Si pudiésemos sentir la presencia y
la guía de nuestra alma de manera constante, de seguro el juego se tornara un
poco más sencillo. Incluso puede ser que le restar un poco de interés… Basta
con saber que no tenemos un alma, sino que somos un alma, que tiene un cuerpo y
una mente para experimentar este tránsito.
Pero lo cierto es que normalmente
predomina nuestra mente, ella por lo general mal programada, es especialista en
cargarnos de miedos, de dudas, de incertidumbre. Lo peor de todo, es que suele
imitar la vez de la intuición y desde allí nos paraliza, nos imposibilita
avanzar y pretende protegernos en el lugar del alma.
La intuición, una vez que la
reconocemos, entendemos que es la forma en la cual nuestra alama se expresa y
nos invita a tomar o evitar determinados caminos, la podemos diferenciar de la
mente o del ego propiamente a través de nuestras emociones.
Cuando el ego habla, estamos en
zozobra, malestar, incomodidad miedo, rabia… Cuando es la voz de la intuición
la que se siente, sentimos paz, amor, confianza, seguridad, bienestar, se dice
que ella nos habla a través del corazón. El estado de bienestar, es el estado
natural de cada uno de nosotros y nuestra alma siempre va a procurar llevarnos
allí.
Escucharla vale el esfuerzo, porque
ella tiene un mapa perfecto para llevarnos a donde debemos estar y conoce mejor
que nadie qué nos convendría experimentar. Ella sabe las reglas del juego y
toma el control cuando es necesario. Pero normalmente está como una buena madre
observándonos, permitiéndonos aprender por ensayo y error, tratando de que nos
conectemos con ella, de que hagamos silencio, para que la podamos escuchar.
Solo cuando nuestra mente pausa, así
sea por instantes, nuestra alma tiene la facilidad de establecer ese canal que
nos permite sentirla y escucharla. Somos tan ella, pero a la vez podemos estar
tan aislados, que no nos percatamos de su continua presencia.
Procurar espacios de tranquilidad, de
silencio, de espaciamiento en ese maremágnum de pensamientos, le da entrada, le
permite colarse y tocarnos con su sabiduría. Nos permite el acceso a esa fuente
que contiene todas las respuestas y que
le da un sentido realmente profundo a nuestra experiencia… Y profundo no quiere
decir complejo o complicado, más bien es especialmente ligero.
A fin de cuentas nuestra alma siempre
buscará nuestra felicidad, que aprendamos a dar amor y a recibirlo, porque es
eso lo que a ella la hará más grande a través de cada una de las experiencias
que tenga.
Escucha en el silencio, ella está
allí, solo cálmate, calma tu mente y permite a tu alma llegar a ti, confía en
ella, nada ni nadie te conoce más y entiende lo que más te conviene
experimentar que ella… Solo tienes que permitir su entrada y dejarte llevar.
Fluye a donde tu intuición te lleve.
Sara Espejo
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