Si sufres o has sufrido hipertensión
o algún problema coronario, seguramente habrás oído hablar acerca de esta
planta medicinal, y es que en los últimos años el espino blanco ha tomado un
gran protagonismo en herboristerías por sus importantes propiedades para la
salud y la proliferación de problemas coronarios de nuestra sociedad.
El Espino Blanco (Crataegus monogyma)
también se conoce como “espino albar”, “majuelo” o “cerezo de pastor”, es un
arbusto que puede llegar a crecer hasta los 9 metros, por lo que a veces parece
más bien un árbol. Es originario de Europa, norte de África y Asia occidental.
Se caracteriza por unas florecitas blancas que crecen en racimo y dan lugar a
un fruto en forma de bayas rojas. Su aroma es parecido al del tilo, y sus bayas
(parecidas a la acerola) se convierten en un manjar para los pájaros.
El espino blanco contiene
flavonoides, hiperósidos, polifenoles, pectinas, ácidos triterpénicos,
minerales, y taninos, entre otros compuestos menos relevantes. Por su variedad
de nutrientes, el espino blanco se convierte en un ingrediente clave para
muchos fármacos industriales destinados a combatir la hipertensión, el estrés o
problemas coronarios.
Sobre todo, podemos destacar su
acción cardiovascular, ya que actúa como hipotensor (reduciendo la tensión
arterial) y mejorando la circulación sanguínea gracias a que ayuda al corazón a
bombear la sangre con más fuerza. Su actividad es lenta pero se prolonga en el
tiempo, lo que quiere decir que no baja la tensión inmediatamente con la primera
dosis, sino que después de un tratamiento adecuado con espino blanco, la
tensión se verá reducida de forma constante, lo que resulta más saludable que
las bajadas de tensión más bruscas.
También posee una notable acción
antiespasmódica, que actúa dilantando los vasos sanguíneos coronarios (del
corazón), por lo que el espino blanco están indicado en casos de angina de
pecho y como tratamiento preventivo de infarto de miocardio, arritmias e
insuficiencias cardíacas.
Varios estudios realizados con
animales, han reflejado también el poder hipotérmico del espino blanco, es
decir, que baja la temperatura del cuerpo. Además, por su actividad
vasodilatadora, se recomienda para casos de pérdida de memoria sobre todo en
personas de edad avanzada, ya que mejora el riego sanguíneo.
Así mismo cabe destacar su efecto
sedante del sistema nervioso simpático (actos voluntarios), por lo que se suele
administrar para casos leves de ansiedad, nerviosismo o incluso tos nerviosa,
junto con otras plantas de actividad sedante, como la valeriana, la hierbaluisa
o la pasiflora.
El espino blanco no resulta tóxico de
ninguna manera, pero aún así se deben respetar las dosis recomendadas del
productor o el terapeuta, ya que en dosis muy elevadas, la disminución de la
tensión arterial y la temperatura del cuerpo, pueden resultar perjudiciales.
Esta estupenda planta medicinal se
suele encontrar en forma de pastillas o tabletas, pero sin duda, al igual que
la mayoría de plantas medicinales, es mucho más eficaz y saludable en forma de
aceite esencial o tintura (extracto puro de la planta fresca), y más aún si se
trata de una tintura ecológica.
Fuente: El Herbolario
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