Las grandes religiones de la India
comparten la noción de que el universo tiene su origen en el sonido. La
creatividad misma del universo es sonido o vibración y este sonido primordial
es lo que da a luz literalmente a los mundos y a los cuerpos materiales que
experimentamos. En otras tradiciones también tenemos esta noción del sonido y
las letras como principios creativos -la palabra o Logos que se menciona en la
Biblia y las letras en las cuales la luz de Ein Sof se cristaliza, formando el
universo en la cábala, por sólo citar dos conocidos ejemplos entre muchos más.
El sonido primordial para las
tradiciones que se desprenden de los Vedas es OM. Son numerosos los Upanishads que
igualan a la sílaba OM con el Brahman, lo Absoluto, aquello de lo cual el
universo surge (no confundirse con la deidad Brahma). OM es superior a los
dioses -se dice que es el sol de los dioses- y es la forma sonora o vibratoria
de lo absoluto. En sánscrito se utiliza la palabra “pranava” para referirse a
OM. Esta palabra puede interpretarse de formas diversas; por una parte hace
referencia a un sonido o alabanza (vía la raíz nu) previa (pra) a algo, tal vez
al sonido previo a la manifestación del cosmos, y por otra parte una
interpretación hierática se encuentra en el Athatvashikha Upanishad: “Aquello
que causa que los pranas se postren, se fusionen con el Paramatman (el Ser
Universal) y se identifiquen con Él, eso es pranava”. Los pranas son las energías
o vientos que construyen el cosmos material, tanto en términos macrocósmicos
como microcósmicos, ya que construyen también el cuerpo humano a partir de la
energía que codifica karma.
La sílba OM es considerada la madre
de todas las sílabas semilla o bija mantras, estos son mantras que captan la
forma o energía de un dios o un poder en una sílaba. Son la base de la economía
mágica de diversas tradiciones, especialmente importantes en las tradiciones
tántricas, entre las cuales se incluye también el budismo tibetano (que toma
sus mantras del sánscrito). Se dice que un mantra es el avatar sonoro de una
divinidad, esto es, su manifestación o potencia en el mundo. El académico Guy
Beck escribe en su libro Sonic Theology:
la forma en la que el adepto utiliza
las fuerzas creativas del lenguaje es a través de la ciencia del mantra, la
cual goza de un estatus único en el tantrismo… un mantra tántrico es una forma
compacta del dios o del poder que ‘es’ en esencia… Se cree que los mantras
crean su propio tipo de resonancia en el espacio, en la dimensión del sonido
sutil o vibración, llamada Nada. Ya que se considera que todo en la creación es
una compleja red de resonancia, el usuario del mantra está consciente del
inmenso poder a su disposición.
La sílabas semilla no significan
algo, no son signos de algo más, son en sí mismas lo que nombran. La sílaba
para fuego, por ejemplo, Ram, es el fuego mismo, tanto en su aspecto concreto
como en su aspecto arquetípico -merece repetirse: no es el sonido del fuego, es
el fuego. Así, algunos adeptos mantienen que repetir esta sílaba puede no sólo
producir el calor o la energía purificadora del fuego, puede generar la
aparición material del elemento fuego (un pequeño incendio de la palabra)
-esto, sin embargo, requiere la concentración del yogui, el tapas, el samadhi.
Es en este sentido también que estas sílabas son llamadas semillas: tienen el
poder de hacer germinar la fuerza que llaman. Como escribió el etnobotánico y
psiconauta Terence McKenna: “El verdadero secreto de la magia es que el mundo
está hecho de palabras. Y si conoces las palabras de las cuales está hecho el
mundo, puedes hacer con él lo que quieras”.
Existen diversos bija mantras. Unos
son los llamados shakti mantras (Hrim, Aim, Klim, Hum, Shrim, etc.), los cuales
mueven o controlan diferentes energías (de sanación, sexual, creatividad y
demás), ligados también a diferentes dioses. En este caso lo que nos interesa
son los bija mantras de los elementos; éstos son sílabas formadas con las
semivocales del sánscrito, el lenguaje que es considerado perfecto, en el cual
los sonidos corresponden a la esencia de las cosas y no son designaciones
arbitrarias. Sonidos o letras que fueron escuchadas por los sabios védicos, los
rishis. Hay que mencionar que la tradición tántrica que adora a la diosa
Kubijika (una secta altamente esotérica) utiliza otras sílabas (las cinco
pranavas) ligadas a los elementos.
Las sílabas o mantras de los
elementos son:
Lam -tierra (prithivi) zona genital,
primer chakra, color amarillo
Vam -agua (apas) ombligo, segundo
chakra, color blanco
Ram -fuego (agni) plexo solar, tercer
chakra, color rojo
Yam -aire (vayu) corazón, cuarto
chakra, color verde o negro
Ham -espacio (akasha) garganta,
quinto chakra, color azul
Cuatro de estas sílabas corresponden
a una semivocal del sánscrito; éstas son letras que conectan lo inmanifiesto
con lo manifiesto, o lo que antecede a la creación con la creación, como
sílabas bisagras entre lo espiritual y lo material y, tal vez, de ahí el poder
de transformar la realidad y materializar la energía o el deseo. Las vocales
son algo así como la energía primordial y las consonantes son los componentes
aglutinantes con los que esta energía construye el mundo -como punto de enlace
o vaso comunicante se encuentran las semivocales, las cuales corresponden a los
elementos, que son la primera configuración de la energía informe como forma
material o lo primero que surge del sonido creativo.
La primera asociación entre estos
sonidos y los chakras que se conoce aparece en uno de los llamados
Yoga-Upanishads, el Yoga Tattva Upanishad, donde se recomienda meditar sobre
estos cinco sonidos en relación a los cinco elementos, una deidad, un color y
una forma geométrica. Practicar esta meditación, se dice, permite alcanzar el
siddhi o poder de cada uno de estos elementos y, finalmente, un estado que
trasciende la muerte. El texto señala que se debe meditar en el elemento tierra
con la forma de un cuadrado dorado y el dios Brahma; en el caso de agua una medialuna,
el color blanco y la deidad Narayana; el fuego es regido por Rudra, un
triángulo y el color rojo; aire o viento por una forma hexagonal de color negro
y contemplar a Ishvara; el espacio tiene la forma de un punto o gota (bindu) y
corresponde a Shiva (el texto no menciona color, habla de un brillo puro como
un cristal). Algunas de las formas y colores que el texto menciona no coinciden
completamente con la forma que se enseña esta práctica en el hatha yoga, donde
generalmente se utiliza el verde para el aire y el azul para el espacio.
Igualmente, las regiones del cuerpo que el texto atribuye a cada elemento no
son exactamente las mismas.
La práctica más o menos estandarizada
en el yoga moderno actualmente consiste en recitar cada una de las sílabas semilla
y visualizar el color y la forma en el chakra asociado (generalmente, se ha
eliminado a los dioses particulares; en las diversas escuelas tántricas se
entonan las sílabas semilla y se visualiza a la deidad correspondiente emerger
de la forma y el sonido de la sílaba). Comúnmente, se toma cierto tiempo en
cada chakra y al alcanzar el sexto y séptimo chakra se canta OM. El Yoga Tattva
habla de detenerse 2 horas en algunos de los chakras para activar realmente el
elemento.
Los beneficios de cada mantra semilla
son, según el médico ayurveda David Frawley:
Lam da estabilidad, contentamiento,
tranquilidad. Fortalece Venus y Marte y contrarresta efectos maléficos de
Saturno.
Vam da movimiento, vibración, fluidez
y fortalece Venus, Júpiter y la Luna.
Ram da poder y fuerza y fortalece el
Sol, Marte y Ketu (planeta de la astrología védica).
Yam da movilidad, velocidad y
dirección y fortalece Mercurio.
Ham brinda amplitud, fuerza y
penetración. Fortalece Mercurio y Júpiter.
OM está asociado con el Sol y los
aspectos más sutiles y espirituales.
Todos estos beneficios se pueden
expandir de manera analógica entendiendo las características asociadas a cada
elemento y buscando su asociación con diferentes partes del cuerpo, órganos,
sistemas y demás.
Por último, puede resultar útil
abundar sobre la entonación apropiada de OM dentro de la práctica y su
significado. La sílaba OM, en este caso, debe pronunciarse antes -al inicio de
toda práctica- y al final en el recorrido ascendente de los chakras. OM en realidad
está compuesto por las vocales sánscritas A, U y M. El filósofo Evan Thompson
en su libro Waking, Dreaming, Being, explica los componentes de OM según la
famosa relación que hace el Mandukya Upanishad:
A expresa el estado despierto, un
sonido áspero producido por la boca bien abierta. U expresa el estado de sueño,
un sonido sutil producido con la ayuda de los labios y M expresa el sueño
profundo, con labios cerrados. Reverberando en la garganta mmm vocaliza el gozo
de la conciencia sin sueño del sueño profundo… El cuarto no tiene fonemas
constituyentes. Podemos pensar en él como el silencio del cual todos los
sonidos emergen o como la unión de los tres fonemas en una sílaba: OM,
expresando la unidad de los tres estados en la única conciencia no-dual.
La tradición védica dividió los
estados de conciencia en tres apartados y un cuarto que los trasciende y a la
vez los absorbe y engloba. La A corresponde a la vigilia, la U al estado de
sueño y la M a los sueños profundos. Pero la tradición indica que AUM en
realidad tiene cuatro medidas, el cuarto es el silencio del Brahman, o el
también llamado turiya, el cuarto estado que engloba a todos los demás, que es
el de la conciencia no-dual absoluta, el estado en el cual no existe diferencia
entre atman y Brahman, entre el ser individual y Dios.
Seguramente, una de las mejores
explicaciones de cómo cantar OM y su significado esotérico puede encontrarse en
la obra de Mark Dyczkowski, uno de los principales expertos que existen
actualmente en el tantrismo shaiva. En este video Mark explica cómo entonar las
tres medidas de OM y cómo seguir con la respiración el silencio de la cuarta
medida del mantra (que no tiene medida), la cual sube al Brahman. En el minuto
28:00, Mark explica exactamente la forma correcta de cantar OM. Esta es la
meditación que pone en práctica la famosa frase del Maduka Upanishad: “Om es el
arco, la flecha es el ser individual [atman], el blanco es es Brahman”.
Fuente: Todo llega, Todo pasa y Todo
cambia
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