Permite al ahora se
exprese tal como es. No resistencia y rendición en el Ahora es cuando aceptas
este momento completamente, ya no discutes con lo que es.
Permite al ahora se
exprese tal como es
Cuando aceptas este
momento completamente, cuando ya no discutes con lo que es, el pensamiento
compulsivo mengua y es remplazado por una quietud alerta. Eres plenamente
consciente, y sin embargo la mente no pone ninguna etiqueta a este momento.
Este estado de la no
resistencia interna te abre a la conciencia incondicionada, que es
infinitamente mayor que la mente humana. Entonces esta vasta inteligencia puede
expresarse a través de ti y ayudarte, tanto desde dentro como desde fuera. Por
eso, cuando abandonas la resistencia interna, a menudo descubres que las
circunstancias cambian para mejor.
Estoy diciendo:
«Disfruta este momento. Sé feliz» No. Entonces permite que se exprese este
momento tal como es. Eso es suficiente.
Rendirse es rendirse a
este momento, no a una historia a través de la cual interpretas este momento y
después tratas de resignarte a él. Por ejemplo, puede que estés tullido y que
ya no puedas caminar. Tu estado es lo que es.
Tal vez tu mente esté
creando una historia que diga: «A esto se ha reducido mi vida. He acabado en
una silla de ruedas. La vida me ha tratado con dureza, injustamente. No me
merezco esto». ¿Puedes aceptar que este momento es como es y no confundirlo con
la historia que la mente ha creado a su alrededor?
La rendición llega
cuando dejas de preguntar; ¿Por qué me está pasando esto a mí? Incluso en las
situaciones aparentemente más inaceptables y dolorosas se esconde un bien
mayor, y cada desastre lleva en su seno la semilla de la gracia.
A lo largo de la historia,
siempre ha habido mujeres y hombres que, cuando tuvieron que hacer frente a
grandes pérdidas, enfermedades, prisión o muerte inminente, aceptaron lo
aparentemente inaceptable, y así hallaron la paz que supera toda comprensión.
RENDICIÓN AHORA
La sabiduría de la
rendición
Es la calidad de tu
conciencia en este momento lo que más determina el futuro que experimentarás.
Así que rendirte es lo mejor que puedes hacer para traer cambios positivos.
Cualquier acción es secundaria. Ninguna acción verdaderamente positiva puede
surgir del estado de conciencia de no-rendición.
Para algunas personas,
“rendirse” puede tener connotaciones negativas: derrota, abandono, fracaso ante
los retos de la vida, volverse letárgico, etc. Sin embargo, la verdadera
rendición no tiene nada que ver con eso. No significa que tolerar pasivamente
cualquier situación en la que estés y no hacer nada al respecto. Ni tampoco
significa dejar de planificar cosas o de realizar acciones positivas. Rendirse
es la simple pero profunda sabiduría de ceder, en lugar de oponerse al flujo de
la vida. El único lugar en el que puedes experimentar el flujo de la vida es el
Ahora.
Así que rendirse es
aceptar el momento presente de manera incondicional y sin reservas. Es decir,
renunciar a lo que interiormente se resiste a lo que es. La resistencia
interior es decir “no” a lo que es, a través de juicios mentales y negatividad
emocional. Se nota más cuando las cosas “van mal”, lo que significa que hay una
brecha entre lo que la mente pretende y lo que es. Esta brecha es el dolor.
Si has vivido lo
suficiente, verás que las cosas “van mal” bastante seguido. Precisamente es ahí
cuando se debe practicar la rendición, si es que quieres librarte del dolor y
la tristeza. La aceptación de lo que es inmediatamente te libera de la
identificación con la mente y te reconecta con el Ser. La resistencia es la
mente.
La rendición es un
fenómeno puramente interior. Esto no significa que no puedas intervenir en lo
exterior o cambiar la situación. De hecho, no es la situación en general lo que
debes aceptar cuando te rindes, sino el pequeño segmento llamado “el ahora”.
Por ejemplo, si te
encontraras atascado en el barro, no vas a decir: “Bueno, me resigno a estar
atascado en el barro”. La resignación no es lo mismo que la rendición.
No necesitas aceptar
una situación indeseable o desagradable, ni tampoco mentirte a ti mismo y decir
que todo está bien. No. Reconoces totalmente que quieres salir de esta
situación y limitas tu atención al momento presente, sin etiquetarlo mentalmente.
Esto significa que no
hay juicios mentales sobre el Ahora, y por consiguiente, no hay resistencia ni
negatividad emocional. Aceptas que este momento ya es como es. Luego actúas y
haces todo lo que esté a tu alcance para salir de la situación.
A estas acciones las
llamo “acciones positivas”. Y son mucho más efectivas que las negativas, las
cuales surgen a partir de la bronca, la desesperación o la frustración.
Hasta obtener el
resultado deseado, sigues practicando la rendición absteniéndote de etiquetar
el Ahora. Déjame darte una analogía visual para que se entienda.
Vas caminando de noche
por la senda, rodeado por espesa niebla, pero tienes una linterna muy potente
que la atraviesa y crea un espacio estrecho y claro frente a ti.
La niebla en este caso
es la situación en la que te encuentres, que incluye pasado y futuro. La
linterna es tu presencia consciente. El espacio claro es el Ahora.
La no-rendición
endurece a tu forma psicológica, el caparazón del ego, creando un fuerte
sentido de separación. El mundo que te rodea y en particular la gente, se
perciben como una amenaza. Surge la compulsión inconsciente de destruir a los
demás juzgándolos. Como así también surge la necesidad de competir y dominar.
Incluso la naturaleza se vuelve un enemigo, y tus percepciones e
interpretaciones son gobernadas por el miedo.
La enfermedad mental
que llamamos “paranoia” es apenas una versión un poco más aguda de este estado
normal pero disfuncional de conciencia. No solo tu forma psicológica, sino
también tu forma física (tu cuerpo), se torna rígida con la resistencia. Surge
la tensión en distintas partes del cuerpo. Y el cuerpo, como un todo, se
contrae. El libre flujo de energía por el cuerpo, el cual es esencial para un
funcionamiento saludable, queda restringido en gran medida.
El ejercicio y ciertas
terapias físicas pueden ayudar a recuperar este flujo. Pero a menos que
practiques la rendición en tu vida diaria, solo será una ayuda temporal, dado
que la causa, es decir, el patrón de resistencia no se ha disuelto. Hay algo
dentro de ti que permanece intacto a las situaciones pasajeras que conforman tu
vida diaria. Y es solo a través de la rendición que puedes acceder a esto.
Se trata de tu vida, tu
propio Ser, que existe eternamente en el presente sin tiempo. Si encuentras tu
situación insatisfactoria o intolerable, es solo rindiéndote primero que puedes
romper el patrón inconsciente que se resiste y prolonga esa situación.
La rendición es
perfectamente compatible con realizar acciones, iniciar cambios o lograr
objetivos. Pero en el estado de rendición, una energía totalmente distinta, una
calidad distinta, fluye en tu hacer. La rendición te reconecta con la fuente de
energía del Ser. Y si tu hacer está impregnado de Ser, se convierte en una
alegre celebración de energía de vida que te lleva más profundamente hacia el
ahora.
A través de la no
resistencia, la calidad de tu conciencia y, por consiguiente, la calidad de lo
que sea que hagas o estés creando, mejora de manera inconmensurable. Los
resultados entonces, vendrán solos y reflejarán esa calidad. A esto lo podemos
llamar “acción proveniente de la rendición”.
En el estado de
rendición, ves claramente lo que hay que hacer. Y actúas haciendo una cosa a la
vez y enfocándote en una sola cosa a la vez. Aprende de la naturaleza, mira
como todo se desarrolla y como el milagro de la vida se despliega sin
insatisfacción.
Por eso Jesús dijo:
“Mira las azucenas, como crecen… no se esfuerzan ni dan vueltas”. Si tu
situación en general es insatisfactoria o desagradable, toma solo este instante
y ríndete a lo que es. Esa es la linterna que atraviesa la niebla. Entonces, tu
estado de conciencia deja de depender de lo exterior. Ya no reaccionas ni te
resistes. Luego mira la situación más específicamente. Pregúntate: “¿Hay algo
que yo pueda hacer para cambiar la situación, mejorarla, o apartarme de ésta?”.
Si la hay, actúa adecuadamente. No te enfoques en las mil cosas que tendrás o
puede que tengas que hacer en algún futuro, sino en la única que puedes hacer
ahora.
Esto no significa que
no debas hacer planes, puede que planear algo sea lo único que puedes hacer
ahora. Pero asegúrate de no estar corriendo tras películas mentales que
continuamente te proyectan hacia el futuro y te hacen perder el Ahora. Puede
que las acciones que realices no den fruto de manera inmediata; hasta que lo
hagan, no te resistas a lo que es. Si no hay nada que puedas hacer, y no puedes
irte de la situación, úsala para entrar más profundamente en la rendición, en
el Ahora, en el Ser.
Cuando entras a esta
eterna dimensión del Presente, el cambio suele presentarse de manera extraña,
sin requerir mucho de tu parte. La vida se torna servicial y colabora. Si son
factores internos como el miedo, la culpa o la pereza los que te impiden actuar,
se disolverán a la luz de tu presencia consciente.
No confundas la
rendición con una actitud de: “Ya nada puede molestarme” o “Ya no me importa”.
Si miras más de cerca, verás que estas actitudes están contaminadas de
negatividad en la forma de resentimiento oculto, de manera que no es rendición
sino resistencia enmascarada.
A medida que te rindes,
lleva tu atención hacia adentro, para asegurarte si aún hay algún rastro de
resistencia en ti. Estate muy alerta cuando lo hagas, de otra forma, una cierta
cantidad de resistencia puede seguir escondiéndose en algún oscuro rincón, en
la forma de un pensamiento o de una emoción no reconocida.
«La aceptación de lo
inaceptable es la mayor fuente de gracia en este mundo».
Eckhart Tolle
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