Pienso en una pequeña y diminuta semilla, en toda la información y sabiduría que encierra en tan pequeño espacio. Y nos veo a nosotros los humanos como semillas encerradas en nuestros hogares durante este confinamiento.
Pienso que como ellas estamos asustadas, sentimos el miedo a lo desconocido y el pánico puede con nosotros muchas veces; sin embargo esto no interferirá ni con la información guardada en nuestro pequeño habitáculo, ni en seguir creciendo fuertes si así nos lo proponemos.
Al igual que esta semillita dependerá del terreno donde nos depositen si es o no yermo el que crezcamos.
Es decir si nuestro lecho está tejido de: amor, compasión y empatía seguramente saldremos de está "prueba" llenos, radiantes y con múltiples beneficios. Si nuestro lecho está tejido de: dudas, envidias y malos pensamientos; saldremos más cargados de ellos y será imposible desplegar nuestras "ramas" y abrazar al sol/amor y a la vida de nuevo.
Solo de cada uno de nosotros depende el seguir bajo tierra; muertos de miedo, llenos de soledad; como en la tristeza y oscuridad de una tumba o por el contrario abrazar a nuestra oscuridad (miedos) y permitirles ser, una vez hecho podremos abrir nuestra semilla/tumba y sacar todo nuestro potencial de amor.
Somos una pequeña parábola depositada en un lecho de tierra yerma o fértil y lo mejor es que nosotros tenemos el don de elegir que semilla seremos.
Y tú ¿cuál quieres ser?
Empieza a despertar, desde ¡ya!
AUTORA: Rosa Francés Cardona (Izha)
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