Como cualquier otro sistema de
bienestar integral, el Yoga posee reglas dietéticas específicas. La mayor parte
de la sabiduría dietética del Yoga ha sido transmitida oralmente. Sin embargo,
algunas reglas generales y también determinadas instrucciones específicas se
hallan en las diversas escrituras védicas. Escribe Juan Carlos Ramchandani.
Vegetariana
La razón por la que, desde la
antigüedad, los yoguis prestaron tanta atención a la dieta viene expresada en
pocas palabras en el Chandogya-Upanishad (VI.5.4), que afirma que la mente está
“compuesta de comida” (en sánscrito anna-maya). Según estas enseñanzas, la
parte más burda de la comida se elimina a través del tracto digestivo, la menos
burda es la que sustenta el cuerpo, y la más sutil se convierte en mente (es
decir, nutre el sistema nervioso y el proceso cerebral). La mente sustentada
por la comida se conoce como mente inferior o manas. La mente superior, o
buddhi, templo o fuente de sabiduría, no está compuesta de comida.
En los últimos tiempos, todas estas
nociones se han expresado en un dicho popular hindú: “Según lo que uno coma,
así será su mente” (yatha annam tatha manah).
Cada vez se considera más la
nutrición como un factor importante para el mantenimiento de la salud. Los
practicantes del Ayurveda, sistema originario de la India para el mantenimiento
de la salud, pudieron comprobarlo hace ya mucho tiempo. Su sabiduría se
extendió al Yoga, y este a su vez influyó en el Ayurveda. El principal
propósito de la dieta yóguica no es sólo el de mantener o restablecer la salud
física, sino mantener el medio interior, la mente, libre de impurezas. En la
Bhagavad-gita, hace 5.000 años, encontramos la siguiente triple clasificación
de alimentos:
Las comidas que les gustan a aquellos
que están en el plano de la modalidad de la bondad [naturaleza satvica]
aumentan la duración de la vida, purifican la existencia de uno y dan fuerza,
salud, felicidad y satisfacción. Esas comidas son jugosas, grasosas, sanas y
agradables al corazón.
Las comidas que son demasiado
amargas, demasiado agrias, saladas, calientes, picantes, secas y que queman,
les gustan a aquellos que están en el plano de la modalidad de la pasión
[naturaleza rajasica]. Esas comidas causan aflicción, sufrimiento y
enfermedades.
La comida que se prepara más de tres
horas antes de ser ingerida, la comida desabrida, descompuesta y podrida, y la
comida hecha de sobras y cosas impuras les gustan a aquellos que están el plano
de la modalidad de la oscuridad [naturaleza tamasica] (XVII.8-10).
Alimentos poco saludables
Más tarde numerosos maestros
espirituales y sus respectivas escuelas filosóficas se adhirieron también a
esta triple división de alimentos relacionada con las tres cualidades de la
naturaleza: sattva (bondad), rajas (pasión) y tamas (ignorancia). Con el
tiempo, las escrituras serían más específicas, y mencionan plantas en
particular y otros alimentos apropiados o inadecuados para el yogui. Por
ejemplo en el Hatha-Yoga-Pradipika (uno de los principales textos yóguicos), el
alcohol, el pescado, la carne y el ajo se enumeran como alimentos poco
saludables y que aumentan la ignorancia en quien los ingiere. En cambio se
recomienda el trigo, el arroz, la cebada, las hierbas aromáticas, las
leguminosas verdes, la mantequilla, el azúcar moreno, la miel, la leche y el
ghi (mantequilla clarificada).
Podríamos citar numerosas otras
escrituras védicas y especialmente relacionadas con el Yoga donde se pone un
especial énfasis en la necesidad de comer en la modalidad de la bondad (dieta
lacto-vegetariana o vegana). Además se menciona que se debe de comer con
moderación y advierten que comer en exceso ocasiona todo tipo de enfermedades y
obstaculiza el logro final del Yoga.
Sin embargo, la amplia gama de normas
dietéticas que los textos de Yoga ofrecen son válidas, pero también es cierto
que la dieta debe adaptarse a las necesidades del individuo. Por ello es
recomendable experimentar con la propia nutrición y aprender a escuchar la
sabiduría del cuerpo.
La dieta yóguica
Al igual que la mayoría de hindúes,
los yoguis son típicamente lacto-vegetarianos, y equilibran el consumo de
fruta, verdura, cereales y frutos secos con leche y productos lácteos.
La razón del vegetarianismo hindú y
budista es en su mayor parte filosófica y ética, aunque también se tenga en
cuenta la salud. Los hindúes y budistas, al igual que los sinceros practicantes
occidentales de Yoga, observan el principio ético de no matar (ahimsa) y, en
consecuencia, detestan hacerlo para alimentarse.
Mahatma Gandhi, un karma-yogui
ejemplar dejó claro que, a menos que sintamos una natural inclinación por una
dieta vegetariana, debemos cultivar una firme convicción moral. Lo expresó en
lo siguientes términos:
Ser incondicional del vegetarianismo
requiere una base moral… Porque va vinculado al desarrollo del espíritu y no al
del cuerpo. El ser humano es algo más que carne. Es su espíritu lo que nos
importa. Por lo tanto, el vegetarianismo debe partir de la base moral: que el
ser humano no nació para ser un animal carnívoro, sino para alimentarse de los
frutos y plantas que la tierra produce. (De su biografía Harijan)
El yogui y la yoguini deben mantener
el equilibrio entre su experiencia personal y la guía adecuada de un maestro
cualificado. Así podrán descubrir qué clase de alimentos son los indicados para
su constitución y a la vez cuáles estimulan el elemento satvico que favorece el
bienestar físico, emocional y espiritual.
Alimentar nuestro ser interior
Para el Yoga, el acto de comer exige
participar de forma consciente en el proceso de nutrir nuestro cuerpo, para que
de ese modo alimente, al mismo tiempo, nuestro ser interior. Podemos comer una
deliciosa comida vegetariana, con todo el valor nutritivo de la naturaleza,
pero si la comemos distraídos e indiferentes, quizá mientras miramos la
televisión, perdemos la oportunidad de realizar la práctica yóguica que cada
comida nos ofrece.
El Yoga es mucho más que ejercicios
físicos, es una forma de vida, una antiquísima y completa filosofía que incluye
control de la respiración, concentración, interiorización, meditación,
relajación y por supuesto nutrición, y por todo lo anterior comentado esta debe
de ser vegetariana.
Los grandes maestros del Yoga son vegetarianos y aconsejan a sus estudiantes que sigan una dieta vegetariana. Entre otros citamos a Prabhupada, Krishnamacharya, Shivananda Swami, Vishnudevananda, Indra Devi, Pathabis Jois. Y los que todavía están presentes en este mundo: B.K.S. Iyengar y Desikachar, así como sus millones de seguidores en todo el mundo.
Fuente: Yoga en Red
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