La
vida nos está colocando frente a una situación que está exigiendo mucho de
nosotros, que nos está llevando a zonas que no conocíamos, incluso a esos
lugares en los que nadie más tiene acceso, porque nos estamos dirigiendo cada
vez más hacia adentro. Nos estamos encontrando en cada paso que damos.
Nos
hemos tenido que reinventar y nos hemos dado cuenta de lo valioso de mucho de
aquello que dábamos por sentado. Estamos aprendiendo a comunicarnos por muchas
de las vías que ya teníamos, pero dándoles un mejor uso y nos estamos adaptando
a querernos más en la distancia, a saber que estamos más unidos que nunca aun
cuando no podemos ni siquiera tocarnos.
Abrazarnos
Hemos
aprendido a abrazarnos a través de las miradas, expresamos amor de todas las maneras que podemos e incluso hemos
aprovechado la distancia para alejarnos de lo que no nos conviene. La vida nos
está ayudando a transitar diferente, a ver opciones distintas, a valorar, a
sentirnos uno, a entender que todos somos iguales y que mucho de lo que ocupaba
la mayoría de nuestros pensamientos, carece de verdadera importancia.
No
sabemos cuánto tiempo más durará esta situación, que para algunos está siendo
realmente crítica. Mientras que para otros está siendo una puerta a una vida
cargada de cosas trascendentales, en donde se está aprendiendo algo más del
valor del tiempo, de las cercanías, de la libertad, del poder decidir y poder
estar donde queramos y con quien queramos.
Espero
que nada vuelva a ser como antes, porque justo esa será la ganancia entre
tantas pérdidas. Quisiera que cada uno de nosotros pudiese dar los pasos
necesarios para llegar a sí. Que apague su celular de tanto en tanto y se
destine a hacer silencio a observarse, a entender el propósito de su vida y a
trazar la ruta al menos mental de lo que quiere conseguir.
Abrazarnos
Sobre
todo espero que aprendamos a apreciar el momento presente, sin preguntarnos si
mañana podremos, tendremos o querremos… Que estemos complacidos con lo que
vivimos y sepamos reconocer las bendiciones que justo ahora nos tocan la vida.
Aprendamos
a adaptarnos sin tanta queja, conectémonos con la abundancia, pensando en lo
que tenemos, en lugar de pensar en lo que necesitamos o queremos. Asegurémonos
de poder escuchar a nuestro corazón, para que cuando se abran esas puertas que
nos separan y de alguna manera nos protegen, vayamos directo a encontrarnos con
lo que más extrañamos.
Un
abrazo no tiene que ser a otra persona, un abrazo puede ser a la libertad, al
mar, al aire, a la vida y hasta a nosotros mismos. Disfrutemos de la nueva
oportunidad de estar donde queremos, pero mientras aprendamos a amar la vida
desde donde estamos, con quienes estamos y bajo las circunstancias que existen.
En
nuestra mente que siempre busca las vías para escaparse del presente, podemos
abrir un espacio para imaginarnos la vida que queremos, proyectarnos en los
espacios que queremos recorrer y sumergirnos en esos brazos que tanta falta nos
hacen.
Esta
es una oportunidad para todos, mientras el mundo está prácticamente detenido,
podemos reconectar con nuestra esencia y evaluar cómo es nuestra relación con
nosotros y con todo lo que está fuera. Ya aprendimos a abrazar con miradas, ya
sabemos demostrar amor en la distancia más estricta, de seguro seremos
capaces de amar diferente, de ser más
honestos, de dañar menos, de estar convencidos de lo que queremos y no
distraernos con lo que sabemos no nos llevará lejos.
No
importa si estás solo o acompañado, encuentra los momentos para encontrarte
contigo, que ello será el inicio de lo mejor que tendrás para ofrecerte a ti y
a todos los que forman parte de tu vida.
Sara Espejo
Fuente:
Rincón del Tibet
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