La vida no se piensa, ni se cree, se
vive. Para algunos tendrá sentido escuchar o leer que la vida no se piensa, ni
se cree, sino que se siente. Pero en verdad, la vida ni se piensa, ni se cree,
ni se siente, se experimenta.
La creencia-pensamiento tiene una
vibración determinada. La sensación tiene una vibración determinada. La
Experiencia tiene una vibración determinada. Y cada una conlleva lo que
conlleva y hace vivir de una determinada forma, acorde al estado consciencial
experimentado. En la creencia-pensamiento hay esclavitud al tener que seguir a
la mente con obligatoriedad, y no se vive el momento con consciencia.
La amplitud de la sensación abarca
más que las creencias, pero igualmente origina dependencia, pero puede llevar a
Amar el momento y a vivirlo con consciencia. Y en la Experiencia, además de
Amar el momento, a la vida, a lo que fluye y a vivirlo con consciencia, hay
entrega consciente al momento; sencilla pero profundamente, Abarca todo lo
Abarcable y en todo su esplendor, fluyendo conscientemente con la experiencia
de la vida y de la propia Existencia.
Por ejemplo, el Amor no es una
creencia. Amar desde la creencia o pensamiento, indica que el amor tiene la
vibración que tiene y su origen es mental, por ello es dependiente y exigente.
El Amor no es una sensación. Amar desde la sensación, indica que se puede
sentir la belleza que lo rodea y que tiene la vibración que tiene y su origen
puede hacer que acabe transformándose en amor dual, y por ello, llegar a odiar
tras él. El Amor es una Experiencia. Amar desde la Experiencia, indica que se
puede experimentar la belleza y la hermosura compartida conscientemente, tiene
la vibración que tiene y su Origen es el que Es, y por ello es indivisible,
acepta, comprende, respeta, es honesto y consciente. Si la mente está educada y
con el estado consciencial se está preparado para que el Amor no pase por la
mente y se trasforme en dual, es hermoso el Amor consciente experimentado y su
compartir profundamente enriquecedor. Y como todo es vibración, el Universo lo
nota y la Existencia lo agradece.ç
Un ejemplo que aunque en apariencia
no tenga nada que ver, dependiendo del momento en el que te encuentres, podrás
percibir sentido en ello. Los siguientes tres párrafos se pueden leer en el
libro Perspectivas de Nunc.
+La mente cree, las sensaciones
están, y la Experiencia Es. Se cambia de analizar una situación a sentir su
mensaje interiormente, de sentirlo e identificarse con la sensación producida,
a la Experiencia. Primero análisis, luego sensación y por último la
Experiencia.
+Muchos son los que creen en Dios.
Algunos los que lo sienten. Pocos los que lo Experimentan.
+Dios como estado de Consciencia.
Dios como experiencia de Vibración del Cielo en la Tierra.
Desde ahí, solo surge compartir que
nada tiene que ver la creencia en Dios con sentir a Dios. Y no es lo mismo
sentir a Dios que Experimentar a Dios. Y no es lo mismo creer en el Amor que
sentir el Amor ni que Experimentar el Amor. Y por ello, la vibración de pensar
la vida, es distinta a sentir la vida, y todo ello tiene una vibración y un
origen distinto del consciente Experimentar la vida y la propia Existencia. En
la Experiencia siempre hay naturalidad.
Así que en Verdad, el origen de las
creencias es distinto al de las sensaciones y al de la Experiencia. No creas,
ves más allá de las sensaciones, Experimenta de forma directa y consciente.
Entregándote al momento, todo fluye con naturalidad, no lo frenes por miedo;
sencilla pero profundamente, Experimenta.
Si estás en una etapa o época de
silencio y soledad, entrégate en plenitud a ella, totalmente. Si estás en una
etapa o época de acompañamiento, entrégate en plenitud a ella, totalmente. Si
estás en una etapa o época de pasividad como de actividad, entrégate en
plenitud a ella, totalmente. El resultado podrá ser diverso, pero cuando hay
entrega consciente desde un estado de plenitud, el camino es percibido como un
regalo (incluso como un juego); y la etapa o época, indistintamente de su
duración, como una experiencia enriquecedora, profunda y significativa.
Dándote por completo, entregado
totalmente, con honestidad y profundidad, jamás te identificarás con el
pensamiento que la mente puede originar, “¿qué hubiera pasado si…?”, etc.,
porque lo has dado todo, con entrega, en tu totalidad. La vida está para ser
vivida desde un estado interno pleno, solo por identificación con el ilusorio
miedo, se puede dejar de vivir totalmente.
Medita. Siente. Disfruta. Transforma.
Profundiza. Vive. Experimenta
Medita sobre aquello que tiene
sentido en tu vida y sobre aquello que ya no lo tiene, y toma las riendas. No
sigas involucrado en aquello que sabes internamente que ya no te es necesario,
despréndete de ello, vacíate.
Siente lo que reside en tu interior,
porque es una oportunidad profunda de hacer consciente lo inconsciente.
Disfruta de lo que haces, porque la
alegría es vibración consciente que nace desde la Esencia.
Transforma la inconsciencia
conscientemente, siendo consciente que para ello la inconsciencia ha de
relucir, pero es una profunda oportunidad.
Profundiza en ti, en tu interior, en
el sentir, en tu percepción, en tu intuición, en tu claridad, en tu lucidez.
Vive todo lo que acontezca desde el
entendimiento justo, valorándolo en su justa medida, sin arraigos.
Experimenta todo lo que acontece.
Tienes la oportunidad de experimentar la vida, de experimentar la Existencia,
esa es tu oportunidad, tu privilegio. Experiméntate en tu complejidad, en tu
sencillez, en tu naturalidad.
Autor: Nunc
Fuente: El Cielo en la Tierra
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