sin tocar el cordel?
- Sin tocar el cordel.
- Vaya...
- Lo físico es metáfora de los
psíquico. Está todo imbricado, es en el fondo lo mismo. Insisto: ¡experimenta!
Enriquece tu vida con experiencias nuevas. Créalas en tu cerebro. Crea realidad
con tu mente, y verifícala luego en tu entorno. Serás creador. ¡Todos lo somos!
Basta con conectar con esa inteligencia cósmica de la vida, con esa mente
total. Enriquécete, enriquécete...
Fuente: Nueva Gaia
Fuente: Nueva Gaia
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