CODEPENDENCIA. MITOS Y VERDADES


En algún momento de este camino nos enteramos de la Codependencia.
Nos habla de ella un amigo o un terapeuta. La oímos mencionar en la radio o en la televisión. Muchos nos asombramos cuando la codependencia describe quiénes somos.
La Codependencia es una enfermedad que deteriora nuestro espíritu. Afecta nuestras vidas personales: nuestras familias, nuestros hijos, amigos y parientes; nuestros negocios y carreras; nuestra salud, y nuestro crecimiento espiritual.
Es debilitante, y si se deja sin tratamiento, ocasiona que nos volvamos aún más destructivos con nosotros mismos y con los demás. Muchos llegamos al punto en el que tenemos que buscar el apoyo de otras personas.
Sea una crisis o la curiosidad lo que nos trae a CODEPENDIENTES ANONIMOS (CoDA), muchos nos enteramos de las características de la codependencia en nuestra primera reunión. Estas características nos ayudan a determinar qué patrones no saludables se entrelazan en nuestras vidas. ¿Vivimos en los extremos en vez de vivir en equilibrio? ¿Cómo sufrimos nosotros, y cómo sufren nuestras parejas, nuestros hijos y nuestros amigos a causa de nuestras conductas? ¿Hacen nuestras conductas codependientes que nuestras relaciones se estanquen, se deterioren o se destruyan? Si las respuestas a estas preguntas de examen de conciencia nos hacen admitir “Soy codependiente y necesito ayuda,” entonces estamos empezando a ubicar el sendero de la recuperación.
Todo comienza con una mirada honesta a nosotros mismos.
Las siguientes características de la Codependencia esbozadas en el folleto de CoDA “¿Qué es la Codependencia?” pueden ayudarnos a identificar hasta qué grado esta enfermedad nos afecta:
Muchos de nosotros batallamos con las preguntas ¿Qué es la codependencia? ¿Soy codependiente? Queremos definiciones precisas y criterios de diagnóstico antes de decidir.
Co-Dependientes Anónimos, tal como indica en la Octava Tradición, es una comunidad no profesional. No ofrecemos definiciones ni criterios de diagnóstico para la codependencia. Respetuosamente permitimos a psiquiatras y psicólogos realizar esa tarea.
Lo que sí ofrecemos a partir de nuestra experiencia son las actitudes y conductas características que describen cómo han sido nuestras historias de codependencia.
Creemos que la recuperación comienza con un honesto autodiagnóstico. Llegamos a aceptar nuestra incapacidad de mantener relaciones sanas y nutricias con nosotros mismos y con los demás. Comenzamos por reconocer que la causa radica en patrones de vida destructivos que hemos tenido durante mucho tiempo.
Patrones y Características de la Codependencia:
Creemos que la recuperación comienza con un honesto autodiagnóstico. Llegamos a aceptar nuestra incapacidad de mantener relaciones sanas y nutritivas con nosotros mismos y con los demás. Comenzamos por reconocer que la causa radica en patrones destructivos que hemos tenido durante mucho tiempo en nuestra vida. Hemos encontrado que estos patrones entran en cinco categorías generales: patrones de negación, patrones de baja autoestima, patrones de conformidad, patrones de control y patrones de evasión.
La siguiente lista se ofrece como una herramienta de ayuda en la auto-evaluación. Puede ser particularmente útil para los recién llegados a medida que comienzan a entender la codependencia.
Puede también ayudar a aquellos que han estado en recuperación por un tiempo para determinar qué rasgos todavía necesitan atención y transformación. Se sugiere que podría ser útil anotar: siempre, por lo general, a veces o nunca, a manera de evaluación en cada ítem que aparece en el listado.
Patrones de negación:
Tengo dificultad para identificar lo que siento. Puedo minimizar, alterar, o negar lo que siento realmente.
Me percibo como una persona totalmente desinteresada y dedicada al bienestar de los demás. Me falta la empatía por los sentimientos y necesidades de los demás.
Etiqueto a los demás con mis propios rasgos negativos (proyección).
Puedo cuidar de mí mismo sin la ayuda de otros. Encubro mi dolor de varias maneras, tales como la ira, el humor, o el aislamiento.
Manifiesto la negatividad o la agresión de manera indirecta y pasiva.
No reconozco la falta de disponibilidad de las personas que me atraen.
Patrones de baja autoestima:
Tengo dificultad para tomar decisiones.
Juzgo duramente todo lo que pienso, digo, o hago, como algo que no es lo suficientemente bueno.
Me siento avergonzado al recibir reconocimiento, elogios o regalos.
No les pido a los demás que satisfagan mis necesidades o deseos.
Valoro más la aprobación que me dan los demás por mi comportamiento, ideas y sentimientos que la que me doy yo mismo.
No me percibo como una persona valiosa o digna de recibir amor.
Constantemente busco el reconocimiento que yo creo que merezco.
Me cuesta admitir cuando he cometido un error. Necesito mostrar ante los demás que tengo razón e incluso mentir para quedar bien.
Me percibo como superior a los demás.
Busco que los demás provean mi sentido de seguridad.
Tengo dificultad para empezar, cumplir compromisos y completar proyectos.
Tengo problemas para establecer prioridades de manera adecuada.
Patrones de conformidad:
Actúo en contra de mis valores e integridad para evitar el enojo o el rechazo de otras personas. Soy extremadamente sensible a los sentimientos de los demás, y los incorporo como propios.
Soy sumamente leal y permanezco en situaciones dañinas demasiado tiempo.
Le doy más valor a las opiniones y los sentimientos de los demás que a los míos y frecuentemente temo expresar mis opiniones y sentimientos cuando difieren de los demás.
Dejo a un lado mis propios intereses y pasatiempos para hacer lo que otros desean hacer.
Acepto una relación sexual como un substituto del amor.
Tomo decisiones sin tener en cuenta las consecuencias.
Renuncio a mi manera de ver las cosas para obtener la aprobación de los demás o para evitar un cambio.
Patrones de control:
Creo que la mayoría de la gente no es capaz de cuidarse a sí misma.
Trato de convencer a los demás de lo que deben pensar o sentir.
Me resiento cuando los demás no me dejan ayudarlos o rechazan mis consejos.
Ofrezco consejos y orientación a los demás, sin que se me pida.
Me desvivo por hacer regalos y favores a quienes quiero influenciar.
Utilizo el sexo para ganar aprobación y aceptación.
Tengo que sentir que me necesitan a fin de tener una relación con los demás.
Exijo que mis necesidades sean cubiertas por los demás.
Uso el encanto y carisma para convencer a los demás de mi capacidad de ser amable y compasivo.
Uso la culpa y la vergüenza de los demás para controlarlos.
Me reúso a cooperar, comprometerme o negociar.
Adopto una actitud de indiferencia, impotencia, autoridad o rabia para manipular los resultados. Uso términos de recuperación en un intento por controlar el comportamiento de los demás.
Finjo llegar a un acuerdo con los demás para conseguir lo que quiero.
Patrones de evasión:
Me comporto de manera que incita a los demás a rechazarme, avergonzarme o expresar su ira hacia mí.
Juzgo duramente lo que otros piensan, dicen o hacen.
Evito la intimidad emocional, física o sexual como un medio para mantener distancia. Permito que mis adicciones a las personas, lugares y cosas me distraigan de lograr intimidad en las relaciones.
Uso la comunicación indirecta y evasiva para evitar el conflicto o la confrontación.
Disminuyo mi capacidad de tener relaciones sanas al negarme a utilizar todas las herramientas de recuperación.
Reprimo mis sentimientos o necesidades para evitar sentirme vulnerable.
Atraigo gente hacia mí, pero cuando se acercan, los alejo.
Me niego a renunciar a hacer mi voluntad para evitar entregársela a un Poder Superior.
Creo que mostrar las emociones es un signo de debilidad.
Reprimo las expresiones de afecto.


Fuente: Universo Espiritual
Mas información: alimentoparaelalmacoda.wordpress.com





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