SALVAJE VERDADERAMENTE CIVILIZADOS

 

El deseo es esencia estremecedora y vital como la que siente el salvaje. Quienes traspusieron la etapa salvaje ahora se cifra en sucesos materiales.

 

Este interés sólo sobrevendrá si estáis verdaderamente civilizados. El salvaje que entra en la primera etapa de la vida, para quien son nuevas todas las cosas, que está acumulando Karma, que aprende a sufrir y empieza a crear, sólo puede tener muy débil interés en la vida.

 

Para vosotros y para mí este deseo ha de ser en su esencia tan estremecedor y vital como el que siente el salvaje que comienza a gustar los placeres y sensaciones de la vida, pero vosotros camináis por diferente sendero y tenéis nuevos deseos, porque ya traspusisteis la etapa del salvaje cuyo interés se cifra en los sucesos materiales de la vida cotidiana. El salvaje está todavía creándose Karma mientras que vosotros debéis ir agotándolo. Debéis fortalecer vuestra voluntad y dominar vuestros deseos, a fin de que aprendáis a obtener la tirana Voz. El entusiasmo es el único medio de escuchar y obedecer esta Voz que siempre ha de guiarnos.

 

Los salvajes tienen innumerables supersticiones, aun en el mundo moderno. Los más reflexivos, los más despiertos, los más alertas, son tal vez los menos creyentes. Eso es porque la creencia ata, la creencia aísla; y eso lo vemos a través del mundo, del mundo económico y político, y también en el mundo llamado espiritual.

 

Nuestros dioses, nuestras iglesias, nuestra moral se basan en el miedo, y para comprender eso tenemos que comprender cómo surge ese miedo. Las teorías y las creencias no cambian nuestra vida; el hombre las ha sustentado durante miles de años y no ha cambiado; quizás le han dado un pulimento superficial; quizás sea un poco menos salvaje, pero es todavía brutal, violento, incapaz de mantener la seriedad. La religión, esta y como es ahora, se ha convertido en un fenómeno extraordinario que no tiene validez en absoluto.

 

Creo que cada grupo que auspicia la guerra siempre dice que ésta es para protegerse a sí mismo. Siempre han habido guerras, ofensivas y defensivas; pero hay guerras que han constituido un juego peculiar y monstruoso a través de los siglos. Y a pesar de que infortunadamente se nos considera educados y cultos, todavía disfrutamos de las más salvajes prácticas de carnicería. ¿Podríamos, pues, penetrar en la cuestión de los que es esta violencia excesiva, esta agresión del hombre? ¿Podríamos ver si es del todo posible que estemos libres de ella?

 

Hay quienes han dicho: «No hagas demostración de violencia bajo circunstancia alguna». Esto implica vivir una vida pacífica aun cuando estemos rodeados de gente que es muy agresiva, violenta; implica una especie de núcleo en medio de personas que son salvajes, brutales, violentas.


Jiddu Krishnamurti


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