LA DUALIDAD

Vivimos en un mundo paradójico, y esto se manifiesta en todos los órdenes de la vida.
La dualidad es parte de esa misma paradoja: el bien y el mal, la luz y la oscuridad, correcto e incorrecto, etc., son los pares de opuestos que marcan la vida de tercera dimensión. Pero a su vez, y como una realidad espiritual, y más que espiritual, universal, somos Uno con el Universo y todo lo que existe no es más que la manifestación de una única energía.
Desde esta óptica de unión, la separatividad no existe y de parecer seres individuales nos convertimos en un solo Ser. La física cuántica así lo describe.
Entonces no existe lo bueno y lo malo, ya que todo es evolución. Éstos, son sólo juicios de valor que utilizamos en lo cotidiano.
Y esta es la paradoja: ambas realidades conviven. La Unión y la separatividad, y es por eso que nos cuesta tanto la evolución.

Esto nos pone en una situación de crecimiento inminente en momentos en que el planeta está arribando al Gran Cambio Dimensional.
Se nos ha dicho repetidamente que debemos fluir con la energía. Que debemos entregarnos. Que debemos seguir la Luz. Parece que esto nos pone en una situación en que debemos dejarnos llevar libremente, confiando en el proceso.
También se nos ha dicho que debemos crear, ya que somos co-creadores con Dios. Que debemos participar del gran cambio creando nuevas realidades. Esto otro, nos coloca en una situación de protagonismo en donde participamos activamente del proceso.

Pero todo esto parece una gran contradicción: ¿nos dejamos llevar o creamos el proceso?
¿Fluimos libremente cual pluma de ave librada al viento o accionamos con el férreo temple de un guerrero?

Fluir: un fluido se escurre libremente acomodando su estructura a otra de mayor densidad. Se acomoda entre los espacios libres y llena los huecos que existen en ese contexto.
Si lo tomamos en el sentido llano de la palabra estaremos en problemas, pero desde el punto de vista espiritual, significa otra cosa.
Lo que queremos decir cuando usamos el término “déjate fluir” es que dejes que tus vehículos inferiores (físico, emocional y mental) se dejen llevar por las energías del vehículo superior. Es el alma que toma el mando y te va llevando alegre y amorosamente. Parece que estás librado a un destino azaroso, pero en realidad, es tu ego el que se pone a un lado y deja que las cosas ocurran, guiadas por un Orden Superior.

Co-Crear: como chispas divinas creadas a semejanza de la Gran Luz, tenemos la capacidad de crear. Utilizamos tres niveles de creación: el pensamiento, la palabra y la acción.


Fluir y crear son energías que deben ir de la mano. Pero lo cierto es que no sabemos cuando dejarnos arrastrar por la corriente y cuándo colocar la semilla.

La energía de fluir está regida por algunos principios:
Ley de Sincronicidad.
Vivimos en un campo unificado interconectado y que hace que las intenciones se manifiesten. Así es como cuando siento la necesidad de algo, aparece un cartel para ofrecérmelo. Esta gigantesca red hace que todo esté al alcance de mis intenciones.
Cuando pienso en alguien a quien no veo desde hace tiempo, me lo encuentro en el lugar más inesperado. Si sigo estas señales, estoy fluyendo de acuerdo a la sincronicidad.
Ley de incertidumbre
El futuro no existe pero sí una probabilidad de que ocurra. Entonces, si no existe decido crearlo, sabiendo que hay probabilidades de que se manifieste. Todos estos elementos son los que conspiran para que la realidad se manifieste: fluidez, co-creación, sincronicidad, incertidumbre e intención.

La intención es la fuerza que mueve al Universo. En virtud de ella existe el mundo manifiesto.
La primera intención es la de Ser: “Yo Soy un Ser Divino de la Creación”.

La segunda es Hacer: “crear en todos los niveles, pensamiento, palabra y acción”.

La tercera es Tener: “es el fruto de la creación, la cosecha”.

Compatibilizando: pero hasta ahora sólo tenemos conceptos y queremos llevar esto al mundo práctico.

¿Cómo hacer para crear y fluir al mismo tiempo?

Señales: un buen punto de partida es el estudio de las señales. Son signos que nos indican qué camino tomar; es como cuando llegamos a un cruce y seguimos el cartel indicador.
Pero lo cierto es que los carteles indicadores o están borrosos o no los entendemos o nos olvidamos los lentes.

Le pedimos al Universo o a nuestros ángeles personales que nos indiquen cuál es el mejor camino para esta situación. Entrenamos nuestros órganos perceptivos para entender la llegada de esas señales.
Éstas podrán provenir de personas que nos alcanzan una respuesta, o de un cartel publicitario, o una noticia en el diario, o del resultado de abrir un libro al “azar”. Si atendimos correctamente la señal, haremos el camino más fácil.
La intuición es una buena fuente para obtener señales que a veces se manifiesta como una presión en algún lugar del cuerpo, o como una sensación de certeza inexplicable.

El cuerpo es otra fuente que manifiesta el orden de la naturaleza. Por ejemplo: tengo un compromiso muy importante pero me siento desganado. Sigo a mi cuerpo y descanso, para qué forzar las cosas.

Es necesario entrenarse en el uso de las señales ya que se pueden mezclar con condicionamientos mentales. Por ejemplo: hace meses que no trabajo y justo el día de la entrevista me ocurre un hecho inesperado y no puedo asistir. Dos lecturas:
1) el Universo me dice que ese trabajo no es para mí, ó
2) estoy bloqueando el camino de la prosperidad

Para descubrir qué ocurre realmente debo ser totalmente honesto conmigo y ver si este patrón ya se ha repetido anteriormente y decidirme a vencerlo de una vez.

Así es, como en base a la utilización de signos y señales, accionamos y creamos en sincronización con nuestro espíritu divino.
Y así podremos compatibilizar “fluir y Co-Crear”

Existe un Plan Divino que tu Ser Superior conoce y que te llega en pequeñas dosis. Vas siguiendo el plan con confianza dejándote fluir y luego accionando hacia la creación de un mundo que ya, por sí mismo, se encamina hacia una nueva dimen.


Fuente: Sendero Espiritual

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