EL PODER DE CREER

 


Convertirse en lo que de verdad se cree, para no vivir sólo de creencias, y el creer sea como arte y ciencia de ser lo que en verdad se es.

 

Desde la escueta desnudez del ser uno no podría ya creer en esas apariencias que, al fin de cuentas, van llevando por el camino del no ser y de la dependencia.

 

Creer en lo que se dice, habitar en la palabra. Sentir lo que se siente y convertirse en ello. Ser en lo que se hace y disfrutar. Así la vida sale de la rutina de la inercia gris y repetida de los días vividos sin pasión. Que sea sagrada la vida, dedicada, consagrada a una causa con amor. Y la más noble de las causas es la misma vida.

 

El sentido de vivir es la vida. No vivimos en realidad para otra cosa que para vivir.

 

No vivimos para trabajar, trabajamos para vivir. No vivimos para el placer, consagramos el placer a la vida. No vivimos para el poder, empleamos el infinito potencial de ser para honrar toda forma de vida.

 

Ser el ser único e irrepetible que cada uno de nosotros es se alcanza con esa fe que se afianza interiormente en la confianza. Es esa la profunda fe que se enraíza en el amor. Entonces, somos ciertamente quienes somos y podemos disfrutar. Un saber hacer desde el ser conduce a la sabiduría existencial, que desde la paz nos lleva a gozar la vida.

 

La auténtica fe no nos viene del intelecto pues se siente, se hace carne y convicción existencial. Nos convertimos en ella. Es la fe encarnada en la profundidad de una confianza que nos llega desde el alma. La vivimos cuando entregamos lo mejor de nosotros a una noble causa.

 

Creer es el primer paso –la mitad de la jornada- hacia el acto de crear.

 

El alcance del acto creativo trasciende siempre al creador, revelando el potencial ilimitado de creer en lo que para otros no es posible. Se confía en otros cuando se cree en uno mismo. Se cree en la patria cuando ya se lleva adentro. Se confía en la humanidad cuando lo humano ya es al interior el río de la vida, con sus dos riberas de amor y de dolor.

 

El creador va a tientas, disfrutando del camino en la penumbra, presintiendo la luz y amándola, innovándola, recreándola antes de verla. Sabe que incuba la vida, aunque no tenga ninguna evidencia, sabe de las certezas de la incertidumbre El creador experimenta más allá de las fronteras de la razón y los sentidos. Sabe sin conocer, siente sin tocar. Se rinde y gana. Renuncia y posee. Ama el vacío porque conoce de su plenitud. No teme de la sombra porque la sabe madre de su luz.

 

El creador confía, se fía de sí mismo. Tal vez no haya un esfuerzo más gozoso que el de crear. En el acto de crear no hay nada más incierto que la certeza pues nada en la vida es más evidente que la incertidumbre.

 

Crear es unir opuestos para revelar la belleza de la complementariedad, es dejar de pretender que se tiene que ser mejor, cuando se puede ser único, es revelar en una nota original que no tenemos que competir cuando somos nuestra propia competencia y la podemos compartir.

 

Terminamos indefectiblemente convertidos en lo que creemos. Creer es crear. Vemos el mundo como nos vemos a nosotros mismos, y nos vemos según lo que creemos. Es posible verse de otro modo. Si otro en ti, que de veras es, surge en tu creencia, lo puedes convertir también en tu vivencia.

 

Si te vives de otro modo, otro mundo será posible.

 

 

 

Dr. Jorge I. Carvajal Posada

 

 

DR. JORGE CARVAJAL

 

El Dr. Jorge Carvajal es médico cirujano de la Universidad de Antioquia (Colombia). Escritor, docente, investigador, con cuarenta años de práctica clínica dirigidas a la integración de diferentes sistemas médicos. Creador de la Sintergética y Manos para sanar. Es presidente honorífico de la Asociación Internacional de Sintergética (A.I.S.).

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