Meditar tumbados no
persigue un objetivo, es adentrarse en un profundo descanso, a través de la
relajación.
meditar tumbados, más
allá de la relajación, un artículo de sanamente.net
Por qué meditamos
A menudo nos adentramos
en el mundo de la meditación con un objetivo concreto…
Meditar tumbados, va
más allá de la relajación
…quizás con el deseo de
conocernos a nosotros mismos, deshacernos de lo que no nos gusta o conseguir
aquello que anhelamos.
O quizás simplemente
buscamos paz en nuestras mentes y nuestros corazones.
Sea como sea, en este
adentrarnos corremos el peligro de arrastrar con nosotros las actitudes que
dirigen nuestras vidas, es decir: creer únicamente en nuestra propia fuerza y
dar demasiada importancia al objetivo imaginado y al empuje para llegar a la
meta.
Meditar tumbados,
relajación
Adentrándonos en el
profundo descanso, accesible con más facilidad practicando la meditación
estirados, se nos ofrece un universo en el que la meta deja de ser la única
motivación.
Adentrándonos en el
profundo descanso
Somos invitados a
establecer una relación fluida con lo que percibimos en el exterior y con lo
que surge desde nuestro interior.
Al estirarnos para
meditar quizás nos invade un tremendo cansancio acumulado, un cansancio fruto
de toda una vida de correr intentando alcanzar objetivos y llegar a ser
alguien, un cansancio que está presente en nuestras células pero que nunca
hemos tenido el tiempo o el coraje de escuchar.
Un cansancio que hace
que nos durmamos cada vez que intentamos meditar estirados y que, por lo tanto,
nos hace sentarnos, convencidos de que la concentración y la atención es lo
correcto o lo que debe pasar durante la meditación.
Meditar sentados,
trabajar
La posición de meditar
sentadosLa posición de meditar sentados, no solo nos conecta más con esta
actitud de trabajo tan distante de lo que verdaderamente es la meditación, sino
que, a menudo, nos quedamos atrapados en relacionarnos con el dolor.
Esto viene provocado
por una posición que nos empeñamos en pretender, pero que ya no forma parte de
nuestra cultura, donde crecemos sentándonos en sillas e instrumentos elevados
del suelo.
Después de más de 18
años ofreciendo retiros de profundo descanso y meditación, puedo decir que no
me parece inteligente pasar los primeros años de la práctica de la meditación
preocupados solo con el dolor de rodillas.
Desde mi experiencia
Puedo decir que
escuchar este cansancio adquirido, y permitirnos el lujo de dormir, no es
sinónimo de evasión ni escape de la realidad, sino más bien el contrario y en
muchos casos, el inicio de una escucha verdadera a nuestro propio cuerpo y a la
urgencia de empezar a vivir desde otra fuente.
Más allá de este primer
episodio de simple necesidad de descansar en el plano físico, si conseguimos
confiar y dar espacio a este proceso, a menudo, nos encontramos en una tierra
fértil a caballo entre el estado consciente y los sueños.
Y quizás empezamos a
dar espacio a algo más amplio que nuestro rígido creer que sabemos donde vamos
y la convicción de que sea donde sea, será nuestra propia fuerza y
determinación lo que nos llevará hasta allí.
Meditar tumbados pero
no para dormir
Nos estiramos no con la
intención de ponernos a dormir, sino con la intención de entrar en contacto con
algo más vivo y frescoNos estiramos no con la intención de ponernos a dormir,
sino con la intención de entrar en contacto con algo más vivo y fresco.
Algo que a pesar de
nosotros y nuestro pequeño mundo de deseos y problemas, puede sentir y percibir
una razón, un sentido, una fuerza vital creativa capaz de hacernos realmente
humanos, sensibles, abiertos y arraigados. Verdaderos.
¿Cómo practicar la meditación tumbados?
Podemos empezar
simplemente estirándonos en la cama o en una colchoneta, con la espalda en el
suelo y los ojos cerrados, las manos estiradas a los lados del cuerpo o
dulcemente descansando en el pecho o la zona del ombligo.
Dejamos que todo
nuestro cuerpo se relajeDejamos que todo nuestro cuerpo se relaje, sintiendo su
peso y más en concreto las partes del cuerpo que están en contacto con el
suelo.
Prestamos atención a la
columna vertebral y al espacio entorno nuestra espalda, sabiéndonos acogidos,
sostenidos por el suelo y el universo entero.
Desde allí damos
espacio a todo lo que está pasando en nuestro ser: sensaciones, pensamientos,
emociones, sentimientos… abrazando lo que es, y al mismo tiempo dejando que se
disuelva, que se desvanezca.
descubrimos la
respiración, o el movimiento en la barrigaEntonces nos podemos preguntar:
¿Qué más está pasando?
¿Hay algo más?
Y quizás descubrimos la
respiración, o el movimiento en la barriga causado por el aire entrando y
saliendo de nuestro cuerpo.
Y simplemente nos
podemos quedar allí, en este ritmo sutil y eterno, vital.
O una vez allí, podemos
preguntarnos:
¿Qué es lo más
importante en mi vida? ¿Qué es aquello sin lo cual no vale la pena vivir?
Y no correr hacia
agarrar una respuesta, sino simplemente dar espacio, escuchar atentamente,
volvernos sutiles para oír la voz del corazón y de algo más antiguo que
nosotros mismos.
Es este susurro, junto
con la dulce determinación de descansar en este espacio abierto y sin
conclusiones, que nos llevan a un espacio mucho más amplio de lo jamás
imaginado, y es desde allí que podemos empezar a re-aprender a vivir una vida
más auténtica, sin miedos, con sentido.
Gemma Polo Pujol Logo
Fuente: Sanamente
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