SEMILLAS
DEL ALMA
En
nuestros primeros años en la escuela estudiamos que en la tierra hay tres
grandes reinos: el reino mineral (rocas, arena, agua), el reino vegetal
(hortalizas, flores, árboles) y el reino animal, en el cual estamos incluidos
los seres humanos. A nivel biológico la humanidad es una más de las muchas
especies animales que habitan en el planeta.
Todas
las especies animales tienen como objetivos esenciales reproducirse para no
desaparecer, mejorar su adaptación al medio en el que viven, perfeccionar su
capacidad de obtener alimentos, etc. Los seres humanos, como especie animal que
somos, tenemos esos mismos objetivos, pero disponemos de una cualidad singular
que nos hace únicos entre todos los individuos del reino animal: poseemos
conciencia. Tenemos la capacidad de recordar el pasado; de reconocer el
presente que estamos viviendo y también disfrutamos del potencial de proyectar
el futuro que deseamos, tanto a nivel individual como colectivo.
Tener
conciencia nos permite dirigir la atención y los esfuerzo al desarrollo de los
talentos internos que anidan en nuestra alma, como son el sentimiento de unidad
con los seres de nuestro entorno, la capacidad de acoger y ayudar al que
afronta una adversidad, la facultad de trasmitir amor con solo una mirada…
Estos
dones —los más hermosos de la Creación— continúan inertes en nosotros
aguardando a ser activados. Son como semillas que permanecen dormidas en el
alma de todo ser humano. Cada persona ha de germinar, cuidar y proteger las
suyas para que cada día se desarrollen más y puedan mostrarle a él y a los demás la belleza que albergan. Este, y
no otro, es el verdadero sentido que tiene la vida de un ser humano.
Ya
hemos visto algunas de las clases de semillas que existen en nuestra alma
esperando ser avivadas, otras más son la bondad, la intuición, la alegría…
Piensa en algo bueno y eso es una semilla que posees y que puedes hacer
florecer. ¿Te imaginas que llegue un momento en tu vida en el que no sientas
ningún tipo de temor? ¿En el que no surja en ti el impulso de juzgar el
comportamiento de alguien? ¿En el que la paz interna sea tu estado natural?
¿Qué
hemos de hacer para germinar nuestras semillas? Se han de cumplir dos
condiciones. La primera es creer que en nuestro interior somos portadores de
los atributos que ellas contienen, pues si no lo creemos nunca nos pondremos
manos a la obra. La segunda condición es trabajar. Sí, gestar las semillas
requiere de trabajo, al igual que lo necesita el agricultor cuando pretende que
nazcan las simientes de alubias, de trigo o de aguacate. El agricultor tendrá
que esforzarse y estar atento para sembrar en el momento oportuno, regar y
abonar cuando corresponda y, en definitiva, cuidar y proteger su sembrado. De
igual manera hemos de actuar nosotros en el caso de nuestro potencial interno.
Para
ese fin podemos empezar con una pregunta, ¿mi carácter tiene alguna
particularidad o condición que impide que germinen los atributos de mi alma?
Uno puede reconocer que es irascible, otro se considera rencoroso, otro más
siente que sus miedos son el obstáculo fundamental para poder fluir y ser
feliz… Tras este examen ya sabemos cada uno en qué tenemos que trabajar.
Escribo
estas sencillas palabras para ti y para mí, y aunque no te conozco te digo que
si crees en ti y te comprometes con la tarea de fructificar tus semillas,
surgirán en tu vida todos los medios que necesitas para germinarlas y que den
frutos: aparecerán las experiencias, personas, vídeos, libros, artículos,
charlas… adecuados para acompañarte en tu andadura.
Quizás
te preguntas dónde está la meta. No hay un final, pero sí existe un camino en
el que nos encontrarás a muchos como tú compartiendo las dificultades y también
los logros y las alegrías que cada avance nos proporciona. Y llegará un momento
en el que te sentirás más seguro y feliz, más completo, más lleno de amor. En
el camino nos vemos.
Fuente: Portal
de Conciencia
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