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Los hilos de la pasión
y del deseo tejen una red a tu alrededor que te aprisiona. Los enfrentamientos
con el mundo te hacen rígido e inflexible. Tenaz es la trampa de la dualidad.
Atado, rígido y atrapado, no puedes tener la experiencia de la liberación.
Mediante el aprendizaje
dual es posible desenmarañar la red, ablandar la rigidez y desmantelar la
trampa. Disolviendo tu energía Yin en la fuente de la vida universal, atrayendo
la energía Yang de la misma fuente, dejas detrás la individualidad y tu vida se
convierte en naturaleza pura.
Libre del ego, viviendo
de manera natural, trabajando con virtud, te llenas de inagotable vitalidad y
eres liberado para siempre del ciclo de la muerte y del renacimiento. Entiende
por lo menos esto: la libertad espiritual y la unidad con el Tao no son dones
concedidos al azar, sino recompensas de la propia transformación y evolución
conscientes.
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