Miré en las cruces de cada iglesia,
pero Él no estaba allí.
Peregriné a
los templos de la India
y a los santuarios de la China,
pero Él no estaba allí.
Busqué en los montes de Herat y Candalar,
pero Él no estaba allí.
...Escalé la lejana cumbre del Qaf y solo hallé
el nido del Fénix vacío.....
Visité la Cava, pero Él no estaba
en este turístico lugar entre jóvenes
y viejos
peregrinos.
Leí los libros de Avicena, pero su sabiduría
eludió toda palabra.
Llegué a lo más alto del trono, a dos codos de
distancia, pero Él no estaba allí.
Entonces miré en mi propio corazón
y allí lo encontré:
No estaba en ningún otro lugar.
(Rumi)
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