¿Qué son los probióticos? Los
probióticos son bacterias beneficiosas que llegan vivas al intestino, pueden
habitar en éste y si se encuentran en cantidades adecuadas pueden aportarnos
grandes beneficios.
Los probióticos los podemos encontrar
en algunos alimentos fermentados y también en cápsulas que contengan los
microorganismos.
El yogur y el kéfir elaborados en
casa con fermentos de calidad contienen una gran cantidad de probióticos, en
número muy superior al de las píldoras, y en forma activa.
¿Por qué son tan importantes los
probióticos?
Durante las últimas décadas ha
aumentado el interés por los probióticos y se han realizado numerosos estudios
sobre sus efectos sobre la salud.
Se ha comprobado que los
microorganismos probióticos pueden tener un impacto muy positivo sobre el
sistema inmunológico, el tracto gastrointestinal, la salud mental, en la
prevención de obesidad, diabetes, alergias o incluso en dolencias hepáticas.
Se denomina flora o microbiota
intestinal a las bacterias que habitan en los intestinos. Se tiene constancia
de que estas bacterias pueden tener repercusión en múltiples ámbitos de la
salud física y mental. Pero además son imprescindibles para llevar a cabo la
digestión de los alimentos, crear vitaminas, incrementar la absorción de los
minerales, etc.
El tipo de alimentación influye
directamente sobre la microbiota intestinal. Para mantener a estos
microorganismos probióticos en nuestros intestinos y que puedan proliferar, es
importante basar nuestra dieta cotidiana en alimentos de origen vegetal como
frutas y verduras de temporada, locales y de cultivo ecológico porque nos
aportan prebióticos (azúcares sanos y fibra), el alimento que necesitan los
probióticos para vivir.
Por otra parte, existen factores como
el estrés continuo, el sedentarismo, el tabaco o el uso de medicamentos como
los antibióticos que pueden perjudicar y alterar el equilibrio de la microbiota
intestinal (disbiosis). Cuando la microbiota se altera, se puede asociar a
patologías como la diabetes, colitis ulcerosa, obesidad, síndrome del intestino
irritable, halitosis, dermatitis, alergias, insomnio, entre otras.
Si tenemos una buena salud intestinal
disfrutaremos de una salud general óptima y la incorporación de probióticos
puede ser muy beneficiosa.
¿Para qué son buenos los probióticos?
probioticosLa cantidad de
enfermedades y dolencias que pueden ayudar a prevenir o combatir los
probióticos es muy amplia y cada probiótico puede tener diferentes efectos
sobre la salud.
Probióticos como antioxidante. El
efecto antioxidante de los probióticos combate los daños causados por los
radicales libres, cuyo aumento está ligado a diferentes tipos de cáncer,
diabetes, cataratas o enfermedades cardiovasculares.
Probióticos para el sistema
inmunológico. Los probióticos han demostrado mejorar la función inmunitaria.
Los bebés que reciben lactancia materna tienen mayor protección ante
infecciones, alergias e intolerancias de tipo alimentario y no alimentario
debido a los microorganismos beneficiosos que hay en la leche de la madre.
Probióticos para trastornos
gastrointestinales. El síndrome del intestino irritable, enfermedad intestinal
inflamatoria o la intolerancia a la lactosa pueden verse mejorados con la
incorporación de probióticos y prebióticos a la dieta.
Probióticos para infección vaginal.
La cándida es un hongo que se encuentra de manera natural en la vagina, pero en
determinadas circunstancias éste prolifera, ocasionando algunos síntomas muy
molestos. Los probióticos pueden contribuir a reducir la presencia de cándida
para que no sea perjudicial.
Probióticos para mejorar la absorción
de nutrientes. Durante el proceso de fermentación que llevan a cabo las
bacterias probióticas se multiplican lo micronutrientes como las vitaminas A,
todas las vitaminas, del grupo B –incluida la B12- o K. Pero además, al aportar
enzimas, mejorar la digestión y el estado del intestino, se optimiza la
biodisponibilidad de los nutrientes aumentando su absorción, como en el caso del
calcio, el magnesio, el manganeso, el hierro, el potasio y el zinc.
¿Qué probióticos usar?
A la hora de buscar un buen
probiótico fíjate que cumpla con los siguientes requisitos:
Debe especificar el género y la cepa
de bacteria/s que contiene.
Contener bacterias vivas y con gran
fuerza colonizadora.
Indicar cómo deben tomarse.
No contener aditivos.
Poseer cepas puras, no modificadas
genéticamente.
Disfrutar de una buena viabilidad, es
decir, que las bacterias consigan alcanzar el intestino y sean capaces de
habitar en él.
Que un laboratorio externo garantice
la calidad de los mismos.
Después de mucho buscar hemos
encontrado los probióticos de Génesis, un laboratorio búlgaro especializado en
probióticos que lleva muchos años investigando y desarrollando fermentos
liofilizados. Nos gusta que tengan diferentes modalidades de probióticos.
Además de los cultivos para hacer yogur y kéfir (en sobres y en píldoras)
tienen también las píldoras para ingerir con alimentos, que son muy cómodas de
tomar en caso de que no desees hacer el yogur, pero quieras tomar probióticos.
Los expertos de Génesis son muy exigentes en su labor y esto nos da total
confianza a la hora de elegir sus probióticos.
Con un sobrecito de Génesis, se
pueden hacer con yogurtera -a lo largo de varias semanas- entre 24 y 48 yogures o más, dependiendo del
tamaño de los recipientes que usemos. Con un robot de cocina, haciendo 2 ó 3
litros cada vez, se pueden elaborar en total –en las 4 resiembras- entre 8 y 12
litros de yogur.
Con un bote de 10 píldoras de
fermentos se pueden elaborar a lo largo de los meses hasta 240 yogures con
leche animal o vegetal: La ventaja económica y ecológica es considerable.
Un litro de yogur o kéfir fermentado
con estos probióticos posee mucha más fuerza y eficacia que cualquier
complemento de herbolario o farmacia, ¡pues nos aporta las bacterias como nos
las ofrece la naturaleza!
Las personas que pertenecen a un
grupo de consumo obtienen un precio especial por estos productos, que ya de por
sí tienen un precio bastante económico.
En su página web
www.genesisprobioticos.es, sus expertos en salud responden a todas las
preguntas sobre probióticos y su empleo en las distintas enfermedades.
Receta para hacer yogur y kéfir
caseros
Tanto el yogur como el kéfir se
elaboran a partir de fermentos. Vamos a ver cómo elaborar estos probióticos en
casa, tanto en el horno como en yogurtera o en algunos robots de cocina.
ºº Receta de yogur casero con leche
animal (vaca, cabra y oveja)
Necesitas: yogurtera, horno, o
algunos modelos de robots de cocina, botes o recipientes de cristal (que estén
bien limpios), termómetro de cocina, un sobre o una píldora de fermento de
Génesis, y leche (de 1 a 3 litros si usas la píldora, o de 1 a 5 litros si usas
un sobre).
Para preparar yogur en el horno,
sigue estos pasos:
Mete los botes o recipientes de
cristal en el horno a 45 / 50º para calentarlos.
Mientras calienta la leche hasta que
llegue a 38 / 39º si haces el yogur con bífidus o a 43 / 45º si haces el yogur
sin bífidus. Utiliza el termómetro para controlar la temperatura. Cuando la
leche llegue a la temperatura indicada, la echas en los recipientes que hemos
metido en el horno.
Echa el fermento y mueve hasta que
esté bien mezclado con la leche.
Vuelve a meter los recipientes en el
horno, apágalo y cubre los botes con la tapa (sin cerrar del todo) o con un
trapo de cocina.
Lo tendremos en el horno entre 6 y 8
horas y cada dos horas iremos comprobando que la temperatura sigue estando
entre los 38 / 39º para el yogur con bífidus o entre los 43 / 45º para el yogur
sin bífidus. Si en algún momento baja la temperatura vuelve a encender el horno
unos cinco minutos. Es importante mantener la temperatura en los rangos que se
indica, no debe estar ni por encima ni por debajo.
Una vez que el yogur está listo lo
guardaremos en el frigorífico en un recipiente con cierre hermético durante 6
horas antes de comerlo.
Con el mismo fermento puedes volver a
repetir este mismo proceso hasta 4 veces más utilizando 5 ó 6 cucharadas de
postre del último yogur, que verterás sobre un nuevo litro de leche. En este
caso, el proceso de fermentación será más corto (unas 3 ó 4 horas) pues las
bacterias ya se encontrarán activadas..
Para preparar yogur en una yogurtera
o robot de cocina:
La mayoría de yogurteras no cuentan
con regulador de temperatura, por lo que será útil hacerse con un termómetro de
cocina, pues dependiendo del modelo y la época del año, la temperatura puede
variar algunos grados. Será interesante comprobar la temperatura de nuestra
yogurtera con un termómetro y emplear pequeños trucos para subirla o bajarla
levemente, dependiendo de la estación del año: por ej. tapar con un trapo en
vez de con la cubierta de plástico, poner o quitar las tapaderas de los
yogures, usar botes más grandes en vez de los vasitos, etc. Muchos robots de
cocina sí tienen regulador de temperatura, pero debemos emplearlos con un
programa que sólo caliente, sin remover ni batir.
Para acelerar el proceso, se puede
calentar la leche hasta los 38 / 39ºC si vas a hacer yogur con bífidus o hasta
los 43 / 45ºC si haces yogur sin bífidus, aunque también se puede echar a
temperatura ambiente (no del frigorífico)
Añade el fermento de la píldora o
sobre y mueve bien. Reparte la leche en los tarritos de la yogurtera o en el
recipiente de la termomix o robot de cocina con termostato.
Se deja entre 6 y 8 horas a la
temperatura que corresponda, dependiendo de si el yogur tiene o no bífidus.
Cuando el yogur está a nuestro gusto
lo guardamos en el frigorífico, donde deberá permanecer 6 horas antes de
comérnoslo.
Con el mismo fermento puedes volver a
repetir este mismo proceso hasta 4 veces más utilizando 5 ó 6 cucharadas de
postre del último yogur, que verterás sobre un nuevo litro de leche. En este
caso, el proceso de fermentación será más corto (unas 3 ó 4 horas).
Para preparar kéfir con leche en el
horno:
yogur caseroPara preparar el kéfir en
el horno seguiremos los mismos pasos que para hacer yogur en el horno pero
debemos mantener una temperatura de 29 ºC y el proceso de fermentación durará
de 14 a 16 horas.
Para hacer kéfir con leche en la
yogurtera o robot de cocina:
Sigue los mismos pasos indicados para
realizar yogur pero mantén la temperatura de la yogurtera en torno a los 29 ºC,
si posee regulador. En caso contrario, hacerlo a temperatura ambiente en verano
o dejar que el sol caliente el recipiente cubierto, en invierno. Con el robot
de cocina, poner el termostato a 29 grados, sin programa de batir. El tiempo de
fermentación será de 14 a 16 horas.
El final de un kéfir (5 ó 6
cucharadas de postre) se puede volver a echar en uno litro de leche, pero el
tiempo de fermentación será ahora más corto: de 6 a 8 horas.
ºº Receta de yogur y kéfir casero con
leches o bebidas vegetales:
Puedes usar bebida de coco, almendra,
avena y soja, pero sólo la leche de soja cuajará, obteniéndose un yogur líquido
en el resto de casos. Para conseguir una consistencia mayor con las otras
bebidas vegetales, se puede mezclar una parte de leche de soja con dos partes
de la otra bebida (coco, avena o almendra). También, para ganar textura, se
pueden calentar estas bebidas dos minutos a 85 grados con agar agar en polvo, y
dejar enfriar hasta conseguir la temperatura adecuada para cada yogur.
Sigue los mismos pasos que en el caso
del yogur o kéfir casero con leche de origen animal, tanto si los haces en el horno como en yogurtera o robot
de cocina.
Cuando hagas el yogur o kéfir casero
con bebida de soja o avena, no hace falta que añadas azúcar en caso de que la
bebida no lo tuviera, pues las bacterias también se alimentan con los
carbohidratos del cereal o la legumbre. Si empleas bebida de almendra o coco
con almidón de tapioca, sirope de ágape o azúcar de caña (cualquiera de los
tres ingredientes), fermentará perfectamente.
Si las bebidas de almendra o coco no tienen ninguno de estos
ingredientes, se deberá añadir 3 ó 4 cucharaditas de azúcar de caña por litro.
Siempre que hagas yogur o kéfir en
cualquiera de sus modalidades es importante que mantengas todos los utensilios
muy limpios para evitar la contaminación del yogur o del kéfir y que se echen a
perder.
Estos yogures los podrás usar como
ingredientes en bizcochos, para elaborar helados, batidos, salsas, etc. También
se pueden emplear los fermentos de Genesis con la cepa L. Bulgaricus como
mascarilla facial.
Fuente: Ecoagricultor
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