La localidad de Riopar
-en la Sierra del Agua de Albacete- fue sede los días 24 y 25 de septiembre del
Primer Encuentro Internacional de la Ecología del Agua y al mismo asistió
Masaru Emoto, el investigador japonés que asombró al mundo hace seis años con
su libro Mensajes del Agua y que desde entonces ha realizado más de 50.000 fotografías
con las que afirma haber demostrado cómo los pensamientos y emociones humanas,
al ser vibraciones y éstas la base de la Vida, alteran la estructura molecular
del agua y actúan directamente sobre la salud y el comportamiento a nivel
global. Hemos hablado con él.
Apenas una hora después
de llegar a Riopar Masaru Emoto visitaba el nacimiento del río Mundo junto a su
mujer y algunos amigos y miembros de la organización. Sólo que en el lugar
donde debiera asomarse una gran cascada se deslizaba apenas una estrecha lengua
de agua que se retorcía perezosamente entre las piedras habitualmente ocultas.
El Agua es nuestra Vida. Estamos compuestos de ella en un 70% durante la edad
adulta. Un porcentaje que fue del 95% en nuestra etapa embrionaria y sin embargo
apenas llegará al 50% cuando estemos en el ocaso de la vida. Nuestro planeta
mismo -erróneamente llamado Tierra– está compuesto de un 70% de agua. A pesar
de lo cual el interés científico por la naturaleza profunda de tan vital
líquido se ha despertado muy recientemente. Es más, el agua es la base de
nuestra vida y en cambio la tratamos de manera inconsciente como un bien del
que usamos y abusamos sin medida ni control. Estamos más preocupados por las
reservas de petróleo que por la calidad y cantidad de nuestra agua, y sólo
ahora, cuando comenzamos a sentir los zarpazos de una realidad que en muchas
partes del mundo es endémica, parece que empieza a importarnos. Ahora que en
España asistimos al enfrentamiento entre unos y otros por retener el escaso caudal
de nuestros ríos.
Masaru Emoto juntó sus
manos durante unos minutos frente a la disminuida cascada en señal de respeto y
agradecimiento. Todos le acompañaron en tan simple ceremonia. Pocos minutos
después nos caerían unas tímidas gotas del cielo. ¿Casualidad? Emoto no lo cree
y recuerda que durante cientos de años tanto en Japón como en nuestro país y en
otras muchas culturas ha existido la tradición de rezar en comunidad en épocas
de sequía. Para él no hay duda de que estamos unidos con el agua a través de
nuestra conciencia y de que, por tanto, un acto de voluntad colectiva -cuanto
más numeroso sea el grupo mayores serán los resultados- puede modificar su
composición, su comportamiento.
Y es que Emoto ha
constatado miles de veces con microfotografías los muy diferentes cambios que
se producen en las moléculas de agua cuando ésta se congela. Ha demostrado, por
ejemplo, que el agua se impregna de la información que contienen la música, las
palabras, las imágenes, los pensamientos e, incluso -lo que es aún más
revolucionario porque cambia los actuales conceptos de salud y enfermedad- ¡las
intenciones! (lea en nuestra web –www.dsalud.com- el artículo que publicamos
respecto en el nº 52 de la revista).
¿QUIÉN ES MASARU EMOTO?
Masaru Emoto tiene 62
años que desde luego no aparenta físicamente. Y su estado mental es excelente.
Algo que atribuye simplemente a que cada día bebe agua de calidad. Especialista
en Medicina Alternativa abrió en Japón en 1994 un centro de investigación para
estudiar el agua diseñando un procedimiento que le ha permitido estudiar su
respuesta a distintos estímulos.
Lo que hizo fue tomar
50 frascos de cristal, introducir en ellos 1 cc de la misma agua y luego dejar
que se congelaran manteniéndolos dos horas y media a 25 grados bajo cero. A
continuación, con un microscopio de 200 aumentos y en un cuarto refrigerado a
una temperatura de 5 grados bajo cero, fotografió las moléculas cristalizadas
de cada frasco. Un trabajo que hay que realizar en pocos minutos, antes de que
el calor del microscopio acelere la descomposición del agua cristalizada. Pues
bien, Masaru y su equipo tardaron dos meses y medio en obtener la primera foto
publicable y hoy posee ya ¡más de 50.000! Y es que el agua, cuando se congela,
lo hace en forma de cristales de tipo hexagonal. Aunque a veces no lo consigue
y según Emoto eso sólo indica que se trata de un agua contaminada y tóxica no
apta para el mantenimiento de la vida.
Cuando se observa el
agua congelada a través del microscopio puede constatarse que los cristales
comienzan a crecer desde el centro al cabo de unos 10 segundos. Luego,
transcurridos 40 segundos, se hacen ya claramente apreciables pequeños adornos
sobre los vértices del hexágono que, según Emoto, representan y contienen la
información que puede transmitir. Hasta que el cristal llega a su “fase adulta”
y entonces comienza a derretirse. Emoto pudo así constatar, mediante este
proceso, la evidente diferencia entre la belleza y perfección de los cristales
que se observan en las aguas que están en buenas condiciones y el aspecto
deforme y desestructurado que se obtiene de las aguas contaminadas.
Después decidió someter
el agua al sonido de distintos tipos de música y los resultados fueron
sorprendentes. Porque descubriría así que cada música produce un crecimiento
diferente. Y que, dentro de un rango de similar belleza, no es igual el cristal
de agua que se forma tras hacerle “escuchar” a Beethoven que a Mozart o a Bach.
Eso sí, las músicas más estridentes –así ocurre por ejemplo con el Heavy Metal-
producen desarmonía en el agua que no cristaliza pareciéndose mucho la
estructura que se visualiza a la del agua contaminada o tóxica.
Después probaría con
palabras y pasó lo mismo. Y luego con las mismas palabras… pero escritas en un
papel que pegaba al frasco antes de congelarlo. Y de nuevo las respuestas
obtenidas fueron diferentes. La belleza de la imagen captada en el frasco con
la palabra Dios nada tenía que ver con la desestructurada imagen obtenida en el
cristal sometido a la influencia de la palabra Demonio. Singularmente, las
fotos más bellas se obtuvieron de las muestras que se congelaron acompañadas de
las palabras Amor y Gracias, cristales geométricamente perfectos.
El campo de
experiencias se fue así ampliando y Emoto comprobó cómo el agua también
responde de forma diferente dependiendo de la foto que se coloca bajo el
frasco. En algunos casos ¡incluso adoptando el cristal los rasgos de las
fotografías utilizadas!
Finalmente decidió
probar con el efecto de la voluntad y constató cómo un frasco de agua
contaminada sometido a una ceremonia de agradecimiento de unos cuantos niños
situados a su alrededor ¡modificaba la figura de sus cristales! Experimentos
similares se han realizado después aún a mayor escala en lagos y presas del Japón
obteniendo siempre diseños diferentes antes y después. Obviamente, los
obtenidos tras las ceremonias de agradecimiento resultaron ser los más
armónicos y bellos.
Fruto de ese trabajo
fue el libro Mensajes del agua, traducido ya a 20 idiomas y cuyas conclusiones
presentó el pasado 26 de Mayo en la sede de la Organización de las Naciones
Unidas (ONU) en Nueva York durante un seminario titulado ¿Cómo pueden las
dimensiones espirituales de la Ciencia y la Conciencia ayudar a las Naciones
Unidas y a la Humanidad a conseguir mejores estándares de vida en un ambiente
de mayor libertad? Bueno, pues lo que trató de explicar Masaru Emoto en tan
distinguido foro es que eso es posible conseguirlo mediante una ola de
sentimientos, de vibraciones puras que, traspasando religiones y razas, a
través del agua como medio de expansión y por resonancia, alcance a todos los
rincones del planeta.
Desgraciadamente nos
tememos que la mayoría pensó que se trata de un visionario y no le entendieron.
CONVERSANDO CON EMOTO
Tuve la fortuna de
poder conversar con Masaru Emoto el mismo día de su llegada en los jardines del
restaurante en el que almorzamos y debo decir que su primera referencia, nada
más empezar la charla, fue para los desastres naturales del tsunami que recientemente
asoló varios países de Oriente y de los huracanes Katrina, Rita y Wilma ya que
han demostrado la fuerza del agua descontrolada. Emoto está convencido de que
el planeta está sufriendo una agresión permanente que se traduce en un aumento
de temperatura. Y que lo mismo que un exceso de temperatura en el organismo
puede acabar con nuestra vida el exceso de temperatura en la Tierra puede
acabar con la vida en el planeta. Por lo que, al igual que nuestro organismo
trata en esos casos de expulsar la causa de su mal la Tierra, si es preciso,
tratará de sacudirse la causa de su problema –nosotros– de la misma manera.
Nuestro planeta está enfermo porque nosotros estamos enfermos y somos unos
inconscientes.
– El mundo -comentaría
Emoto al inicio de nuestra conversación- se encuentra sometido a grandes
catástrofes en las que el agua está muy presente. El tsunami ocurrió en Asia,
una de las zonas más pobres del planeta, y hasta el último momento nadie supo
cuándo se iba a producir. Pero los huracanes han asolado Estados Unidos y allí
sí se sabía cuándo iban a tener lugar. Sin embargo, en ninguno de los dos casos
se pudo hacer nada. La gente no tiene todavía un conocimiento real de la
naturaleza del agua. Me gustaría creer, sin embargo, que las cosas pueden
cambiar merced a los conocimientos que he adquirido sobre ella en los últimos
años.
– Dice que si el
planeta está enfermo es porque nosotros estamos enfermos. Hablemos pues de la
enfermedad para buscar caminos de solución. Díganos, ¿qué le han enseñado sus
investigaciones sobre el origen de la enfermedad?
– Todo en el universo
es producto de la vibración. Y quizás a eso se refieran los textos sagrados al
señalar que en el comienzo fue la Palabra que no es sino una expresión de la
vibración. Las vibraciones son energía. Sin energía el hombre se muere y
cualquier objeto que existe en el mundo desaparece. La vibración es vida.
Cuando el corazón deja de vibrar todo se degrada. Y es el agua precisamente el
medio de transmisión de esas vibraciones. El cuerpo humano tiene seis mil
millones de células que cuando está sano vibran en armonía, como en un gran
concierto. Cada una tiene su propia vibración. Pues bien, para que surja la
enfermedad, la rotura de la armonía, primero empiezan a alterarse las
partículas subatómicas. Y si esa mala vibración es crónica en dos o tres años
degeneran las vibraciones del átomo. Luego, en períodos similares, se alteran
las moléculas, las células y, finalmente, los órganos. Cuando el ser humano
comienza a sentir dolores es que se encuentra ya en la fase de afectación de
células y órganos.
El mundo subatómico es,
si lo comparamos con el mundo visible, un mundo “espiritual”. Por eso cuando
entramos en una vida antinatural, contraria a las leyes divinas, enfermamos.
Por eso cuando entramos en negatividad, cuando tenemos pensamientos negativos,
enfermamos. Y también por eso si no enfermamos espiritualmente nuestro cuerpo
no enferma. De ahí que actualmente la medicina moderna esté tratando la quinta
etapa: cura los síntomas sin ir a su origen subatómico. Sin embargo, la
enfermedad surge de la energía. Hasta ahora toda esta vibración subatómica que
yo denomino Hado, expresión fruto de dos ideogramas japoneses que traducidos al
inglés quieren decir movimiento y ondano era palpable pero ahora ya puede verse
su materialización en las cristalizaciones que hemos obtenido del agua.
– ¿Y LA CURACIÓN?
– La curación se
alcanza cuando se recupera la armonía, la vibración normal. Cuando padeces
dolor de cabeza en el fondo subyace una onda de vibración anormal. Lo habitual
en estos casos es tomar una aspirina pero ésta lo único que en definitiva hace
es aportar una contraonda que neutraliza la onda defectuosa contrarrestándola.
Hablamos de que la curación es vibracional y el agua, por su capacidad para
almacenar información, es la portadora ideal de toda energía y por eso es capaz
de neutralizar la frecuencia de cualquier enfermedad. Los médicos tienen que
aprender y cambiar su forma de mirar y atender al paciente. Yo mismo he tenido
la experiencia de curarme con agua y he curado a muchas personas pero me di
cuenta de que cuando te limitas a curar una enfermedad después viene otra… y
después otra. En definitiva el origen de la enfermedad no es sólo individual
sino también social y, por tanto, para recuperar la salud, para hacer
desaparecer la enfermedad es necesario que la sociedad cambie.
– Tengo entendido que
cuando usted se dedicaba a atender enfermos trabajó con un dispositivo
denominado MRA capaz de transcribir información al agua para que contribuyera a
la curación de sus pacientes…
– El MRA o Magnetic
Resonante Analyzeres capaz de codificar el patrón de energía de cada sustancia
y verificar su resonancia. Se obtiene a partir de un leve campo magnético
generado por el MRA que se transmite al objeto o sustancias hasta conseguir la
resonancia. Y la información obtenida puede transmitirse al agua ya que es el
medio que tiene mayor capacidad de retención de datos. Trabajamos con el
dispositivo hasta conseguir un código inmunológico (información Hado de la
fuerza inmunológica normal) y lo trasmitimos al agua potable utilizándolo con
buenos resultados en muchas personas enfermas.
– En la actualidad
existen muchos métodos diferentes para mejorar la calidad del agua: vitalizar,
magnetizar, activar… ¿Qué opinión le merecen todos ellos?
– En Japón también se
comercializan muchos sistemas para mejorar la calidad del agua pero si me lo
permite prefiero no opinar sobre ellos porque para mí lo más importante es la
actitud, la conciencia. Si alguien quiere comprar un aparato para vitalizar el
agua y piensa que le servirá para curar… realmente le servirá porque la fuerza
más importante es la de su pensamiento. Es la misma fuerza capaz de conseguir
que un medicamento, por ejemplo, nos siente bien cuando creemos firmemente en él
o no nos afecte cuando tenemos dudas sobre su utilidad.
– En tal caso alguien
cargado de negatividad y malas intenciones que intente mejorar su calidad de
vida a través de alguno de los sistemas existentes de tratar el agua, ¿no
mejorará su salud?
-En ese caso aunque
beba una excelente agua no va a cambiar en nada su salud. Permítame un ejemplo:
el agua de Lourdes en Francia. Hay mucha gente que cree que realmente es
milagrosa y son muchos los que han visitado el lugar creyendo en la influencia
en ella de la virgen María. En suma, se trata de un agua cargada, ante todo, de
las buenas intenciones de los que por allí pasan. Bueno, pues las fotografías
de sus cristales demuestran efectivamente su calidad, su bondad. Es un agua muy
buena… sólo que además es preciso beberla con intención y conciencia.
– Quienes han podido
contemplar cómo las moléculas de agua absorben la información transmitida por
una pieza musical de Beethoven o Mozart y la transforman en bellos cristales de
diferente forma difícilmente van a olvidar un espectáculo tan bello. ¿Diría que
su trabajo demuestra la capacidad del agua para absorber la información que
subyace en toda energía?
– La música es
vibración pura y el agua es capaz de recibir y transmitir esa información.
Pensé por tanto que la estructura del agua tenía que ser distinta antes y
después de escuchar música… y encontré que en cada caso el agua reacciona de
manera diferente. De hecho, cada uno de los movimientos de Las cuatro
estaciones de Vivaldi transmite una información diferente que hace cristalizar
al agua de manera también diferente… pero siempre armoniosa. Lo mismo ocurre
con Beethoven, Mozart, Bach… y muchas piezas de música folklórica y canciones
compuestas con fines relajantes. Sin embargo, en las muestras obtenidas tras
someter el agua a piezas musicales tipo Heavy Metal aparecen imágenes
desarmónicas que parecieran tener que ver con lo demoníaco y por eso no
cristalizan. El cristal nos enseña que esas cosas negativas no son buenas para
la vida. Y no sólo pasa con la música. También las fotos transmiten vibración.
Los dibujos de Miguel Ángel transmiten vibraciones y nosotros las disfrutamos.
Tienen como un sentimiento de sanación. Todas las buenas artes tienen la
propiedad de sanar.
– Y las palabras. Lo
que su trabajo viene a confirmar es que las palabras no son inocentes y que
cada una de ellas nos modifica o altera
– También las palabras,
efectivamente, tienen Hado. Transmiten una vibración. AMOR y GRACIAS son las
palabras que más bellas han cristalizado. Le voy a contar un pequeño
experimento. En una muestra de arroz pusimos la palabra GUERRA y el arroz se
pudrió. En otra muestra pusimos la palabra MALTRATO y el arroz se llenó de
moho. En cambio la muestra que estaba acompañada de la palabra AMISTAD se
conservó más tiempo. ¿Por qué ocurren este tipo de cosas? Porque la palabra es
también Hado, las palabras tienen también vibraciones. Y las palabras las
aprendemos de nuestros padres pero su origen está en la variedad de vibraciones
de la propia Naturaleza. Las palabras convierten las vibraciones de la
Naturaleza en sonidos. Pienso que la Naturaleza, cuando está en calma, con el
correr de los ríos, el cantar de los pájaros y el sonido del viento en los
árboles fue formando los sonidos armónicos, las buenas palabras. Y al
contrario, el rugir de un tigre o el ruido de un relámpago son vibraciones muy
fuertes que fueron formando las palabras contrarias. AMISTAD es una palabra de
comunicación positiva; en cambio, palabras como GUERRA o ESTÚPIDO emiten una
vibración negativa. Por eso una materia orgánica como el arroz reaccionó de
acuerdo a las vibraciones en el experimento.
Y le diré que
fotografiamos el resultado de la palabra GRACIAS en muchos idiomas -inglés,
alemán, malayo, italiano, chino, filipino, portugués y español- obteniendo
siempre bellos cristales. Por eso si nos acostumbramos a decir la palabra
GRACIAS nuestra vibración interna será positiva. Imagínese hasta qué punto
recoge la información el agua que con la palabra PAREJA o MATRIMONIO aparecen
¡dos cristales! Uno como sujetando al otro pero, a la vez, protegiéndose ambos.
– ¿Sus trabajos suponen
un respaldo científico al poder de la oración y el poder del pensamiento?
– Mire usted, la
oración forma cristales armónicos. Es vibración. Se han fotografiado diferentes
plegarias u oraciones de muy distintas religiones -budismo, sintoísmo,
catolicismo, islamismo, judaísmo…-, cada una con su particularidad, y todos los
cristales obtenidos son bellos, todos contienen el fundamento de vida de la
Naturaleza.
En suma, lo que nos
enseña el agua es que debemos dejar de pelearnos por tonterías. Durante la
ceremonia de Envío de Amor y Agradecimiento que se celebró el 25 de julio del
2003 en el Mar de Galilea -en Israel- un grupo de cinco o seis líderes
religiosos se acercó a mí y me dijeron: “Lo que está usted haciendo es algo
maravilloso. Esto es lo que salvará el universo si todos somos capaces de
compartirlo”.
Voy a contarle una
experiencia concreta que llevé a cabo sobre el efecto positivo de la oración
sobre el agua. Un día puse en mi escritorio un vaso con agua contaminada y pedí
a 200 amigos que a la misma hora manifestaran que el agua se iba a purificar.
Pues bien, el cristal que obtuvimos después era maravilloso. Y ese día
comprendí que el mensaje de las palabras no tiene distancia.
– Sometida el agua
simultáneamente a una influencia positiva y otra negativa, ¿con qué información
queda impregnada?
– Cuando hicimos la
experiencia de enviar dos expresiones antagónicas al agua como GRACIAS y ERES
UN ESTÚPIDO pensamos que no iba a tener resultados porque lo positivo y lo
negativo se neutralizarían. Sin embargo, la palabra GRACIAS tuvo más fuerza.
– ¿Hay algo que podamos
hacer con el agua para mejorar la salud?
– Sí. Por ejemplo,
colocar dentro del congelador una botella llena de agua con las palabras AMOR y
GRACIAS escritas en una etiqueta mirando hacia el interior de la botella. Sólo
hay que dejarla un día allí y luego ingerirla.
Ahora bien, si lo que
queremos es ayudar a curarse a alguien debemos hablar en pasado y enviar
energía positiva al agua de la botella. Por ejemplo, diciendo “Agradezco haber
curado a… (se dice el nombre de la persona) de…… (menciónese la enfermedad)”.
Por supuesto, desde el corazón. Y luego se le hace llegar la botella para que
la beba. Obviamente si es uno mismo el que está enfermo su energía y sus
cristales no estarán bien por lo que es necesario que sea otra persona sana la
que trabaje sobre nuestra agua.
Esa tarde, tras nuestra
charla, Emoto haría una brillante disertación ante un público atento que le
acogió con calidez. Y debo decir que sorprendió, por su sencillez, la
explicación del fenómeno de la resonancia. Para ello utilizó tres simples
diapasones: dos capaces de vibrar en la misma frecuencia y otro con una
frecuencia inferior. Pues bien, situados los dos de similar vibración uno cerca
del otro aunque sin contacto físico Emoto golpeó a uno de ellos… y de inmediato
comenzaron a vibrar ¡los dos! Su sonido se hizo claramente audible en la sala.
Emoto procedió entonces a detener con su mano la vibración del diapasón que
había golpeado y el sonido cesó en éste pero continuó en el que había resonado
a distancia. Repitió luego la experiencia con diapasones que vibraban a
distinta frecuencia y el fenómeno no se repitió. A todos nos quedó claro así
cómo una vibración es capaz de resonar.
“Dios creó al hombre
como ayudante -dijo Emoto-. Ayudemos pues a Dios a manejar una resonancia que
otros animales no están preparados para hacerlo. Uno de nuestros papeles es el
de dar energía a toda la existencia y el agua es el medio para hacerlo”.
Debemos decir que, por
desgracia, pocos investigadores se han decidido a seguir los pasos de Emoto.
Nos consta, sin embargo, que el doctor Ángel Escudero, miembro de Consejo
Asesor de Discovery DSALUD y creador de la Noesiterapia (durante varios meses
publicó en la revista una sección con ese mismo nombre que el lector puede leer
en nuestra web: www.dsalud.com) con la que ha demostrado sobradamente el
increíble poder de nuestra mente -como corroboran las numerosas intervenciones
quirúrgicas que lleva realizadas sin anestesia- ha decidido estudiar a fondo el
trabajo de Emoto. Éste, durante su visita a España, quedó igualmente
sorprendido de los trabajos del Dr. Escudero y han acordado colaborar juntos.
Hoy el gran sueño de
Masaru Emoto es conseguir -con la ayuda de Naciones Unidas- hacer llegar al
mayor número de niños del mundo su libro Mensajes del agua en el convencimiento
de que son ellos quienes están más preparados para llegar a entender la
naturaleza del agua y las posibilidades que existen de cambiar el mundo que
viven a través de ella.
Antonio F. Muro
Fuente: Mi encuentro
conmigo.com.ar
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