Todo el cuerpo vibra en
torno a la luz. Mantente alerta y vibra en armonía con la luz del cosmos;
respirando luz y proyéctenla hacia afuera para iluminar.
VIBRAR EN ARMONÍA CON
LA LUZ
Todo el cuerpo vibra en
torno a la luz. ¡Mantente alerta!
Sólo estarás alerta en
la medida en que estés atento al cuerpo entero. La armonía del cuerpo es un
estado donde tu cuerpo ya no se siente como materia, vibra como energía, se
vuelve luz. Vibra tan profundamente desde su base, que tú te olvidas
completamente que es una cosa material. Se transforma en un fenómeno de luz.
Cuando comienzan a
vibrar a un ritmo, los latidos de tu corazón y tu cuerpo se unen y entras en
armonía con el cosmos ya no son dos. Ahora son un círculo y vibran juntos,
pulsan juntos. Sus frecuencias ya no están separadas, las frecuencias ya no son
dos, no están separadas; se transforman en una melodía, en una armonía. Es la
más hermosa música posible, todas las otras músicas palidecen comparadas con
esto.
No busques, no
preguntes, no respondas, no llames, no demandes, relájate. Si te relajas, está
ahí. Si te relajas, comienzas a vibrar con ello. Cuando sucede con toda la
existencia, es armonía. Es la gran vibración.
Veamos que nos enseña
el Maestro Omraam Mikhaël Aïvanhov sobre vibrar con la luz...
VIBRAR CON EL COSMOS
No hay nada en el
cosmos que no sea vivificado y animado por el Espíritu divino.
Todo vive, todo
respira, todo palpita y comulga con esta gran corriente que brota de la
existencia e inunda el universo, desde las estrellas hasta la más diminuta
partícula. Vivimos y nos movemos en la existencia.
ARMONÍA CON EL COSMOS
Cómo fundirse con la
Armonía del Cosmos.
Quienes saben cómo
armonizar su ser con la respiración del cosmos, entran en la esfera de la
conciencia divina. ¡Pero muchos de ustedes aún están muy lejos de entender la
dimensión espiritual de la respiración! Si fueran sensibles a esa dimensión,
podrían trabajar todas sus vidas inspirando la fuerza y la luz de la existencia
y expirando esa luz de vuelta al mundo entero.
Porque expirar es esto:
Es distribuir la luz de la existencia que uno ha atraído a su propio interior.
Al estudiar la
respiración y su relación con los ritmos del universo, los Iniciados han
encontrado que, a fin de comunicarse con una región particular del mundo
espiritual, el ser humano debe escoger el ritmo apropiado, hacerlo propio y
usarlo como una llave para establecer contacto, exactamente como cuando uno
sintoniza la radio en una estación particular si uno conoce la frecuencia
correcta. La frecuencia es un factor esencial para hacer contacto con una
estación transmisora determinada, y lo mismo es cierto para la respiración:
Deben saber a qué ritmo ajustarse, a fin de hacer contacto con una región
particular del universo.
De esta manera, la
respiración puede aclararles grandes misterios, pero sólo si la acompañan de
algún trabajo mental.
Inspirar y expirar… inspirar
y expirar… dentro y fuera… Hay un vínculo entre la respiración y cada
manifestación de la vida espiritual. La meditación es una respiración, la
oración es una respiración, el éxtasis es una respiración, cada forma de
comunicación con el Cielo es una respiración, y la respiración física revela la
intensidad de ese intercambio.
Ahora, uno de los
mejores ejercicios que pueden hacer – y les aconsejo que tomen como hábito
hacerlo todos los días, varias veces al día – es respirar luz. Elijan un lugar
tranquilo donde nadie los moleste, siéntense en una posición cómoda y respiren:
imaginen que están inhalando luz cósmica, la luz que es incluso más sutil,
infinitamente más sutil que la luz del sol, esa luz intangible, invisible,
esencial, que permea toda la creación.
Dejen que esta luz
empape las profundidades de su ser, y que fluya por todas sus células y todos
los órganos de su cuerpo. Entonces, mientras expiran, deténganla y proyéctenla
hacia afuera, para iluminar, irradiar y ayudar a cada criatura en el mundo.
VIBRAR CON EL COSMOS
Apunten a vibrar en
unísono con el gran cuerpo del cosmos.
Hasta que los hombres y
mujeres hayan alcanzado esta luz y calor, sus acciones siempre contendrán
ciertos elementos negativos que pueden distorsionar, e incluso destruir su
propia felicidad y la de otros.
El infierno no es un
lugar que exista en algún rincón distante del universo, existe aquí en la
tierra, en los corazones y almas de quienes se deleitan en el desorden y la
anarquía. Hay mucha gente así en el mundo hoy, personas que han abrazado la
filosofía anárquica, sin darse cuenta de los peligros que hay esperando por
ellos.
Si hubieran estudiado
las leyes de la naturaleza y visto cómo fue creado el universo, si hubieran
aprendido sobre todas las diferentes regiones de las que está compuesto, y
todas las diferentes criaturas que habitan esas regiones, habrían entendido que
ellos, también, son una parte integral de este cuerpo viviente de la
naturaleza, y que su comportamiento debe armonizar con el todo. Si su actitud
anárquica se vuelve demasiado problemática, la naturaleza simplemente se
purgará y los expulsará. Los anarquistas no son nunca tolerados por mucho
tiempo. La naturaleza interviene, pues no puede permitir que la desarmonía
triunfe. La desarmonía es un tumor, un crecimiento canceroso en su cuerpo, y
ella toma los pasos necesario para deshacerse de ello.
Esto es lo que la
ciencia iniciática nos dice. Y una vez un iniciado ha entendido esta verdad, su
único gran miedo es volverse un tumor en el cuerpo cósmico, al fracasar en
vibrar al unísono con él. Los iniciados temen sólo una cosa, y es encontrar que
su estado psíquico y sus vibraciones son distintos a la armonía universal, pues
saben lo que les espera si ello ocurre. Es por eso que siempre se esfuerzan en
ajustarse y vibrar al unísono con el gran cuerpo del cosmos.
«Si un cantante en un
coro o un músico en una orquesta no cantan o tocan de acuerdo a la partitura,
serán despedidos, porque destruyen la armonía del conjunto.»
Como he dicho antes,
ustedes se puede preguntar por qué el cielo no interviene y cambia el mundo.
Bien, por supuesto, podría hacerlo, pero sin el consentimiento y buena voluntad
de los seres humanos sería inútil. Los seres humanos no lo entenderían ni
apreciarían, y simplemente lo destruirían todo de nuevo. Pero si la voluntad de
cambiar viene de nosotros, si adquirimos sabiduría y realmente queremos cambiar
las cosas y vibrar con el cosmos, el resto seguirá automáticamente.
En la próxima Era de
Acuario, el mundo invisible liberará nuevas corrientes, nuevas fuerzas y
energías, y seremos testigos de un cambio maravilloso, pero debe venir de los
seres humanos para empezar. Debemos unirnos y decidirnos a trabajar de tal
forma, que invite a la intervención de fuerzas cósmicas. Si no insistimos, no
conseguiremos nada. Las entidades sublimes en lo alto, nunca deciden intervenir
en los asuntos humanos por su propio placer. Nos corresponde a nosotros
pedirles…
«No hay un trabajo más
importante o más glorioso para los seres humanos de todas las religiones que
unir los poderes de nuestras mentes, corazones y voluntades para lograr la
realización de la Edad de Oro sobre la tierra.»
Es por ello que resulta
tan importante que vibremos en un núcleo poderoso, viviente, enfocado a la
venida del Reino del Amor. De esta manera podemos influir mentes y almas. Y un
día, cuando los hijos de la luz se hayan unido todos en pensamiento y avancen
hacia la misma meta, cambiarán el equilibrio y sobrepasarán a todos quienes
buscan destrucción y caos.
El Reino del Amor
vendrá, se los prometo. Y la Edad de Oro también. Cada vez que oran por esto
sincera, intensa y desinteresadamente, sus oraciones son respondidas, pero son
respondidas gradualmente. Es un proceso en movimiento que se expande y toma
forma sólo gradualmente, pues lo que piden no puede ser logrado en sólo un día…
«La luz es como un
océano de vida que palpita, que vibra; donde se goza de la plenitud.»
Omraam Mikhaël Aïvanhov
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