La felicidad es aquella condición cuando ya no sientes la necesidad de esforzarte por conseguir la felicidad.
En otras
palabras, el camino hacia la felicidad paradójicamente consiste en dejar de
intentar ser feliz; dejar de creer que deberías ser feliz; dejar de creer que
tengas el derecho a ser feliz… porque estas maneras de abordarlo te harán
infeliz.
El
problema que afrontamos es que estamos intentando emplear un sistema de
supervivencia (nuestra mente racional, es decir, nuestros pensamientos) para
ser felices – una tarea por la que nunca se evolucionó y por lo que decididamente no está hecho. La parte
observadora de nuestra mente y nuestros cuerpos son mucho más.
La
felicidad es un fenómeno emergente. Esto
significa que no puedes hacer algo para que ocurra; sólo puedes crear las
condiciones en las que puedes aumentar las probabilidades de que surja. Piensa
en el fenómeno de los murmullos de estorninos – los hermosos patrones
cautivantes espontáneamente formados,
creados cuando se congregan miles de estorninos. El estornino individual
sólo puede poner de su parte lo mejor que pueda. Los resultados sin embargo
cortan la respiración.
La paz y
la felicidad siempre están ahí, dentro de nosotros, como el agua profunda y
tranquila que yace pocos metros por debajo de la superficie atormentada del
mar. Sin embargo, si tu punto de vista está limitado al barco en la superficie
del mar, no puedes ver, ni experimentar la tranquilidad que siempre está ahí –
constante, inmutable y no afectado por las perturbaciones efímeras de la
superficie.
El estado
natural de nuestra mente es de paz y ecuanimidad. Las perturbaciones de esta
tranquilidad están creadas no por los eventos de la vida, sino por nuestros
pensamientos sobre tales eventos.
Nuestra
tarea principal consiste en “quitarnos a nosotros mismos del medio” de manera
de que podamos experimentar la paz y la conexión que llevamos dentro de nosotros
– siempre. Cuando digo “quitarnos del medio” me refiero a tranquilizar nuestra
mente racional, ver nuestros pensamientos por lo que son – simplemente eventos
mentales que surgen, existen durante un tiempo y luego desvanecen – calmar el
parloteo mental constante que agita la superficie de nuestra mente lo que hace
invisible la tranquilidad.
La
felicidad no se encuentra en la compra ni en el acúmulo de cosas. El
sentimiento agradable que tenemos cuando compramos un coche nuevo no es más que
sentirnos momentáneamente libres del deseo – un deseo irónicamente creado por
las personas que fabrican el coche en los principios.
A todos
nos encanta recibir instrucciones claras – una guía del tipo 1),2),3)… a),b),c)
. Cada persona es diferente y por tanto la felicidad tendrá una pinta diferente
para cada persona. Sin embargo, la esencia es la misma. Comparto lo siguiente:
La norma
“sagrada”, la base, es conocer y aceptarte a ti mismo tal cómo eres.
Vamos a
dejarlo claro, esto es un proyecto que te llevará más o menos… el resto de tu
vida, así que empieza por aceptar esto. No hay atajo. Pero no pierdas la
esperanza. Empezamos a fijarnos en cambios beneficiosos nada más demos el
primer paso en “el camino”. La mayoría de las personas sobrestiman lo que
pueden conseguir en un año pero seriamente subestiman lo que pueden lograr en
diez años. Así que permite que la paciencia y la humildad sean tus compañeros
de viaje.
La
práctica diaria de la meditación con una actitud de curiosidad abierta, cariño
hacia ti mismo y sentido del humor, proporciona una plataforma y un punto de
vista diferente y mucho más útil – un ancla en el momento presente, es decir,
en la realidad tal como es. Cuando respondemos a la realidad a medida que se
despliega en el presente (en vez de responder a nuestros conceptos/pensamientos
inconscientes sobre la realidad), salimos de nuestro “piloto automático” normal
y abrimos la puerta a hacer las cosas de manera diferente. Permite que la
paciencia y la humildad sean tus guías.
Dos cosas
más: El agradecimiento y la compasión:
El
agradecimiento: La evolución nos equipó para sobrevivir y no para ser felices. Esto significa que
tenemos una tendencia natural a encontrarnos atraídos por las experiencias
negativas. Si durante tu día te ocurren nueve cosas buenas y una cosa no muy
agradable, normalmente te acordarás de la cosa desagradable. Esto es una
distorsión que ya sabemos que existe y tiene sentido corregirlo. El hábito del
agradecimiento nos ayuda a estar más presentes en nuestras vidas. También llena
nuestro corazón de alegría cuando apreciamos por ejemplo, el simple pero
milagroso hecho de estar vivos y de tener el regalo de la consciencia.
La
Compasión – compasión por los demás y por nosotros mismos. La compasión en este
sentido no tiene nada que ver con la lástima; es simplemente el reconocimiento
de una verdad, es decir: todos quieren ser felices y todos quieren evitar el
sufrimiento. La compasión es reconocer el sufrimiento que compartimos con todos
(producido por la ignorancia) y el deseo
de aliviarlo. La autoestima sin la autocompasión es arrogancia – algo
esencialmente vacío que normalmente esconde una profunda inseguridad o
vergüenza. Con la autocompasión, la autoestima verdadera surgirá como
consecuencia natural.
Geoffrey
Molloy
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