La
vía de los ministros es discutir lo que es correcto y administrar
apropiadamente, tomar la dirección al hacer las cosas, conservarse en sus
trabajos y comprender claramente sus partes, para establecer con ello obras
efectivas.
Así,
hay orden cuando los gobernantes y los ministros toman diferentes senderos, y
desorden cuando toman el mismo sendero. Cuando cada uno encuentra lo que es
correcto y lleva a cabo las responsabilidades necesarias, los de arriba y los
de abajo tienen un medio de beneficiarse de los servicios de cada uno de
ellos.
Así,
las ramas no pueden ser más grandes que el tronco, el ramaje no puede ser más
fuerte que la raíz. Esto significa que existe una manera en que lo ligero y lo
pesado, lo grande y lo pequeño, se regulan recíprocamente.
En
lo que respecta a aquellos que alcanzan el poder autoritario, lo que tienen es
poco, pero su presencia es muy grande; lo que mantienen es muy limitado, pero
lo que controlan es muy vasto. Un gran árbol puede sostener una gran casa
porque tiene la fuerza para hacerlo; una pequeña cerradura puede controlar la
apertura y el cierre porque está en un lugar esencial.
Si
se promulgan órdenes imperativas de tal manera que quienes se conforman a
ellas se aprovechan y quienes se oponen a ellas son infelices, todo el mundo
escuchará y obedecerá entonces. La promulgación de órdenes y la ejecución de
prohibiciones son reforzadas por las masas. Los justos no pueden beneficiar a
todo el mundo en el país; pero cuando benefician a una persona, todo el mundo les
sigue. Los violentos no pueden perjudicar a todo el mundo en el país; pero
cuando dañan a una persona, todo el mundo se rebela contra ellos.
Ésta
es la razón por la que es imperativo examinar cuidadosamente las cuestiones de
qué hacer y qué no hacer, qué abandonar y qué dejar en su lugar.
Fuente: Osho Gulaab
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