CADA VEZ SON
MÁS LAS PERSONAS QUE SE SIENTEN SOLAS, AUNQUE TENGAN ALREDEDOR PERSONAS QUE
CUALQUIERA QUISIERA TENER AL LADO. SE SIENTEN SOLAS Y NO ALCANZAN A COMPRENDER
DEL TODO EL POR QUÉ.
El drama de
la soledad se manifiesta sobre todo, cuando esas personas llegan a su casa y no
hay nadie que tape su propio ruido es cuando más soledad sienten.
SI EN
SOLEDAD TE SIENTES SOLA/O, ESTÁS EN MALA COMPAÑÍA
Sentirse
solo al estar solo es terrible, es no querer escuchar lo que tenemos que
decirnos y tener la sensación de ser la persona más triste del mundo. Además,
es tan profundo el miedo que le tenemos al silencio que lo evitamos
constantemente porque en él nos sentimos desprotegidos y vulnerables.
Hay muchas
personas, como he dicho antes que están experimentando esto y puede que tú
estés pasando por ello en estos momentos. Es normal y no tienes que
avergonzarte: resulta tan sencillo llenarse de vacío y a todos nos da pánico la
posibilidad de que llegue a nuestra vida.
LA SOLEDAD NO
SIEMPRE ES MALA, SIEMPRE Y CUANDO LA ELIJAMOS NOSOTROS, NO QUE NOS SEA
IMPUESTA.
A menudo,
cuando vemos volar sobre nuestras cabezas la sombra de la soledad, vamos
rápidamente disfrazándola para que no emerjan los miedos. O nos aislamos en
nuestra melancolía. En ese estado solo se recibe dolor y se olvida, un poco o
un mucho, quién se es realmente.
El primer
paso indispensable para combatir ese malestar tan terrorífico, de tan mala cara
y que impide disfrutar de lo que se tiene, es afrontarlo y aceptarlo. Sí, hay
que ponerle nombre siempre a lo que nos pasa, así se le puede otorgar un lugar
y actuar sobre ella cuando actúe como peso y no como una ayuda.
“Sentirse
solo no es lo mismo que estar solo:
Estar solo
puede ser una experiencia que disfrutes, Que necesites a ratos para recuperar
fuerzas o hacer algo creativo…
Pero
sentirse solo y aislado es dañino para las personas;
Te vuelves
menos creativo, menos inteligente, padece tu salud”
-Elsa
Punset-
La soledad
no tiene por qué ser mala. Convencerse de esa afirmación es el primer paso. Es
decir, estar solo puede convertirse en una gran oportunidad: pasear, viajar,
leer, meditar… Quizá sea la forma más valiente de descubrirse y empezar a
quererse, pues no se puede esperar que los demás ayuden cuando uno no es capaz
de ayudarse a sí mismo.
EN LA
SOLEDAD UNO DESCUBRE QUE NO ESTÁ SOLO
La soledad
puede ser el abrazo más anhelado y está al alcance de cada uno. Los instantes
de silencio son capaces de dar miedo, pero también de purificar, tranquilizar y
reconfortar. La soledad que da felicidad es aquella que encuentra y acoge, para
conseguir que seamos nuestra mejor compañía.
Nunca se
está solo si uno no lo quiere o lo busca. Uno nace para relacionarse con los
demás y, por ende, para compartir su vida con aquellos a los que tiene
emocionalmente más cerca. SIN EMBARGO, DEBEMOS SER CONSCIENTES Y RECONOCER “QUE
LA PERSONA MÁS CERCANA QUE TENEMOS SOMOS NOSOTROS”. Y PREGUNTARSE ¿POR QUÉ
QUIERO RECHAZAR ESO?
Hay una
certeza en todo esto. Y es que, al nacer, ya se es un corazón que late y que no
podrá negarse a estar consigo mismo. ¿Por qué no hacerlo más fácil? La mejor
manera de aguantar la soledad es recibiéndola para fortalecer el vínculo que
nos une con nuestra esencia.
No estamos
solos siempre que seamos conscientes que aún queda algo que nos identifica, que
nos muestra que merece la pena vivir. No solo nos tenemos es que, aunque el
sentimiento nos ciegue, sabemos que hay personas alrededor que merecen nuestra
compañía.
Es posible
pensar que aunque está tu familia, tu mujer, tu marido, tus hijos e incluso que
hay amigos, pero te sientes solo. Estamos en una sociedad que cada vez se
comunica más por tecnología y que exige más tiempo para el trabajo y menos para
las relaciones personales. Sin embargo, eso no significa que no nos quieran,
que no estén ahí.
EN ESTE CASO
QUIZÁ TU DEPENDENCIA ESTÉ COLABORANDO CON LA SOLEDAD PARA HACERTE SENTIR ASÍ:
QUIZÁ SEA BUENO QUE BUSQUES LIBERTAD, ESPACIOS, AFICIONES, ETC., EN LO QUE TE
SIENTAS COMPLETO SIN NECESIDAD DE COMPARTIRLO DONDE TE ENCUENTRES A GUSTO SOLO
EN TU COMPAÑÍA.
RECUERDA:
“NADIE ESTÁ MÁS SOLO, QUE EL QUE VIVE ALEJADO DE SÍ MISMO”.
Fuente: La
Ciencia del Espiritu
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