NUNCA ESTARÁS LISTO PARA SERVIR


 

Si crees que debes alcanzar un cierto nivel de coherencia o de conocimientos para servir, para ser útil a la humanidad, ¡te equivocas! Nunca sabrás lo suficiente para ser inmune a los errores.

 

Tu proceso de aprendizaje y crecimiento es constante y eterno. Jamás se detiene. La iluminación, punto de máxima coherencia, es un estado dinámico, es proceso, no es meta. No esperes a sentirte iluminado o a creer que eres un ser que expresa la totalidad del amor universal e incondicional para sentir que estás autorizado a servir.

 

El servicio es la escuela, el sendero, es el camino real de aprendizaje y transmutación.

 

Sirvamos con nuestras pequeñas y grandes contradicciones sirvamos desde la humildad de reconocer que como individuos y humanidad estamos en un proceso continuo que jamás termina. Sirvamos con amor y con la certeza de que el trabajo interior irá puliendo nuestras aristas para que, en todo su esplendor, a través de nuestra personalidad integrada, brille el Alma y sea ella la que se exprese a través de la consonancia con la necesidad profunda, esa que se expresa a través de quien necesita nuestro acompañamiento.

 

El sanador, el servidor, se nutre de la meditación, del estudio y del servicio. Esa es la tríada sagrada que garantiza que cada paso sea constructivo y capitalice la experiencia transmutándola en evolución consciente.

 

Para ninguna de las tres acciones de la tríada del sanador necesitamos cumplir con requisitos previos; no necesitamos autorización. Cualquier nivel de conciencia es válido para comenzar a meditar, para comenzar a estudiar, para comenzar a servir

 

Y ten presente que mientras habites un cuerpo nunca cesarás de aprender, de comprender, de encontrar ocultos matices de fricción, pequeñas contradicciones y retos para la coherencia. No te dejes desviar por el absurdo espejismo del no merecimiento, de las falsas creencias que te hacen pensar que tus aprendizajes pendientes te desautorizan como sanador, como servidor.

 

Que el servicio sea una oportunidad para abrazar tu humanidad tu vulnerabilidad y la del otro. Que el estudio, incluida la autoobservación y la auto confrontación como materia de aprendizaje, sea una oportunidad para crecer continuamente transmutando el paradigma de la culpa, el señalamiento y el victimismo en oportunidades y en la alegría constante del crecimiento, consecuencia inevitable del estudio. Y que la meditación, sea la oportunidad para verte constantemente reflejado en los ojos del alma y mirar tu futuro luminoso y vasto como la posibilidad de desarrollar todas las virtudes y cualidades del amor incondicional a cada paso en cada momento.

 

Y, cuando en otros encuentres contradicciones, vívelo como una oportunidad para explorar la profundidad de tu ser en busca de las maneras ocultas en las que esas contradicciones pueden manifestarse en ti y reconocerás las estrategias para convertirlas en conciencia.

 

Entonces el servicio te inundará de endorfinas, de dopamina, de oxitocina y de serotonina. Te dará alegría, pertenencia, mirada amplia y un espacio vasto en el corazón que aprenderá a relativizar sus propios deseos, temores y urgencias para aprender, cada vez mejor, a escuchar la voz del alma.

 

Sirve hoy que nunca estarás listo.

 

Juan José Lopera

 

Fuente: A I S – Asociacion Internacional Sintergetica


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