El agotamiento emocional es un estado
al que se llega por sobrecarga de esfuerzo. En este caso no hablamos solo de
excesos laborales, sino de cargar con la responsabilidad de asumir conflictos,
responsabilidades o estímulos de tipo emocional o cognitivo.
Al agotamiento emocional no se llega
de un momento a otro. Se trata de un proceso que se incuba lentamente, hasta
que hay un punto en que la persona se desploma. Ese quiebre lo sumerge en la
parálisis, la depresión profunda o la enfermedad crónica. Se produce un colapso
en la vida de la persona, porque literalmente ya no aguanta más.
“Nada pesa tanto como el corazón cuando está
cansado”.
-José de San Martín-
Aunque el agotamiento emocional se
experimenta como cansancio mental, suele estar acompañado de una gran fatiga
física. Cuando sobreviene hay una sensación de pesadez, de imposibilidad de
seguir adelante. Se cae entonces en una inercia de la que es difícil salir.
Las causas del agotamiento emocional
El agotamiento emocional se origina
porque hay un desbalance entre lo que damos y lo que recibimos. Quienes son
víctimas de este se caracterizan porque entregan todo lo que pueden de sí
mismos, bien sea en el trabajo, en el hogar, en la pareja o en cualquier
terreno.
Por lo general, esto ocurre en
ámbitos en donde hay una gran exigencia, que a su vez, aparentemente, demanda
grandes sacrificios. Por ejemplo en un trabajo en el que hay alto riesgo de
despido. O en un hogar cuyos miembros están llenos de problemas y demandan
atención. También cuando tenemos una pareja conflictiva o con graves
dificultades.
Lo usual es que la persona agotada
carezca de tiempo para sí misma. Tampoco recibe elreconocimiento, el afecto o
la consideración suficientes. Se espera de ella que “rinda” todo el tiempo.
Como si no tuviera necesidades, o como si fuera más fuerte que el resto y
pudiera aguantarlo todo.
Los primeros síntomas del agotamiento
Antes de que aparezca el agotamiento
emocional propiamente dicho, se presentan algunos indicios que lo anuncian. Se
trata de señales a las que, por lo general, no se les da mucha importancia. Si
se le otorgara, podrían tomarse medidas a tiempo.
Los síntomas iniciales del
agotamiento emocional son:
Cansancio físico. La persona se
siente fatigada con frecuencia. Desde que abre los ojos experimenta como si
fuera excesivamente arduo lo que le espera en el día.
Insomnio. Por contradictorio que
parezca, una persona con agotamiento emocional tiene dificultades para dormir.
Siempre tiene problemas que le dan vueltas en la cabeza y hace que sea difícil
conciliar el sueño.
Irritabilidad. Hay molestia y pérdida
del autocontrol, con cierta frecuencia. La persona agotada se ve de mal humor y
es demasiado sensible a cualquier crítica o gesto de desaprobación.
Falta de motivación. Quien sufre de
agotamiento emocional comienza a actuar mecánicamente. Como si estuviera
obligado a hacer lo que hace todo el tiempo. No siente entusiasmo, ni interés
por sus actividades.
Distanciamiento afectivo. Las
emociones comienzan a ser cada vez más planas. Como si en realidad no sintiera
prácticamente nada.
Olvidos frecuentes. La saturación de
información y/o de estímulos da lugar a fallas en la memoria. Se olvidan con
facilidad las pequeñas cosas.
Dificultades para pensar. La persona
siente que se confunde con facilidad. Cada actividad le implica un mayor gasto
de tiempo que antes. Se razona lentamente.
Las salidas para el agotamiento
emocional
La mejor manera de superar el
agotamiento emocional es, por supuesto, descansando. Hay que encontrar tiempo
libre para relajarse y estar tranquilos. Las personas que se exigen demasiado
pasan años sin, por ejemplo, tomar vacaciones. Esto no se debe hacer. Tarde o
temprano solo conduce a la fatiga. Así que una buena idea es tomarse unos cuantos
días para dedicarlos al descanso.
Otra solución es la de trabajar por
construir una actitud diferente frente a las obligaciones diarias. Cada jornada
debe incluir tiempos para dedicarlos a los compromisos y también tiempos para
descansar y realizar actividades que resulten gratificantes. Hay que dejar de
lado las obsesiones de perfección o de cumplimiento.
Finalmente, es muy importante
sensibilizarnos frente a nosotros mismos. Para esto, nada mejor que dedicar un
rato al día para estar a solas. Respirar, reconectarnos con lo que somos y lo
que deseamos. Es fundamental desarrollar una actitud de comprensión y bondad
con nosotros mismos. De lo contrario, más tarde o más temprano, nos será
imposible seguir adelante.
Fuente: La Mente es Maraviosa
Buenísima nota!
ResponderEliminar