UNA NUEVA RELIGIÓN



           
No hay ninguna deidad externa o interna, sólo la Presencia misma, previa al tiempo y a la distancia.
No hay ningún pecado, sólo una imaginaria desconexión de la Presencia.
No hay ningún infierno, sólo el sufrimiento de hoy y el anhelo de volver a Casa.
No hay ningún cielo, sólo el hecho de recordar hoy nuestro Hogar.
No hay ninguna autoridad en esta vida, sólo Vida, estallando como todo lo que es y lo que no es.
No hay cristianos, judíos, budistas, ateos o agnósticos, creyentes o no creyentes, sólo seres humanos perfectamente rotos, luchando por encontrar la luz en la oscuridad de ellos mismos.
Pero, no hay tal cosa como alcanzar la luz cuando tú eres la luz, ni tampoco el amor cuando tú eres el amor; y la división entre el espíritu y la carne, la luz y la oscuridad, Dios y el diablo, lo sagrado y lo profano, lo santo y lo no santo, lo inmortal y lo mortal, el ser y el mundo, nunca sucedió, para nada.
Y entonces, la nueva religión (del latín, religare, 'unir') es el descubrimiento de nuestra intimidad con la vida, una no-separación de aquello que buscamos, nuestro Hogar, más allá de todos los hogares mundanos.

JEFF FOSTER





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