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“No
condenes a ningún hombre en su ausencia;
y
cuando te veas forzado a censurarlo, hazlo
frente
a su cara, pero suavemente y con palabras
llenas
de caridad y compasión.
Ya
que el corazón humano es como la planta–Kusûli;
que
abre su cáliz al suave rocío de la mañana, y
lo
cierra ante un fuerte aguacero”
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Fuente: Sanando el Alma
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