La ansiedad es incómoda.
Estuve ajeno a los síntomas durante
la mayor parte de mi vida. No fue hasta hace unos años que mis problemas para
dormir, la agitación y la preocupación excesiva comenzaron a tener sentido:
sufro de ansiedad.
La ansiedad es una respuesta normal a
eventos desencadenantes o perturbadores: millones de personas la padecen a
diario. Una cosa que sé con certeza es que no podemos aliviar la ansiedad con
una varita mágica. Es posible que no podamos hacer que desaparezca por
completo, pero hay formas que pueden ayudarnos a sentirnos mejor.
El budismo ha sido de gran ayuda para
hacerme sentir bien. Me he formado el hábito de trabajar conscientemente con mi
ansiedad en lugar de alimentarla.
A continuación, se presentan siete
nociones budistas que considero útiles cuando me siento ansioso:
1. La preocupación es inútil.
“Si se puede remediar, ¿por qué
preocuparse por eso? Si no se puede remediar, ¿de qué sirve estar molesto por
eso? " ~ Shantideva
Los budistas reconocen que, a lo
largo de nuestro tiempo en la tierra, experimentaremos dolor de muchas maneras,
como el envejecimiento, la muerte y la enfermedad. La preocupación es parte del
sufrimiento que los budistas consideran creado por ellos mismos. Si bien no
podemos controlar la muerte o el envejecimiento, el Buda comprobó que podemos
controlar lo que sucede en nuestra cabeza.
Cada vez que la ansiedad se apodera
de mí, reflexiono sobre cómo me impide vivir una vida feliz. Estoy
absolutamente convencida ahora de qué preocuparse no tiene ningún beneficio.
2. La paz comienza en el interior.
"Nunca podremos obtener la paz
en el mundo exterior hasta que hagamos las paces con nosotros mismos". ~
Dalai Lama XIV
Las circunstancias externas pueden
ser difíciles de afrontar. Sin embargo, es posible que no siempre podamos
cambiarlos o corregirlos. En uno de mis cursos de budismo, el monje explicó:
"Lo que nos diferencia de otras especies es nuestra capacidad para
elegir". Cuando no puedo cambiar el exterior, recuerdo que tengo la opción
de cambiar mi interior.
La paz comienza de adentro hacia
afuera; recordemos esto.
3. Comprender la impermanencia y el
apego.
“Si no hay esperanza ciega, tampoco
hay decepción. Si uno sabe que todo es impermanente, no cuenta, y si no cuenta,
no pensará en términos de tener o carecer, y por lo tanto se vive plenamente”.
~ Dzongsar Jamyang Khyentse
La ansiedad se manifiesta primero en
el cuerpo, luego reside en nuestras mentes, y nuestras mentes tienden a olvidar
que nada dura para siempre. Todos nuestros problemas, preocupaciones y temores
son pasajeros. Si entendemos esta noción budista, podemos reducir nuestra
ansiedad cuando alcanza su punto máximo. Reflexione siempre sobre la
impermanencia y nuestra negativa a dejar ir lo que los budistas etiquetan como
"ilusión".
4. La importancia de la meditación.
“Los sentimientos van y vienen como
nubes en un cielo ventoso. La respiración consciente es mi ancla ". ~
Thich Nhat Hahn
A lo largo de todos mis años de
meditación, me he dado cuenta de que observar mi mente se siente mucho mejor
que luchar con ella. Cuando meditamos, nos damos cuenta de que nuestros
pensamientos son como nubes que van y vienen. Y comprar todo lo que crea la
mente solo produce sufrimiento. Respira con atención para que puedas llamar la
atención sobre tus emociones y patrones. Una gran cantidad de partes
desconocidas de tu ansiedad saldrán a la superficie.
5. Profundizar en la incertidumbre.
“Cuando pensamos que algo nos va a
dar placer, no sabemos qué va a pasar realmente. Cuando pensamos que algo nos
va a causar sufrimiento, no lo sabemos. Dejar espacio para el no saber es lo
más importante de todo”. ~ Pema Chödrön
La mayor parte de nuestra ansiedad se
debe a nuestro miedo subyacente a lo desconocido. Nos preocupamos porque
estamos ansiosos por saber por qué ha sucedido una determinada cosa o qué pasará
en el futuro.
Los budistas han aconsejado durante
mucho tiempo dar un salto de fe hacia lo desconocido y no preocuparse por lo
que será. Todo se revela en el momento adecuado: tenga paciencia.
6. Examinarnos a nosotros mismos.
“Eres tu propio maestro. Buscar
maestros no puede resolver tus propias dudas. Investiga tú mismo para encontrar
la verdad, adentro, no afuera. Conocerte a ti mismo es lo más importante
". ~ Ajahn Chah
Este ha sido el consejo más útil a lo
largo de mi viaje. Da un paso atrás y observa cómo te comportas ante las
calamidades. Los budistas lo llaman "autocontrol". ¿Con qué te estás
identificando? ¿Cómo percibes tus problemas? ¿Qué patrón tóxico estás
repitiendo? Encuentra las respuestas para que puedas conocerte mejor. Eres tu
propio terapeuta más útil.
7. Prestar atención al momento
presente.
“Siempre di 'sí' al momento presente.
¿Qué podría ser más inútil, más loco, que crear una resistencia interna a lo
que ya es? ¿Qué podría ser más loco que oponerse a la vida misma, que es ahora
y siempre ahora? Ríndete a lo que es. Di 'sí' a la vida y observa cómo la vida
de repente comienza a trabajar para ti en lugar de en tu contra ". ~
Eckhart Tolle
Para reducir nuestra ansiedad,
debemos prestar atención a nuestro entorno. Activa tus cinco sentidos con lo
que está disponible para ti. Escucha la naturaleza, come despacio, siente todo.
Nuestro entorno puede ser de gran ayuda si se lo permitimos. Centrémonos más en
el momento presente: es nuestra única salida directa de la ansiedad.
Elyane S.
Youssef
Fuente: Vientos de Consciencia
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