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EL MISTERIO DE LA CONCIENCIA
Tal vez la conciencia no sea sólo
esta pequeña dimensión atrapada en el territorio infinitesimal del ego y su
nivel consciente, y sea también todo lo que le precede, lo contiene y le
sucede.
El océano no se explica desde la
gota, sólo la experiencia de la inmersión podría hacer que una gota acceda a la
dimensión del mar. Disolverse, revolverse, fundirse, resolverse. La disolución
es la nota clave de toda solución. Se encuentra lo nuevo cuando se abandonan
condicionamientos y prejuicios. No podríamos experimentar nada nuevo de verdad
hasta que no nos convirtiéramos en parte de esa nueva realidad. Pero eso no es
posible sólo desde la explicación que disocia y que separa el observador del
mundo que observa.
Nos aplicamos a todo sin implicarnos,
pues vivimos en una cultura que ha deificado los diagnósticos y pronósticos
asépticos, para escudriñar realidades que no pueden ser reales hasta que el
observador las ha experimentado como parte de ellas. Ser consciente en la
conciencia de implicarse, involucrar el corazón, sumergirse hasta desaparecer,
para que surja nuevo desde el campo cuántico con uno mismo la nueva dimensión.
Inventarse, aventarse muy adentro y muy profundo, aventurarse en lo desconocido
con el heroísmo de quien se atreve a abandonar los límites de las antiguas
certezas que custodian la prisión de las inercias.
Hacernos nuevos, renacer en cada
conocer y experimentar la vivencia de concebirnos a nosotros para renacer en
cada nuevo concepto. Recorrer el camino interno de sensaciones y percepciones,
avanzar por la noche oscura del propio nacimiento y experimentar la liberación
de un parto que conduce, más allá de la caverna de los condicionamientos, al
concepto. Concebirse así y crearse, recrearse, crear esa nueva realidad que el
propio observador ha elegido desde la infinitud de lo posible. Convertir ahora
en necesario lo que sólo era posible.
LA EVOLUCIÓN DE LA CONCIENCIA
En todos sus estados la creación es
un proceso evolutivo que encadena infinitos niveles de conciencia. Como el agua
que recorre por algunos estados sin perder su condición de agua, así la
conciencia va cambiando su frecuencia, desde el nivel de la materia hasta los
niveles intangibles de ideas y arquetipos. En ese proceso hay estadios
cruciales en los que la conciencia adquiere determinadas propiedades críticas.
Uno de ellos es la humanidad. Allí donde la conciencia se vuelve reflexiva y se
hace consciente de sí misma; allí donde surge la posibilidad creadora que
utiliza la materia prima de todo, la conciencia misma, para moldear el proceso
evolutivo, el fenómeno de la humanización, aquel que trasciende la dimensión
biológica de la hominización, se expresa como una posibilidad de síntesis que
reúne todas las corrientes evolutivas para impulsarlas a un nuevo reino de la
naturaleza. Las esencias de los tres reinos sumadas al reino de lo humano
ascienden juntas a la quintaesencia, el alma, un modo de nombrar la conciencia
que en todo evoluciona.
Esta evolución puede seguirse de
diferentes maneras:
• Desde el nivel de reactividad
asociada al reino mineral, que caracteriza las reacciones químicas y describe
bien las propiedades de la biología molecular.
• La conciencia sensible, que se
manifiesta en la sensibilidad de los fotopigmentos en el reino vegetal.
• La conciencia instintiva, el primer
embrión de libertad asociada al movimiento en el reino animal.
• La conciencia reflexiva como
conciencia que se interioriza hasta la autoconciencia en el reino humano.
• La conciencia creativa, esa
quintaesencia de la conciencia que permite la auto-recreatividad de la vida.
LA CONCIENCIA COMO QUINTAESENCIA
La quintaesencia, esencia de la
esencia, materia prima de todas las materias, piedra filosofal, hilo conductor,
conciencia que se diversifica en las mil formas y apariencias, y revela la
diversidad de lo que, cambiando constantemente, permanece.
En la metáfora de la dualidad
onda-partícula, la partícula es el cuaternario, las distintas expresiones de la
conciencia tangible en los cuatro reinos de la naturaleza, y la onda es el
alma. Pero en última instancia, la materia, que también se caracteriza por la
vibración, es la onda portadora. Ondas portadoras lentas y ondas portadas hasta
el infinito, podemos concebir la onda ondeante del universo como un océano de
conciencia. Concebido como campo relacional que contiene en sí todos los campos
incluidos los electromagnéticos, gravitacionales y mórficos, la conciencia lo
caracteriza todo. Si pudiéramos descubrir sus propiedades accederíamos a una
visión integradora de la realidad.
PROPIEDADES DE LA CONCIENCIA
En sus distintos niveles, la
conciencia puede manifestar propiedades que no podemos asumir como leyes
inmutables, sin reconocer que de un nivel a otro estas leyes son cambiantes. En
los niveles más primitivos de la evolución de la conciencia se aplican las
leyes de la termodinámica y lo que conocemos como leyes de la naturaleza. En
los más desarrollados aparecen nuevas leyes, que sin negar las anteriores, las
trascienden.
Cuando estudiamos en las
cosmovisiones tradicionales del mundo las propiedades de los cinco elementos o
movimientos, por ejemplo en el ayurveda o la ciencia de la vida, y las
asociamos a las propiedades del holón en las ciencias sistémicas, nos
encontramos conceptos afines cuyos comunes denominadores nos llevan a plantear
desde la sintergética una teoría unificada de la conciencia, cuyas propiedades
podrían asimilarse tanto a las propiedades del holón como a las de los cinco
movimientos.
El estudio detenido de estos
movimientos y sus huellas en el cuerpo nos conducen a asumir una dimensión de
consecuencias prácticas para dialogar e interactuar con el organismo en
términos de conciencia.
La tierra, el agua, el fuego, el aire
y el éter se corresponden así a distintos niveles y propiedades de la
conciencia, representados en reinos de la naturaleza, chacras y movimientos de
la energía e información en el seno del cuerpo.
La tierra, la primera propiedad del
holón que es la autoidentidad, y el reino mineral se corresponden, no sólo de
un modo analógico o metafórico, sino que también se proyectan de un modo
preciso y predecible sobre la anatomía y la fisiología corporal. Así ocurre con
todos, propiedades del holón, chacras o centros de energía y glándulas cuyas
correlaciones implican la existencia de comunes denominadores, que permiten, a
la luz de un método sistémico, la visión unificada propuesta en sintergética,
avalada por décadas de aplicaciones en la clínica cotidiana.
Si esta onda ondeante del universo
puede definirse en términos de un campo relacional que unifica todos los campos
y que se asimila a la conciencia, podemos ver en términos de conciencia los
procesos de cambio como transformaciones, transmutaciones, disoluciones y
condensaciones. Y en estos procesos distinguimos cuatro niveles básicos: los
dos primeros, los de la materia y la energía, con sus interacciones bien
conocidas por la física; los segundos, intercambios de información y
conciencia. Podríamos unificar la visión de estas interacciones, sobre todo
para tratar de abordar el componente energía- información, en la siguiente
propuesta:
Materia y energía-información son
procesos de interacción dinámica de diferentes niveles de una sola realidad: la
conciencia. Y formulando sus interacciones desde una visión cualitativa de
interrelaciones podríamos decir: la materia es a la energía lo que la
información es a la conciencia.
“LA MATERIA ES A LA ENERGÍA LO QUE LA
INFORMACIÓN ES A LA CONCIENCIA
LA CONCIENCIA EN UNO
Ves, y un universo nace dentro de ti.
Oyes, y naces a una música interior. Escuchas, y todas tus células resuenan y
danzan. Te callas, y accedes al silencio del que nace todo. Conciencia, la que
lleva el electrón con su carga, la que se precipita desde el patrón de
ordenamiento sutil del arquetipo. Conciencia es el proceso por el cual la luz
se hace implícita en la materia y se libera en la energía que nutre el trabajo
y al poema. Conciencia es el ritmo circadiano de la luz y de la sombra, el
contraste del crepúsculo y la aurora, el perenne encuentro del cielo y de la
tierra. Conciencia la cualidad de todo, el cómo y la relación revestida de
alegría o de tristeza, de carga eléctrica o magnética, de idea, luz, materia,
sol, galaxia, agujero negro.
Miles de millones de años condensados
en el instante sublime de presencia, cuando la lejana estrella produce una
descarga de fotones en el fondo de tus ojos.
Un instante irrepetible se ha quedado
grabado como un paisaje con sus miles de millones de detalles entretejidos para
revelarte la unidad. Este sentimiento irrepetible de ser parte del sol
naciente, esta desazón de lo que se pierde, esta tenue alegría de la inocencia
leve y breve que cuando llega ya se va. Esta incertidumbre como única verdad.
Conciencia.
No saber que no se sabe hasta saberlo
y sentir la fluidez de la humildad. Esta aceptación de lo que es para poderlo
transformar. Conciencia.
Esta subjetividad que relativiza toda
ley. Esta objetividad que demarca el límite de la libertad. Este anhelo de paz,
conciencia.
La experiencia del ritmo nacido de
las pausas, el recóndito sentir de esa quintaesencia que algunos llaman alma.
Conciencia.
Aunque no nos hubiéramos nunca dado
cuenta allí estaba la conciencia continente de todo continente, contenido de
todo contenido, sentido de toda dirección. Moviéndose en la dirección del centro,
tocando el corazón nuclear de cada cosa. Conciencia en el sentir y en el
pensar, en la alquimia que ha unido la cabeza al corazón, en la generosidad
ilimitada de ofrendarse y entregarse.
CONDICIÓN PARA VIVIR UN MUNDO MEJOR
El ser humano nutre con su presencia.
Cuando nosotros vamos caminando, vamos hoyando el camino; pero no solo hoyamos
el camino, si no que nos estamos sembrando con nuestra vibración, estamos
nutriendo la naturaleza que a la vez nos está nutriendo a nosotros; eso es
recíproco. Cuando vemos las huellas que han generado culturas enteras a lo
largo del tiempo, como el camino de Santiago, como un río de cultura y un río
de vida, un río de esperanza, un río de devoción, un río de comunicación,
cuando miramos con anhelos superiores el Monte Kailash, los montes sagrados de
la humanidad y los millones de peregrinos que lo recorren, realmente estamos
viendo un río de humanidad que está restableciendo corrientes, o está fijando
corrientes que le dan sentido a la comunicación en la tierra. Así que cuando
servimos, cuando peregrinamos, cuando estamos contentos y hacemos caravanas de
sanación, cuando favorecemos la comunicación para que podamos realizar en vivo
y en directo que somos una sola humanidad, que todos somos parte de todos los
otros, que África no está separada del corazón, ni Sudamérica es simplemente el
tercer mundo, cuando sabemos que somos una sola humanidad, un solo mundo, un
solo planeta, entonces cobran sentido algunas cosas que parecen aisladas. Cada
uno de nosotros vino a dar una nota que es única, y cuando unimos nuestra nota,
a la nota de otros y podemos formar una sinfonía, y cuando esa sinfonía se hace
la sinfonía colectiva del amor en movimiento, el servicio, entonces rescatamos
el sentido de vivir, la alegría de vivir, nos humanizamos y esa es la condición
para vivir un mundo mejor.
LA CONCIENCIA Y EL FENÓMENO HUMANO
Somos en proceso, no acabados, ni
completos, con el profundo anhelo de sentido, buscando por mil rutas el sentido
hasta que nos convertimos en proceso y en camino. Procesos de relaciones que
nunca acaban de completarse y abren puertas a patrones de diseños y tejidos
siempre nuevos.
Justo allí donde la conciencia se
hace reflexiva, e interactúa consigo misma para auto-recrearse y expresarse en
su faceta superior de conciencia creativa, se revela el fenómeno humano.
Devolverse sobre los propios pasos, regresar, interiorizarse y reconocerse para
proyectarse originalmente. Tantas puertas se abren cuando la evolución alcanza
la dimensión de lo humano, que podríamos vislumbrar la propia humanidad como un
océano al que tributan los glaciares derretidos de la conciencia mineral que
ascienden como savia vegetal a donde el rojo de la sangre enciende el
movimiento y el profundo anhelo latente en toda la evolución: la libertad.
En la humanidad todas las corrientes
se sintetizan, se disuelven, se resuelven en un nivel de conciencia emergente
que permite a todo lo creado ser partícipe del proceso de creación. Lo humano,
más que un destino, es un camino evolutivo de regreso, una contracción hacia la
síntesis después de que el universo se ha expandido. La conciencia reflexiva es
contracción, un viaje al interior hacia el vacío del que todo cuanto existe ha
nacido.
LA CONCIENCIA REFLEXIVA ES
CONTRACCIÓN, UN VIAJE AL INTERIOR HACIA EL VACÍO DEL QUE TODO CUANTO EXISTE HA
NACIDO
En lo humano la evolución ha dejado
de expandirse hacia la periferia y se ordena en la dirección del punto de
partida profundizándose y abarcando, más allá del mundo de las cantidades,
nuevos modos y cualidades de relación. La vida se reinventa a sí misma y todas
las fuerzas creativas plasmadoras bullen, se reúnen y se complementan creando a
través de la humanización una emergencia creadora impredecible. Esto nos
regresa a la inocencia, estamos siempre naciendo, nunca hemos dejado de ser
nuevos, en un fluido permanente hay algo que no envejece aunque el cuerpo
decline, algo siempre nuevo y distinto afirmando una identidad que nunca es
igual a sí misma.
ALUMBRAR ADENTRO
Cuántos miles de millones de años
para estar ahora, aquí, sintiendo en el agujero negro de esta vida las miríadas
de vidas condensadas hablando tu lenguaje. Alaska, Australia, Eurasia,
Afroamérica y todas las dimensiones de Pangea con sus tejidos vitales
ascendiendo hasta tus células para cantar con tu voz única el canto de todos
los átomos de Gaia, fundidos en la corriente ascendente a las estrellas.
Atracciones electromagnéticas y
gravitacionales, interacciones fuertes y débiles, amores, olvidos y recuerdos
en un abigarrado campo de relaciones que se tejen y desgarran, el gran campo
contiene la vida latente y expresada en explosiones e implosiones, nacimientos
y muertes. Todo este campo infinito precipitado ahora en tu presencia,
misteriosa y única, afirmando el todo al modo tuyo, paisajeando el mundo,
saboreándolo, sufriéndolo, gozándolo. Conciencia y vida, mente, partícula,
cuásares multiversos, la misma cuerda vibrando tensa, atada a tus manos,
envolviendo la caricia, resonando en tu corazón. Cierra los ojos, cállate y
exprésate desde el fondo de ti, allí donde está naciendo y muriendo ahora mismo
el mundo. Alumbra adentro, y en el fondo de tus sombras verás la única luz que
las proyecta. Es la misma luz que fue al principio de todo, la misma sombra
proyectada de las cosas que se ocultan de sí mismas.
Autor: DR. JORGE CARVAJAL
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