Descubren cómo la naturaleza produce
la acarbosa, un fármaco que regula el azúcar en sangre y se usa para tratar la
diabetes tipo 2, a partir de bacterias del suelo, lo que puede ayudar a mejorar
su producción industrial.
Caja de comprimidos de acarbosa
Antes de que existiesen los
medicamentos los seres humanos recurrían a productos y remedios naturales para
aliviar sus problemas de salud. Las plantas medicinales siguen siendo un
recurso muy utilizado, ya que tienen propiedades beneficiosas para aliviar
ciertas dolencias que se han comprobado en estudios científicos. Ahora,
investigadores de la Universidad Estatal de Oregón (EE.UU.) han dado un paso
más y han descubierto cómo se produce en la naturaleza un fármaco clave para el
tratamiento de la diabetes tipo 2 –la acarbosa–, un hallazgo que contribuirá a
incorporar mejoras en la fabricación de la acarbosa a través de la
biotecnología.
La acarbosa es un fármaco
desarrollado por Bayer, que se ha estado comercializando con la marca Precose
desde 1996 y que procede de las bacterias del suelo, pero hasta ahora se
desconocían, tanto la vía biosintética subyacente a su producción, como la
secuencia de pasos que siguen las enzimas para catalizar las reacciones
químicas responsables de su elaboración.
La acarbosa normaliza los niveles de
azúcar en sangre
La acarbosa inhibe las enzimas
alfa-glucosidasa y de esta forma normaliza los niveles de glucosa en la sangre;
además, ayuda a evitar que los niveles de azúcar en sangre se eleven demasiado
rápido tras las comidas al bloquear la descomposición de los alimentos ricos en
almidón como el pan, las patatas y la pasta, y enlentecer la absorción
intestinal de algunos azúcares. La acarbosa se deriva de la bacteria
Actinoplanes y varias otras cepas de bacterias del suelo, y fue el primer
inhibidor de alfa-glucosidasa que se aprobó para su uso en Estados Unidos y en
Europa.
La acarbosa evita que los niveles de
azúcar en sangre suban demasiado rápido tras las comidas al bloquear la
descomposición de los alimentos ricos en almidón y enlentecer la absorción
intestinal de algunos azúcares
“A pesar de su importancia
terapéutica, no se había entendido completamente cómo se produce la acarbosa en
la naturaleza”, ha dicho el director del estudio, Taifo Mahmud, de la Facultad
de Farmacia de la Universidad Estatal de Oregón. “Nuestra investigación no solo
arroja luz sobre cómo se fabrica este fármaco de alto valor en la naturaleza,
sino que también proporciona una plataforma para seguir mejorando la producción
industrial de acarbosa, por ejemplo, mediante la modificación del ADN de las
bacterias productoras, o mediante otros enfoques biotecnológicos. Conocer su
ruta biosintética completa es importante tanto desde el punto de vista
científico, como industrial”. La investigación se ha publicado en Nature
Communications.
Lo que aún se desconoce, ha añadido
Mahmud, es por qué las bacterias del suelo producen acarbosa: ¿para qué les
sirve el compuesto? Una de las hipótesis que se barajan es que desempeña un
papel en el transporte de azúcares entre los espacios intra y extracelulares de
las bacterias, o que protege contra las enzimas degradadoras de carbohidratos
de otros organismos. “Cuál es exactamente la función de los organismos
productores en su entorno natural sigue siendo un tema interesante para futuros
estudios”, concluye.
La incidencia de diabetes tipo 2
sigue en aumento
La demanda mundial de acarbosa está
aumentando debido a que también se ha incrementado significativamente la
incidencia de diabetes tipo 2 que, según datos de la Federación Internacional
de Diabetes, afecta ya a casi 500 millones de adultos. En España, y según los
resultados del Estudio di@bet.es, el 13,8% de los mayores de 18 años tiene
diabetes tipo 2, es decir, más de 5,3 millones de personas, de los que tres
millones estaban diagnosticados, pero 2,3 millones –el 43% del total– no sabían
que padecían esta enfermedad metabólica crónica.
La diabetes tipo 2 está relacionada
con la obesidad y el sedentarismo y afecta a la forma en que el cuerpo
metaboliza la glucosa –un azúcar que constituye una fuente clave de energía–
por lo que el organismo desarrolla resistencia a la insulina, una hormona que
se produce en el páncreas y controla los niveles de glucosa en la sangre.
Cuando los pacientes pierden la capacidad de generar insulina o sus tejidos
dejan de ser sensibles a la acción de dicha hormona el azúcar se acumula en el
torrente sanguíneo y, sin un tratamiento adecuado, deteriora los órganos y
puede provocar complicaciones cardiovasculares, oculares, neuropatías…
Eva Salabert
Fuente: Web Consultas
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