Esta falta
general de enraizamiento es uno de los problemas que permiten la manipulación
mental, algo que mencionamos en el artículo anterior cuando decíamos que:
Como visteis
también en el artículo sobre envenenamiento mental, al ser humano se le pueden
insertar pensamientos que no son suyos, y se le puede manipular de forma
bastante sencilla lo que piensa o cree, ya que el sistema bajo el que vivimos,
y diferentes entes con el potencial para ello, pueden ubicar en nuestro cuerpo
mental todo tipo de “paquetes” que, a no ser que estemos bastante atentos, y
cuestionemos todo lo que se nos pasa por la cabeza (de lo que no estemos seguros
si es nuestro o externo), pueden hacernos llegar a creer cosas que nosotros no
creíamos, y pueden hacernos pensar o tener, y cambiar de ideas, mediante
inserción externa y manipulación energética. Para muchas personas, este es el
primer método que tiene el sistema bajo el que vivimos para evitar que hagamos
algo, o que nos lancemos a ejecutar cambios potencialmente dañinos para la
estructura del sistema, potenciando dudas, pensamientos o, literalmente,
insertando ideas que de repente nos parecen que salen de la nada, como
“intuiciones”, cuando no son más que burbujas insertadas en nosotros para
hacernos dirigir nuestro pensamiento y visión de la realidad hacia un aspecto u
otro.
La robustez
del elemento tierra
En alquimia,
y en todas las enseñanzas esotéricas, mágicas, ocultistas, metafísicas, etc.,
el elemento tierra nos proporciona esa solidez y esa robustez. La tierra es un
elemento que contiene la fortaleza para establecer los cimientos de las cosas y
poder así darles un sustrato que permita construirlas y sostenerlas. Cuando
nuestro “mundo mental” se nos va de las manos, es cuando hay que echar mano de
la ilusión del mundo físico, para volver a tomar control del mismo.
¿Qué
significa que nuestro mundo mental se nos vaya de las manos? Significa que, a
veces, vivimos metidos en nuestra cabeza, en los problemas, situaciones,
eventos y mil cosas que tenemos, nos pasan, creemos que nos están pasando,
pensamos que nos van a pasar, etc., pero que aún no tienen un reflejo en la
realidad que vamos proyectando y co-creando, sino que, de momento, solo son la
idea de la casa que el arquitecto tiene en mente antes de que la casa se haya
construido de verdad. Si en nuestra mente nos abruma que tengamos 25 ideas de
casas que nos causan todo tipo de vaivenes mentales y emocionales, pero que aún
no han pasado de ser más que formas energéticas, entonces hay que bajar al
suelo, tomar tierra y parar, antes de que, literalmente, nuestras películas
mentales nos lleven demasiado lejos.
Es una
ilusión
En Sanación
Akáshica tenemos un bloqueo energético que llamamos “ilusión”. Se trata de una
disfunción que suele aparecer en el cuerpo mental cuando decodificamos algo que
percibimos de forma errónea. El ejemplo más tonto pero sencillo sería como
cuando vemos a dos personas que conocemos y creemos que están hablando de
nosotros (suposición), y eso nos lleva, sin ningún tipo de cercionamiento por
nuestra parte, a montarnos una serie de escenarios mentales en los cuales nos
imaginamos de todo respecto a esa supuesta conversación en la que creemos que,
supuestamente, están conspirando contra nosotros nuestros amigos.
Esos
escenarios mentales son provocados por las rutinas del programa ego que ya
explicamos en este otro artículo, ya que siempre está en modo “observación” y
“defensa”, procurando que no haya nada que pueda cogernos desprevenidos (al
menos en nuestro mundo interior mental). Así, esa generación de supuestos
escenarios de algo que supuestamente está pasando nos lleva a otras
disfunciones energéticas al generar formas mentales y emocionales negativas que
luego causan problemas en cualquier otra parte del sistema energético, al
quedarse compactadas en nosotros mismos. Al final, lo más probable, como
siempre, es que la causa objetiva del hecho, la conversación entre dos personas
que conocíamos, no tuviera nada que ver con lo que nosotros hemos creído que
estaba sucediendo, de ahí que, Don Miguel Ruiz, en su libro “Los Cuatro
Acuerdos”, un libro de sabiduría tolteca, dice que uno de ellos es “nunca
supongas nada”.
Restableciendo
contacto con la parte tangible de las cosas
¿Por qué la
toma a tierra restablece el contacto con la normalidad de la ilusión en la que
vivimos? ¿Por qué no dejamos de hablar de que esta realidad es una ilusión?
Esta segunda parte ya la hemos explicado muchas veces, porque la realidad es
energía proyectada por nosotros que, al ser decodificada por los sentidos
dentro de un rango acotado de frecuencias, nos da la apariencia de ser algo
sólido y tangible. Y, como dentro de todos los rangos de frecuencias en los que
nos movemos, este plano es el más denso, aunque siga siendo una construcción
energética, es en él al que tenemos que anclarnos y enraizarnos cuando nos
sentimos algo perdidos, algo fuera de la realidad, o sin saber bien que nos
está pasando en el resto de nuestra estructura energética.
Para ello,
volver a poner los pies en el suelo exige que estemos presentes en el aquí y en
el ahora haciendo cosas que nuestros sentidos consideren tangibles, y que
nuestros programas y arquetipos de la mente puedan usar como anclaje frente a
las formas mentales o emocionales que pudieran estar, en algunos casos,
literalmente haciéndonos vivir en los “mundos de Yupi” (serie de dibujos).
Al focalizar
la atención hacia cosas terrenales, y el trabajar también energéticamente con
el enraizamiento en la Tierra, nos volverá a dar un poco de estabilidad para
lidiar con cualquier otro tema que tengamos que solventar. Finalmente, y
volviendo al tema de las manipulaciones mentales o emocionales, tomar tierra es
la única forma de “no volverse loco”, en muchos casos, cuando no sabemos
distinguir que pensamientos o ideas son nuestros o son insertados y
manipulados, o cuando le damos demasiadas vueltas a temas que nos llevan a
desconectarnos completamente de la realidad física, que, en estos momentos, es
la que sostiene nuestra encarnación y experiencia como humanos.
un abrazo,
David Topí
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