De la rosa damascena se obtiene un
aceite esencial de propiedades ansiolíticas, antiinflamatorias y antiarrugas,
ideal para usar como perfume o remedio aromaterapéutico.
La rosa de Damasco (Rosa damascena)
es probablemente una de las flores más hermosas y también una de las que está
más estrechamente vinculada con el ser humano. De ella se extrae un preciado
aceite esencial muy utilizado en perfumería y en cosmética, pero que además
tiene valiosas propiedades en aromaterapia.
Rosa damascena, la flor del amor
Se cree que la rosa damascena fue
inicialmente introducida en Francia desde Siria durante la Octava Cruzada. Fue
cultivada en el sur de este país, especialmente en la región de Grasse, a
partir del siglo XIX. Hoy día se cultiva principalmente en Bulgaria, Turquía,
Afganistán, Marruecos y también en la India.
En el pasado fue muy valorada y
preciada tanto en Egipto como en China. Se la considera la reina de las flores.
A menudo se la asocia con la Virgen María y en las civilizaciones más antiguas
fue símbolo de pureza, pero también de pasión y de amor, concretamente de amor
incondicional. Entre los atributos de diosas tales como Afrodita, Venus y en la
India Lakshmi, encontramos la rosa.
Se dice que el primer aceite esencial
que se obtuvo con un alambique fue el de rosa damascena, y fue de la mano del
gran médico persa Ibn Sina, conocido como Avicena, alrededor del año mil.
Son pocas las rosas que pasan por el
alambique. La rosa de Damasco es tiene casi la exclusividad entre las rosas en
el mundo de los aceites esenciales. También se destila la rosa centifolia, pero
no es nada frecuente encontrar este aceite esencial.
Antonia Jover
Fuente: Cuerpo Mente
No hay comentarios:
Publicar un comentario