ÁRBOL
EXTINTO CRECE DE NUEVO DE UN ANTIGUO FRASCO DE SEMILLAS DESENTERRADO POR
ARQUEÓLOGOS
La
naturaleza es fuerte, no hay duda de eso, la vida se aferra a las condiciones
mas extremas, sin embargo en una paradoja extraña también es muy frágil, los
desequilibrios que estamos causando con el calentamiento global y el cambo
climático están provocando variaciones en el planeta que si no mejoramos
nuestros hábitos de seguro nuestros hijos y nietos vivirán en mundo muy
diferente al que conocemos.
Por miles de
años, los arboles de palmeras datileras de Judea era uno de los escenarios más
reconocidos y acogedores para las personas viviendo en el medio oriente –
ampliamente cultivado en toda la región por su dulce fruto, y por la fresca
sombra que ofrecen ante sol abrazador del desierto.
Desde su
fundación, hace unos 3.000 años atrás, a los albores de la Era Común, los
árboles se convirtieron en un cultivo básico en el reino de Judea, incluso
obteniendo varias menciones en el Antiguo Testamento. Las palmeras de Judea
vendrían a servir como uno de los símbolos principales de la buena fortuna del
reino; el rey David llamó a su hija, Tamara, por el nombre de la planta en
Hebreo.
Para cuando
el imperio romano intentó usurpar el control del reino en el años 70 AD,
amplios bosques de estos árboles florecieron como cultivo básico para la
economía Judea — un hecho que los hizo una fuente principal para que el
ejército invasor destruyera. Tristemente, alrededor del año 500 AD, las palmera
que alguna vez habían sido abundantes, habían sido completamente destruidas,
llevadas a la extinción por el bien de la conquista.
En los
siglos que siguieron, el conocimiento de primera mano sobre el árbol pasó de
memoria a leyenda. Hasta hace poco.
Durante
excavaciones en el sitio del palacio de Herodes el Grande en Israel en los
comienzos de los 1960`s, los arqueólogos desenterraron una pequeña pila de
semillas almacenados en una vasija de barro hace 2,000 años atrás. Durante las
siguientes cuatro décadas, las antiguas semillas se guardaron en un cajón en la
universidad de Tel Aviv’s Bar-Ilan. Pero luego en el 2005, la investigadora de
botánica, Elaine Solowey, decidió plantar una y ver si algo florecería.
“Asumí que
el contenido de la semilla no sería bueno después de todo este tiempo. ¿Cómo
podría serlo?” dijo Solowey. Pronto se demostró que estaba equivocada.
Sorprendentemente,
la semilla multi-milenaria efectivamente brotó– produciendo un árbol joven que
nadie había visto en siglos, convirtiéndose la semilla de árbol más antigua en
germinar.
Hoy, el
tesoro arqueológico viviente continúa creciendo y prosperando. El 2011, hasta
produjo su primera flor — un signo alentador de que el antiguo sobreviviente
estaba ansioso por reproducirse. Se ha propuesto que el árbol sea cruzado con
un tipo de palmera estrechamente relacionado, pero probablemente tomaría años a
que comenzara a producir alguna de sus frutas famosas. Mientras tanto, Solowey
está trabajando en revivir otros árboles antiguos de su larga dormancia.
Por Gustavo
Aldunate
Fuente:
Logica Ecologica
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