Ya no es posible que el
desarrollo de la humanidad continúe sobre la base del concepto de un
“crecimiento permanente” pues la explotación de los bienes de la Naturaleza por
el hombre ha superado todos los límites imaginables. Tan grande has sido la
intervención antrópica que está cambiando aceleradamente el clima de la Tierra.
Tanto la atmósfera como los mares están aumentando paulatinamente su
temperatura y los cambios que ha sufrido la biósfera ya son irreversibles.
Hemos sobrepasado largamente los “límites del crecimiento.” [1]
El economista y
pacifista Kenneth E. Boulding [2] que, evidentemente, no comulga con el
neo-liberalismo, sentenció: “Quien piensa que siempre es posible el crecimiento
exponencial en un mundo finito o está loco o es economista”. Otro pensador,
Edgar Morin, padre del pensamiento complejo [3], de modo similar postuló que
“debemos rechazar el concepto subdesarrollado del desarrollo que convierte el
crecimiento tecno-industrial en la panacea de todo desarrollo antropo-social, y
renunciar a la idea mitológica de un progreso que se acrecienta hasta el
infinito.”
Sicco Mansholt,
agricultor, político y presidente de la CEE 1972-1973 [4], fue otro notable
investigador que propuso que los recursos naturales, la sociedad, la ecología y
la economía debían estudiarse y desarrollarse de modo integrado para caminar
hacia un futuro sustentable de la humanidad. Hoy en día, esas disciplinas
siguen, erradamente, desarrollándose por vías independientes y desconectadas,
pese a los visionarios postulados de Mansholt. Su legado de pensador de
vanguardia en su época es de una destacable vigencia para el mundo actual.
Sus pensamientos y los
de otros investigadores de renombre que han tratado temas de desarrollo,
influyeron en la realización de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el
Medio, Estocolmo, 1972 hace ya 47 años, en la que comenzó la discusión y
análisis de los esquemas de desarrollo y crecimiento vigentes pues ya se
vislumbraban tendencias opuestas a criterios de sostenibilidad.
Coincidentemente, ese mismo año se publicó el notable informe “Los Límites del
Crecimiento”, encomendado al M.I.T. por el Club de Roma, que concluía que si no
se modificaba la tendencia de crecimientos exponenciales existente de la
sociedad humana, los límites del crecimiento, se alcanzarían en unos ¡100 años
más!, es decir, hacia 2072. El gráfico de la figura al pie de este artículo nos
indica el resultado de la aplicación del modelo matemático predictivo llamado
“WORLD-3” aplicado por el M.I.T. en su estudio [5]. Se ve como para entusiasmar
a nadie.
Luego aparecieron las
Conferencias sobre el Cambio Climático, anualmente; la primera, fue la COP1,
Berlín 1995; en la COP3, Kioto 1997 se dictó el “Protocolo de Kioto” que tuvo
por objeto limitar la emisión de gases efecto invernadero para detener o
desacelerar el fenómeno de calentamiento global con plazo limitado (el objetivo
no se cumplió). Finalmente llegamos la COP24, en Katowice, Polonia en 2018. Los
resultados de estas COP han sido magros tras una larga historia de
aplazamientos una y otra vez de los acuerdos tomados en las anteriores y, tanto
el calentamiento global como el cambio climático continúan sin variación
alguna.
Es posible modificar
las tendencias de crecimiento y establecer una estabilidad ecológica y
económica de modo sostenible en el futuro. Los problemas que sufre actualmente
la humanidad tiene solución: decrecimiento con tendencia a Crecimiento = 0,
como nos lo han recomendado los científicos con sólidos fundamentos. Podría
diseñarse una situación de equilibrio global que permitiera la satisfacción de
las necesidades materiales básicas de cada persona en la Tierra y todas
tendrían igual oportunidad de desarrollar su potencial individual.
La transición desde un
modelo de crecimiento sin límites a equilibrio global es posible. Sin embargo,
a pesar de todos los indicadores y señales de que avanzamos por un camino
equivocado, seguimos avanzando por él, sin cambiar el rumbo ni hacer las
transformaciones políticas y económicas indispensables para evitar el desastre
que se avecina con rapidez.
Las conclusiones de los
estudios sobre los límites del crecimiento, desarrollados por los científicos,
son contundentes e irrebatibles, pero los gobiernos y las organizaciones
internacionales hacen oídos sordos y no las aplican. La situación de nuestro
desarrollo en Chile es gravísima y coincide con la tendencia mundial ya que
continuamos depredando y contaminando la Naturaleza sin miramientos ni coto.
Nos estamos quedando sin agua, sin peces, sin suelo orgánico y sin muchas cosas
más, y nuestras ciudades crecen de modo caótico e insustentable. Mientras
tanto, el gobierno, los gremios, los políticos y los economistas siguen
majaderamente hablando de crecimiento.
Para la situación de
Chile, país gravemente enfermo y de diagnóstico reservado o, tal vez, pronto a
ingresar a la UTI, observamos con pavor que ni el gobierno ni la oposición
tienen las competencias para conducir un tratamiento que pueda salvar al
enfermo. Mientras tanto pensamos ¿cuándo llegará el día en que aprendamos y
comprendamos lo que está sucediendo a nuestro alrededor?
Carlos Bonifetti
Dietert
Ingeniero C. Mecánico
UdeC.
Ambientalista.
Fuente: La Ventana
Ciudadana
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