CONSCIENCIA DE UNIDAD EN EL PRESENTE

 


CONSCIENCIA PRESENTE

La consciencia, la naturaleza de la unidad y su contenido

 

Para entendernos al hablar de nuestra verdadera naturaleza, es necesario aclarar algunos conceptos. Cuando hablo de Conciencia, Unidad o Totalidad, incluyo sus dos aspectos simultáneos: consciencia y contenido de la consciencia. Estos dos aspectos no son dos elementos distintos: son lo mismo. La consciencia equivale a asimilar que todo lo que se percibe en el momento presente es el contenido de la consciencia. Nunca sucede otra cosa que no sea esa asimilación, ese darse cuenta, de todo lo que surge en el presente. El hecho de darse cuenta es el contenido: la Unidad. Dentro de la consciencia, todo aparece como contenido, es decir, todas las cosas aparecen en la «ausencia de cosas». Podemos hablar del contenido de la consciencia en términos de imágenes: imágenes visuales, sonidos, pensamientos, sensaciones, emociones, etcétera.

 

Habitualmente, se suele pasar por alto el aspecto de consciencia de la Conciencia, de la Unidad. El contenido de la consciencia, las imágenes que surgen, tienen una capacidad de embelesar aparente, que se suele denominar maia (lo ilusorio). Una de las imágenes mentales que aparece en el contenido es el pensamiento primario o pensamiento del «yo», que surge en conjunción con la imagen corporal y se identifica como parte integrante del personaje. Al asumir ese «yo», todos los demás pensamientos se convierten en «mis» pensamientos; se denomina «mente» o «autoconciencia» psicológica a la sucesión de pensamientos que van surgiendo (y que considero «míos»).

 

Puede resultar útil imaginar que esos pensamientos son como globos que aparecen con mensajes escritos en la superficie, como en un cómic. Al pasar por alto el aspecto de consciencia de nuestra verdadera naturaleza, y al centrarnos en el contenido y quedarnos embelesados con él —o, dicho de otro modo, al identificarnos con el personaje—, los mensajes escritos en los globos de pensamientos parecen constituir un relato real. Así, aunque el contenido surja en la consciencia y en el presente, esa fascinación por el relato de los pensamientos parece «distraernos», «sacarnos» del presente y extendernos hacia un pasado y un futuro imaginados, es decir, hacia la historia del personaje. De hecho, los recuerdos y la antelación —el pasado y el futuro— no son más que simples pensamientos que brotan en el momento presente.

 

BÚSQUEDA

 

Cuando predomina la identificación con el personaje, se tiene la sensación de que se es distinto de todo lo demás, de los «otros» seres aparentes; la sensación de que uno se encuentra con una forma determinada. Al mismo tiempo, se intuye que nuestra verdadera naturaleza es la Unidad y esta disparidad se manifiesta, en la película de la vida, como un impulso para buscar la Unidad. Lo único que ya existe es Unidad o Plenitud pero, cuando uno se queda embelesado al centrarse exclusivamente en el contenido de la Unidad, se produce una búsqueda de esa Unidad. Eso es la representación teatral de la vida: la Unidad que se busca a sí misma.

 

En este sentido, la analogía de una película proyectada sobre una pantalla resulta útil: la película es el contenido y la pantalla es la consciencia; juntas, son una sola unidad. Esta pantalla es multidimensional, es decir, la película aparece dentro de la pantalla. Todas las cosas aparecen sobre ese fondo de pantalla multidimensional con el fin de que, dentro de esta película, la Conciencia —Plenitud, Unidad— pueda percibirse a sí misma como todas las formas.

 

La Conciencia aparece con la forma de todas las cosas y es inmanente a ellas. La Unidad ya es tu auténtica naturaleza. «Tú», la Unidad, te estás viendo siempre a ti misma en todas esas formas, pero este hecho se pasa por alto a causa del embelesamiento que produce el relato mental. Cualquier tipo de búsqueda —no sólo la llamada «búsqueda espiritual» o búsqueda de la Unidad con la etiqueta de «no dualismo», sino cualquier forma de búsqueda: la búsqueda de satisfacción material, de un buen lugar para vivir, de un trabajo satisfactorio...— es la búsqueda de la Unidad, de la Plenitud.

 

CONSCIENCIA DE UNIDAD

 

Por tanto, hoy, la configuración actual de la Unidad —que, en este momento, se manifiesta como el contenido de la consciencia— consiste en una habitación llena de personajes en busca de su auténtica naturaleza. La Unidad se manifiesta inmanentemente en forma de una habitación y de todos estos personajes; está embelesada por el relato mental de buscarse a sí misma y proyectando en el futuro el denominado «Despertar». Sin embargo, ahora mismo, lo único que ya existe es un cien por cien de consciencia, es la Unidad que surge de forma inmanente bajo sus dos aspectos, de consciencia y de contenido de la consciencia, aparentemente embelesada por su propio relato mental.

 

EL JUEGO DE LA VIDA

 

Viendo con claridad, la vida parece como un gran juego. Tu-conciencia juegas todos los roles y es parte del juego que tu usualmente juegues los roles, sin saber Tu real identidad. Pero algunas veces, como parte del show, hay un reconocimiento de Tu verdadera naturaleza.

 

Cuando hay implicación como personaje en el juego sin el reconocimiento de Tu verdadera naturaleza, el rol se toma seriamente y todos los dramas de vida parecen surgir de esto. Si el rol se interpreta reconociendo Tu verdadera naturaleza, el juego es visto por lo que es.

 

Cuando Tu verdadera naturaleza se vuelve obvia, el personaje no desaparece con un flash de luz, ni se pone vestidos ocre y tiene discípulos, ni enseña verdades «espirituales» -aunque algunas de estas cosas sea posible, dependiendo del patrón del personaje en el juego. El personaje como él o ella lo hicieron antes del reconocimiento. El personaje es probable que continúe con la misma dirección de una vida ordinaria en el juego. Ni siquiera es necesario que el personaje diga a nadie o comunique lo que ahora es obvio.

 

La totalidad del juego no tiene propósito o punto más allá de la apariencia presente. Es Tu entretenimiento cósmico. Tu y Tu juego. No tiene existencia separada de ti.

 

CEDER EL CONTROL

 

La creencia de que tenemos el control de todo lo que sucede en nuestra vida es un espejismo. Desde que he cedido ese control al momento Presente, al Ahora Intemporal las cosas fluyen de forma más natural y armónica. Desde el momento que dejas de pedir que todo suceda como tú quieres y dejas todo en manos de Dios, de la Conciencia, del Ser Superior o como quieras llamarlo, desde ese momento, te quitas un gran peso de encima y fluyes con todo tal como se presenta, tal como es.

 

Eso es instalar e instalarse en una gran y verdadera Paz.

 

Aparentemente, uno hace lo que tiene que hacer, de la mejor forma que pueda y con eso es suficiente. En el fluir con todo está la clave interfiriendo en el devenir de los acontecimientos lo menos posible.

 

Nathan Gil


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