Todos hemos fantaseado con las
características ideales de esa persona especial que nos gustaría tener a nuestro
lado para toda la vida. Muchas veces he escuchado el “listado de
requerimientos” de las mujeres con respecto a los hombres, por eso esta vez me
aventuro con lo que personalmente creo que sería deseable encontrar en una
mujer. Sé que es largo y ambicioso, pero soñar es gratis…
Que sea una mujer empoderada en un
sentido saludable de la palabra, es decir, que tenga alas propias y un sentido
de propósito relativamente encaminado.
Que no nos vea como un salvavidas,
sino que se sienta en plenitud antes de iniciar una relación. Que tenga
autoestima y esté orgullosa de su género. Que sea intelectualmente inquieta,
con opinión propia y voluntad para ejercerla.
Que NO se vea a si misma como un
rival para competir contra el hombre, sino como un complemento, no mejor ni
peor, sino deliciosamente diferente. Que no busque “empatarnos” en lo más bajo
y sombrío que tenemos los hombres, sino que le saque partido a su energía
femenina, que a fin de cuentas es lo más valioso y atractivo que tiene.
Que tenga sentido del humor y se ría
de buena gana de si misma de y sus propias imperfecciones. Que sea cómplice en
aventuras locas como subir un cerro al atardecer para ver la luna llena, o
bañarse a poto pelao en una playa solitaria. Que sepa disfrutar tanto de una
cena elegante junto a los suegros, como de un sanguche sentados en la cuneta.
Que en el amor nos haga sentir su
deseo palpitante de hembra en celo, y se entregue como si no hubiera mañana,
estando abierta a jugar y experimentar cosas nuevas, sin enjuiciar ni censurar
nada. Que se atreva también a expresar su voluntad e iniciativa con libertad y
sin decoro. Pero que a su vez entienda que el acto es un traspaso mágico de
energía sagrada, y que por lo tanto cada nuevo encuentro es un lazo divino que
poco a poco va fundiendo dos almas en una sola, indivisible y para siempre.
Y lo más importante: que ame
profundamente la naturaleza, los animales y los niños; y que sea tan dulce con
ellos, como lo es con su marido. Que sin importar las circunstancias de la
vida, ella sea confiable y esté siempre dispuesta a poner el hombro y a
jugársela junto a su hombre. Eso da mucha seguridad y enamora hasta el fin de
los tiempos.
PD aclaratoria: Ningún hombre puede
exigir cosas que no esté en condiciones de entregar en igual medida.
Raimundo Silva
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